ENTREVISTA CON ANTONIO GERMANO

“El sainete nunca se apartó de la realidad”

El próximo viernes 18 de agosto repondrá la obra teatral “Siete llaves” en el Centro Cultural Provincial. El autor y director señaló que la “premisa es transmitir ideas a través del humor y la risa”. Y que en la puesta se actualiza el sainete a partir de la descripción de una familia disfuncional.

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“La idea es rescatar una forma de comedia que fue muy popular en la Argentina, tanto en teatro como en cine y televisión”, sostiene el autor y director.

Foto: Archivo El Litoral / Mauricio Garin

 

Juan Ignacio Novak

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“Un domingo a la mañana, una familia discute su destino en el patio. Chistes y risas entre sueños por la herencia, las elecciones de vida, la competencia entre cuñadas y una rara enfermedad del papá, generan situaciones absurdas, cómicas y grotescas”. Ésta es la síntesis de “Siete llaves”, obra escrita y dirigida por Antonio Germano que se estrenó recientemente, con amplia convocatoria de público, en el Centro Cultural Provincial (Junín 2457). Y que volverá a subir al escenario de esa sala local el próximo viernes 18 de agosto, para presentarse luego el sábado 19 de agosto en Santo Tomé. “El público nos ha respondido muy bien, hemos tenido muy buena convocatoria y estamos muy contentos, muy felices de seguir haciéndola”, aseguró Germano en una charla con El Litoral.

—“Siete llaves” está planteada como un sainete contemporáneo, ¿por qué?

—La idea es rescatar una forma de comedia que fue muy popular en la Argentina, tanto en teatro como en cine y televisión. La gente puede recordar “Esperando la carroza” como película muy conocida o en televisión “Los Campanelli”, “Los Benvenuto”. O sea, la típica comedia que sucede el domingo a la mañana. La mayoría de los sainetes clásicos argentinos de 1900 empezaban a la mañana y terminaban a la noche con un baile de tango y milonga y unas puñaladas. Eso era lo clásico y lo tradicional. Después se fue transformando en eso que era el ir los domingos a la casa de mamá, más o menos “Los Campanelli”. Esa costumbre terminó, los argentinos fuimos cambiando, las familias son más chicas y ahora el sainete estaría en una eventualidad. En este caso, “Pipi” ha quedado sola en la gran casona familiar y convoca a todos los hermanos porque dice que papá se va a morir. En realidad papá no se va a morir, no quiere morirse. Lo que quiere ella es rehacer su vida y que sus hermanos se hagan cargo del papá. Y ahí se producen todos los enredos y el humor. Básicamente la idea es transmitir ideas a través del humor y la risa.

—Lo cual es un desafío, porque hay que manejar muy bien los códigos del humor.

—Y sobre todo el humor argentino, que siempre es muy duro. El teatro argentino tiene mucho del humor grotesco, en donde se mezcla la realidad con la comedia, el dolor con el humor. Todos recuerdan el caso de “Los Campanelli”, venían todos los hermanos a visitar a la madre, pero terminaban en una tremenda pelea, donde el padre terminaba llorando. Siempre era lo mismo. Adolfo Linvel, un gran actor de la comedia argentina, terminaba en eso. Porque el sainete nunca se apartó de la realidad. Nunca fue sólo un juguete cómico, siempre se ocupó de la realidad. Por eso se desarrollaba originalmente en los conventillos, donde estaba el problema de la pobreza, o en la mesa familiar, que era donde se empezaba a producir esa desaparición de la familia grande.

—Por lo tanto “Siete llaves” estaría más enfocado en una familia disfuncional. Cuando lo escribiste, ¿cómo se fue dando el proceso de adaptación a las nuevas realidades?

—Se fue dando como una idea de una comedia de situaciones. Hoy en día está totalmente aceptado el matrimonio igualitario, desde el punto de vista legal, pero a todos nos hace ruido eso. Entonces, uno de los hermanos está enamorado y su amor es una travesti. Y tiene que comunicarlo a su familia, y tiene que decir ‘me quiero casar' y ‘me quiero ir a vivir', ‘ya soy grande, soy el mayor de los hermanos'. Y todo eso crea una serie de situaciones donde todo el mundo cree que lo acepta y que está modernizado en su forma de ver la vida pero en realidad no existe nada de eso, existen las pequeñas mentiras, las pequeñas ambiciones y las pequeñas miserias que tenemos todos.

—Además todo el mundo se verá reflejado en lo que le ocurre a esa familia.

—Sí. Son las situaciones que pasan hoy en día. Nuestros padres viven muchos más años, entonces se transforman en nuestros hijos y hay que saber manejar eso. Se perdió el valor de ser hermanos que teníamos antes, cuando ser hermano era como ser uno mismo. Hoy en día son más valiosos los amigos que los hermanos.

—¿Y el trabajo con estos actores?

—Son personas que quiero muchísimo, son como mis hermanos de la profesión. Prácticamente con todos trabajé antes. Son sobre todo buenos comediantes y actores populares. Todos ellos son actores a los que les gusta trabajar con mucho público y muy directamente al público, que es fundamental para la comedia. No es que niegue otras formas de teatro. Hice y hago otras formas de teatro, pero en este caso especial y particular se necesitan actores que manejen bien el humor y la comedia.

—¿Te gusta más trabajar con textos propios o con obras de otros autores?

—Trabajar con textos propios te permite conocer la vida de cada uno de los personajes desde que son niños. En ese sentido, puedo transmitirle a los actores quiénes son las personas que van a representar. Cuando se trata de otros autores, cada uno tiene una visión muy previa de las cosas difícil de compatibilizar con el director y con los actores, porque cada uno tiene una visión del personaje. Además el director se enriquece con la visión que va aportando cada actor. En el caso de “Siete llaves”, me gustaría que lo represente otro para ver qué cosas descubre de lo que yo estoy descubriendo o encubriendo.

—¿Y la gente siempre ríe en el momento que esperabas?

—Hay cosas que responden al chiste y al remate, porque la obra tiene chistes y remates. Y otras cosas que responden a la empatía, a sentirse identificados, a sentir ‘eso pasa en mi casa'. Eso es lo que resulta más atractivo de este tipo de obras donde la gente siente que es parte del espectáculo que está arriba.

—Pero me imagino que habrá una parte que es ingobernable.

—Sí. Tal es así que hasta ahora se hicieron dos funciones, con suerte con mucho público. Y en la segunda los actores se sintieron mucho mejor, más cómodos, porque sintieron que su trabajo obtenía respuesta en la platea, que había mucha risa.

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La obra de Germano se nutre de la típica comedia ambientada en una reunión familiar un domingo a la mañana, algo tan propio de los argentinos, marca de una época. Foto: Gentileza José Gunsset

Créditos

Integran el elenco Claudio Casco, Gustavo Lauto, Alejandra Digliodo, Roberto Trucco, Vilma Romero, Julio Di Santi y Ariel Eier Pic. El vestuario es de Osvaldo Pettinari, la escenografía de Ariel Eier Pic, el diseño gráfico de Marina Gómez Romero, la fotografía de José Gunsset, el sonido y la iluminación de Nicolás Sánchez, la producción y prensa de Rosana Balbuena y la dramaturgia, dirección y puesta en escena de Antonio Germano.