Amílcar Brusa y su leyenda permanecen vivos...
Amílcar Brusa y su leyenda permanecen vivos...
Un Maestro nunca muere...

Amílcar Brusa junto a su “máxima obra”: Carlos Monzón. Una dupla que se hizo famosa a nivel mundial. Había admiración mutua. Foto: Archivo El Litoral
Tomás Rodríguez
(Especial para El Litoral)
Tres principios decisivos marcaron la vida de Brusa: el trabajo, la disciplina y la seguridad para lograr el éxito. Esa certeza que lo consagró como uno de los entrenadores latinoamericanos de boxeo más grandes de todos los tiempos, con ingresos en el Salón de la Fama de Nueva York y Los Ángeles.
De Brusa, habrá que hablar de su carácter recio en los gimnasios, de entrenamientos y en la orientación de las peleas, pues no “mamitiaba” a los boxeadores, por el contrario imponía su autoridad, con carácter y exigiendo el máximo de concentración, pero lo que muchos no conocieron fue su ternura con esos mismos pugilistas, a quienes lejos de los ensogados de entrenamientos y peleas, trataba con el cariño de un padre a sus hijos.
El más grande adiestrador de boxeo de la Argentina de todos los tiempos, había nacido el 23 de octubre de 1922 en Colonia Silva, departamento San Justo, siendo anotado en esta capital, cinco días más adelante. Esa localidad en esa época contaba solamente con menos de cinco viviendas y la estación ferroviaria. Fue el único hijo varón del matrimonio conformado por Pedro Porfirio Brusa y Carmen Rosa Céttolo; su padre administraba alrededor de 1.500 hectáreas de campos de la zona, quien tenía dos hermanas: Elva Elsa y Nelly, quienes fallecieron antes que Amílcar.
En la adolescencia, Brusa tenía poco apego a los libros, y a pesar de su fortaleza física, no le agradaba la actividad agropecuaria, no quería laborar en el campo, entonces su padre, don Pedro, un día lo llamó y en una conversación amena y constructiva, lo sorprendió cuando le espetó: “Mirá Amilcar, a vos no te gusta estudiar, tampoco quieres trabajar en el campo, porque te arruinas las manos, entonces te propongo algo; he observado que admiras a Luis Angel Firpo, si te gusta el boxeo, adelante, yo te banco”.
El “Grandote” Brusa durante su actividad boxística, militó en la categoría pesado, haciéndolo como aficionado, cuando tenía entre 22 y 26 años, realizando 30 encuentros, adjudicándose el certamen Guantes de Oro, habiendo sufrido solamente tres traspiés, dos de ellos con Rafael Iglesias, luego medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948, junto al “León Mendocino” Pascual Pérez.
Posteriormente, en la década del ‘50 del siglo pasado asumió el rol de catcher como “El Enmascarado Rojo”, un villano de artes particulares que retó en más de una oportunidad al “Hombre Montaña” y a Martín Karadagían, en los tradicionales festivales de Catch-as-catch-can en el estadio Luna Park.
Dos grandes
Debemos destacar que el gran salto hacia la realización definitiva la dio Brusa junto a Carlos Monzón. Ambos se encontraron en 1960, llegando a la cumbre una década posterior.
Ganaron todos los títulos, mucho dinero y fueron aclamados en los escenarios más codiciados por cualquier deportista emtre 1970 y 1977. Durante muchos años la relación Brusa-Monzón resultó perfecta; inquebrantable entre un adiestrador y el boxeador; jamás rubricaron papel o contrato alguno.
Reconocimiento
El caribeño Robinson Suárez Ospino afirmó que “Brusa se erigió en un verdadero maestro en la enseñanza del arte del boxeo, sacando a jóvenes de los peligros de la calle y convirtiéndolos luego en verdaderos hombres”.
Brusa siempre recordaba con cariño en forma permanente que “uno de mis grandes amigos que me dio esta disciplina ha sido José ‘Chepo’ Reynoso, un hombre demasiado grande y solidario”. Enfatizaba con emoción, “cuando me tuve que ir del país, me abrió las puertas, el gimnasio y su corazón. No existen palabras para valorar a este verdadero luchador del pugilismo internacional”.
El Maestro amaba a toda su familia, Blanca Catalina Florit, su esposa quien falleció poco tiempo antes que Amílcar y a Ricardo, Susana y Ofelia, sus hijos.
Entre 1977 y 2006, Brusa dictó verdadera cátedra y consagró nuevos campeones mundiales trabajando en Cali, Cartagena y Barranquilla (Colombia), Caracas (Venezuela) y Miami, Los Ángeles, Las Vegas y Nueva York, Estados Unidos.
Debemos destacar que en 1995, regresó a la Argentina y por espacio de seis años, fue el director del gimnasio “José Oriani” de la Federación Argentina de Box. Luego regresó a Los Ángeles, donde estuvo a cargo de La Brea Boxing Academy. En 2007 recibió el merecido premio de ser exaltado en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional en Canastota, Estados Unidos.
Sus campeones
De los 14 campeones mundiales profesionales de boxeo masculino dirigidos por Amílcar Oreste Brusa, cinco de ellos nacieron en suelo de la Argentina, seis en la tierra cafetera de Colombia y uno en El Salvador, República Dominicana y Venezuela, respectivamente.
Con su aporte desde el rincón, pudo consagrar en agosto de 2011 como campeona del mundo, a su “hija del alma”, Alejandra Oliveras, como reina de los rings, fue su última gran obra.
Seis pugilistas dirigidos por el experimentado conductor obtuvieron la corona latinoamericana; un solo boxeador fue campeón sudamericano; otro del Mundo Hispano; siete profesionales ostentaron el título argentino y 14 en el campo aficionado.
Campeones mundiales masculinos: Carlos Monzón (Argentina), mediano. Miguel Ángel “Lita” Cuello (Argentina), mediopesado. Francisco Quiroz (República Dominicana), minimosca. Miguel “Happy” Lora (Colombia), gallo. Antonio Esparragoza (Venezuela), pluma. Sugar “Baby” Rojas (Colombia), supermosca. Tomás Molinares (Colombia), welter. Luis “Chicanero” Mendoza (Colombia), supergallo. Rafael Pineda (Colombia), superliviano. Francisco Tejedor (Colombia), mosca. Juan Domingo Córdova (Argentina), minimosca. Jorge Rodrigo “La Hiena” Barrios (Argentina), superpluma. Carlos “Famoso” Hernández (El Salvador), superpluma. Carlos Manuel “Tata” Baldomir (Argentina), welter.
Campeona Mundial Femenina: Alejandra Oliveras (Argentina).
Campeón del Mundo Hispano: Ricardo Género.
Campeones latinoamericanos: Luis Acosta, Carlos María del Valle Herrera, Jacinto Horacio Fernández, Luis “Chicanero” Mendoza, Hugo Pineda y Carlos “Famoso” Hernández.
Campeón sudamericano: Carlos Monzón.
Campeones argentinos: Carlos Monzón, Marcial Franco, Jacinto Horacio Fernández, Hugo Bidyerán, Héctor Sotelo, Francisco Mora y Diego Díaz Gallardo.
Campeones amateurs: Rodolfo Ceccarossi, Luis Ibarra, Roberto López, José Bronzone, Adolfo Montenegro, Juan Domingo Roldán, Hugo Bidyerán, Oscar Florentín, Norberto Rufino Cabrera, Alberto Pacheco, Roberto Barrientos, Luis Acosta, Jacinto Horacio Fernández y Ceferino Morales.