El “Réquiem” de Verdi
El “Réquiem” de Verdi
Cuando afloran las lágrimas y no hay palabras...

La Sinfónica y el Polifónico en la Basílica de Guadalupe.
Foto: Manuel Fabatía
Lilia A. Bachini
El “Réquiem” de Verdi es una magnífica obra musical que pasa por distintos estados de ánimo, gracias al talento del creador que en todas sus partes mantuvo su sentir al momento de su invención. Durante la interpretación, confieso que me invadieron la emoción y las lágrimas.
Realizado en el estupendo marco de la Iglesia de Guadalupe de nuestra ciudad (luce extremadamente hermosa luego de los arreglos) e interpretada la obra de Verdi en su conjunto por el Coro Polifónico local y la Orquesta Sinfónica, también de Santa Fe, El “Réquiem” de Verdi interpretado fue, a todas luces (y sonidos) brillante. Ambos organismos “marcharon” en la misma sintonía, produciendo ese arrebato musical, que parecía un tornado. Se pudo sentir la “ira de Dios”, “atravesar la tormenta”, para luego llegar al final de la misma y “arribar a la calma”. Todos esos estados fueron posibles de sentirse por la gran interpretación del Polifónico y la Sinfónica, sonando al unísono y regalándole al público una brisa sonora capaz de erizar la piel.
Porque la obra es un continuo pedido de perdón y liberación a las almas de los fieles. De ahí que el Coro y la Orquesta, a través de su interpretación, pudieron expresar el verdadero sentir de la obra de Verdi: la alegría, el enojo, el descontento, y la tristeza.
El Coro tuvo un excelente desempeño. Noté que cantaban muy compenetrados con la obra y, nada mejor que ello, puesto que cuando las obras se interpretan con entusiasmo, con amor, con el deseo de brindarle al público lo mejor, es cuando mejor le llega a este último. La Basílica estuvo totalmente colmada, hasta gente sentada en el suelo había. Ello nos da la pauta del gran interés del público de Santa Fe, en ir a escuchar una obra (como la de Verdi) interpretada por organismos provinciales que tienen un gran prestigio ganado a fuerza de éxitos, aplausos y mucho trabajo.
Un tenor invitado mostró sus dotes de artista internacional, puesto que es actualmente reconocido y requerido en distintos escenarios del mundo. Darío Schmunck (que hizo un breve paso por el teatro La Scala de Milán) tuvo una actuación brillante y destacada a la vez, que tuvo su retribución (durante la interpretación de sus partes, por supuesto) cuando el gran público de Santa Fe pudo devolverle a su talento y sensibilidad miles de aplausos y vítores al grito de “bravo, bravo”, e hizo explotar de emoción y regocijo a la Basílica de Guadalupe colmada.
Reflexión
Santa Fe es una ciudad que tiene siempre la idea de incentivar la cultura invitando a grandes artistas del país y del mundo, e interpretando a los mejores compositores de la música clásica, que sin dudas, hacen de nuestra ciudad no sólo ser la cuna de la Constitución, sino diría que también es una ciudad que ama y disfruta de la música operística o de cualquier otro género. No somos una ciudad “chata, cerrada” e inculta. Más bien diría que somos una ciudad que se esmera en presentarnos arte a través de la música. El Coro polifónico y la orquesta Sinfónica, junto al tenor invitado lo lograron.
El “Réquiem” es un lamento bien expresado. El sentimiento de dolor queda adentro de uno, afloran las lágrimas y no hay palabras, sólo silencios...