Se agrava la crisis de refugiados
Se agrava la crisis de refugiados
No cesa el éxodo rohingya de Myanmar
A tres semanas del inicio de un masivo éxodo de rohingyas que huyen de la violencia en Myanmar, miles de miembros de esa minoría musulmana seguían cruzando al vecino Bangladesh en busca de seguridad en desbordados campamentos de refugiados a los que la ayuda llega apenas en cuentagotas.

Las persecuciones y penurias a las que están siendo sometidas la minoría musulmán ha desatado los alertas mundiales.
Foto: Agencia DPA
Redacción de El Litoral
Télam - EFE
La crisis ha desatado condenas y advertencias internacionales, y ayer la ONU urgió a Myanmar a detener lo que describió como una campaña de limpieza étnica que ya obligó a más de 450.000 rohingyas a huir del estado (provincia) occidental y costero de Rakhine en dirección al Norte, hacia Bangladesh.
En una de las advertencias más preocupantes desde el comienzo del éxodo, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) alertó hoy que hay que prepararse para el “peor escenario”: que todos los rohingyas, el millón que se estima vivían en Rakhine antes de la actual crisis, huyan a Bangladesh.
Uno de las decenas de botes que a diario cruzan con rohingyas hacia la ciudad fronteriza bangladesí de Teknaf se hundió ayer y al menos dos personas murieron ahogadas, informó la policía, lo cual aumenta a 88 la cifra de fallecidos en el río Naf desde que empezó la crisis.
Los rohingyas son una de las tantas minorías étnicas que viven dentro de Myanmar, concentrados en Rakhine, pero el gobierno birmano nunca les otorgó ciudadanía plena y gradualmente les fue quitando sus derechos políticos, sociales y económicos.
Perseguidos en Myanmar, cerca de un millón de rohingyas se refugió en otros países, sobre todo del sureste asiático, en las últimas décadas.
Sucesivas represiones del Ejército birmano han desatado éxodos periódicos y hasta han puesto a Myanmar y Bangladesh al borde de la guerra en la década de 1990.
La actual crisis se desató el 25 de agosto, cuando un ataque de un grupo insurgente rohingya contra casetas policiales y militares en Rakhine fue respondido con una operación militar en la zona.
El gobierno birmano dijo que más de 400 personas murieron en los ataques y en la contraofensiva y responsabilizó a los rohingyas por la violencia, pero refugiados llegados a Bangladesh han denunciado que fueron atacados sin motivo por el Ejército y por monjes budistas y que sus poblaciones fueron incendiadas.
La oficina de la ONU en Bangladesh elevó hoy a 389.000 el número de está minoría musulmana que han salido huyendo de Myanmar en las últimas tres semanas, lo que supone 10.000 más que los registrados en la víspera.
Los refugiados que se alojan en asentamientos “espontáneos” o de nueva creación siguen aumentando y se sitúan ya en 214.000, mientras que unos 154.000 se encuentran en campamentos improvisados preexistentes, precisó la oficina de la ONU en un informe citado por la agencia de noticias EFE.
“Hay una escasez aguda de todo, especialmente refugio, comida y agua limpia (...) Tenemos una tarea monumental por delante para proteger a estos niños extremadamente vulnerables”, indicó el representante de Unicef en Bangladesh, Edouard Beigbeder, en un comunicado.
La mayoría, niños
Según estimaciones de Unicef, el 60% de los refugiados son menores de edad y un 23% tienen menos de cinco años.
En medio de esta situación, la OIM, que integra la ONU, afirmó que hay que manejar el “peor escenario” en la crisis, que sería que todos los rohingyas abandonaran Myanmar, en particular Rakhine, donde la población de rohingyas previa a la crisis se estimaba en un millón.
“Tenemos que estimar el peor escenario que es que todos salgan”, dijo en conferencia de prensa en Dacca el director de Operaciones y Emergencia de la OIM, Mohammed Abdiker Mohamud.
Mohamud reiteró su petición de ayuda a la comunidad internacional.
“Queremos ver a la comunidad internacional venir rápido y muy rápido, no mañana, no pasado mañana, les pedimos (que estén) hoy”, demandó.
“Seamos sinceros, nadie esperaba que fueras a tener más de 450.000 personas cruzando la frontera de Bangladesh, así que nadie estaba listo con comida, instalaciones de salud”, dijo sobre la exorbitante cifra, que iguala a la de todos los migrantes y refugiados que cruzaron el Mediterráneo hacia Europa en 2016.
Entretanto, Amnistía Internacional (AI) afirmó que las pruebas de la limpieza étnica cometida por el Ejército en Myanmar son “irrefutables”.
En un comunicado, la ONG acusó a las fuerzas de seguridad de más de 80 incendios en aldeas rohingyas en el estado Rakáin (oeste), identificados por imágenes de satélite, y de tirotear a civiles de esta perseguida minoría étnica.
“Los datos son irrefutables: las fuerzas de seguridad de Myanmar están prendiendo fuego al norte de Rakhine en una campaña dirigida a expulsar a los rohingyas de Myanmar. No se equivoquen: es una limpieza étnica”, dijo Tirana Hassan, directora de Respuesta de Crisis de AI.
“Se observa aquí un patrón claro y sistemático de abusos. Las fuerzas de seguridad rodean un pueblo, disparan a la gente que huye presa del pánico y luego incendian las casas hasta los cimientos. En términos legales, se trata de crímenes de lesa humanidad: ataques sistemáticos y expulsión forzada de civiles”, agregó el informe.
