Tribuna de historia

Dos santafesinos en la epopeya sanmartiniana

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Batalla de Chacabuco. Foto: Archivo

Por Prof. Hipólito G. Bolcatto

Hay dos santafesinos que acompañaron al Gral. José de San Martín. Uno de ellos, Aguirre, se incorpora al ejército cuando pasa Belgrano por Santa Fe hacia el Paraguay y a partir de allí desarrolla una azarosa y comprometida carrera militar. Estuvo en el sitio de Corrientes y en la rendición de Montevideo a las órdenes de Alvear.

El otro, Juan Apóstol Martínez, el primero nacido en nuestra ciudad un 20 de febrero de 1783 y Martínez, un 10 de junio del mismo año. Era hermano del general Benito Martínez y de los coroneles Anacleto y Nicomedes Martínez.

José María Aguirre

Era hijo de don José Gabriel Aguirre y Juana Dominga Arias de Montiel, familia registrada en Santa Fe desde el mismo momento de la fundación. Durante el sitio de Montevideo y su rendición, es ascendido y recibe por su desempeño la medalla de plata con la inscripción “La Patria Reconocida a los Libertadores de Montevideo”. Era teniente de cazadores cuando se le otorgó la medalla por la caída de ese bastión realista en el Plata. Ascendido a capitán, pasó al Ejército del Norte y combatió en la toma de Potosí y en la derrota de Sipe-Sipe.

Luego de participar en diferentes campañas y acciones militares es llamado por San Martín a completar los cuadros en el ejército de los Andes. Participa en la batalla de Chacabuco, en la derrota de Cancha Rayada entre las fuerzas de Las Heras, y en Maipú. Su desempeño heroico le hizo merecedor de la Medalla de Plata y del Cordón de Oro por parte del gobierno del Río de la Plata. El de Chile lo distingue con “Medalla y Cordón de Oro”, la “Legión al Mérito”, “Cruz de Oro” y el título de “Heroico Defensor de la Nación”. Al finalizar esta parte de la campaña fue ascendido a teniente coronel efectivo. Luego se embarca al Perú (1820) a órdenes del Gral. Arenales, sirvió en la campaña de la Sierra participando de diferentes combates y concurrió al sitio del Callao, donde permaneció hasta el retiro de los realistas de las sierras. Por su desempeño, se le otorgaron dos medallas de oro, la designación de “Benemérito de la Orden del Sol de Perú” y es nombrado comandante general de los resguardos de Lima.

Cuando San Martín renunció al cargo de Protector del Perú, Aguirre regresó a su patria. Marchó con el ejército Republicano a luchar contra las tropas imperiales en la guerra con el Brasil y batióse en la Batalla de Ituzaingó, cuyo parte oficial así como los trofeos conquistados fueron traídos por él a Buenos Aires, por disposición del general Alvear. Dejó escrito un “Compendio de las Campañas del Ejército de los Andes”, que fue impreso por la imprenta del Estado en 1825; con motivo del centenario de la muerte del General San Martín su trabajo fue reeditado con anotaciones del general Jerónimo Espejo. Fallece el 15 de abril de 1847 (*).

Juan Apóstol Martínez

Guerrero de la independencia, se inició en la carrera de las armas con ocasión de las invasiones inglesas, pero no la prosiguió hasta después del movimiento emancipador de Mayo, en que con el grado de Alférez de Artillería se le destinó a las fuerzas que luchaban en la Banda Oriental a las órdenes de Artigas, asistiendo a la batalla de Las Piedras y formando parte enseguida del ejército sitiador de Montevideo. Se halló también en el sitio a esta plaza de 1812, tomando parte en la batalla del Cerrito. Se lo ascendió dos veces en virtud de sus méritos y lo distinguen por su desempeño con el Escudo de Honor.

Pasó luego a incorporarse a las legiones que San Martín estaba organizando en el Plumerillo. Asistió a la batalla de Chacabuco e hizo la campaña del sur de Chile a las órdenes de Las Heras, actuando en el combate de Curapaligüe como jefe de la artillería divisionaria y desempeñando en la acción del Cerro del Gavilán un papel de importancia. Durante esta batalla, sus cañones fueron destruidos, por lo que montó a caballo y se unió a los Granaderos. Participó en la acción de Carampangue a las órdenes del teniente coronel Ramón Freire. Se halló a sí mismo en la toma de los fuertes de Arauco, en el asalto a la plaza de Talcahuano, en la acción de Cancha Rayada y en la batalla de Maipú, después de la cual persiguió tenazmente con una partida de cincuenta jinetes al general Osorio, sin poder darle alcance.

Hizo la campaña del Perú, batiéndose en Puertos Intermedios y en la derrota de Torata y Moquegua.

Ya de regreso en Buenos Aires, se lo nombró en 1824 comandante de escuadrón del regimiento “Húsares de Buenos Aires”, destacado en el Salto, pero su médico le prohibió montar a caballo por lo que pasó a la infantería de marina. En 1827 fue nombrado jefe de la isla Martín García y asistió bajo el mando del almirante Guillermo Brown al combate naval del Juncal, así como al de Los Pozos del año siguiente, año en que comandó también el tercer escuadrón de ataque de las fuerzas de Lavalle en el combate de Navarro, acompañándolo después en su campaña al norte de la provincia de Buenos Aires contra los caudillos federales Rosas y López; participó asimismo en la derrota del puente de Márquez, acompañándolo en la entrevista celebrada con Rosas en Barracas, donde se ajustó la convención que apartó de la lucha al vencedor de Navarro.

Fue dado de baja y emigró al Estado Oriental. En 1836 participó en la revolución de Fructuoso Rivera contra el presidente Oribe y debió huir a Brasil. Al año siguiente participó en la invasión de Rivera y luchó en la decisiva batalla del Palmar. Rivera lo ascendió al grado de general, y fue confirmado tras la derrota de Oribe.

En 1839, cuando se produjo en el sur de la provincia de Buenos Aires la rebelión de los llamados Libres del Sur, contaban con el apoyo de Lavalle. Pero éste tardó en decidirse a apoyarlos y finalmente decidió marchar sobre Entre Ríos. Sólo envió más tarde escasas fuerzas al mando de Martínez. Cuando éste llegó encontró los restos dispersos tras la derrota en la batalla de Chascomús mandados por el coronel Manuel Rico. Embarcó hacia Martín García a los sobrevivientes.

Peleó en la batalla de Yeruá, continuando camino hacia Corrientes. Cuando Lavalle reinició la invasión de Entre Ríos, al frente del ejército correntino, Martínez permaneció en Corrientes, donde se incorporó al nuevo ejército que organizó allí el general Paz.

Participó en la notable victoria de Caaguazú y llegó con las fuerzas de Paz hasta Paraná. Poco después solicitó y consiguió ser enviado a Santa Fe, donde se puso a órdenes del gobernador Juan Pablo López y fue nombrado segundo jefe de su ejército.

Poco después llegaba a Santa Fe el ejército de Oribe, luego de haber destruido la Coalición del Norte en las provincias del interior y atacó Santa Fe. Simultáneamente otro ejército federal enviado desde Buenos Aires por Rosas.

El 12 de abril de 1842, la avanzada santafesina al mando de Martínez, fue derrotada por el coronel santafesino Jacinto Andrada, en las cercanías de Coronda. Pero Martínez resistió varias horas antes de ordenar la retirada, permitiendo al gobernador López evacuar la ciudad con su ejército, alimentos y todo el dinero de las arcas de la provincia.

Acompañado solamente por su ayudante, Martínez buscaba entre la niebla el camino hasta el campamento de López, cuando dio por casualidad con las tiendas de campaña del ejército federal. Fue capturado y ejecutado ese mismo día. Su cuerpo fue decapitado por orden del coronel Santa Coloma, quien dispuso colocar su cabeza en una pica a la vista del público. El ejército de López sería destrozado en Colastiné.

Los restos de Aguirre y Martínez están depositados en el atrio de la Iglesia Catedral Metropolitana de Santa Fe. (**)

(*) Aguirre, José María: (1783-1847) Miembro de la Logia Lautaro, de la del Ejército de los Andes y Lima, Perú. El 21/10/1825 aparece su firma en un diploma masónico del General Tomás Guido y como poseedor del Grado 19º.

(**) Hebe Livi. “Santafesinos en la gesta sanmartiniana”. Cit. por Luis Eduardo Chizini Melo. El Litoral. 02/12/00.

 

Acompañado solamente por su ayudante, Martínez buscaba entre la niebla el camino hasta el campamento de López, cuando dio por casualidad con las tiendas de campaña del ejército federal. Fue capturado y ejecutado ese mismo día. Fue decapitado por orden del coronel Santa Coloma, quien dispuso colocar su cabeza en una pica a la vista del público.