Tras el fracaso de la secesión
Tras el fracaso de la secesión
Alta participación en las elecciones de Cataluña

Una mujer coloca cintas amarillas al lado de banderas catalanas desplegadas en su balcón de Barcelona.
Foto: DPA
Redacción de El Litoral
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Las elecciones de Cataluña comenzaron hoy con largas filas para votar en toda la región, que decide en las urnas su futuro en medio de una crisis sin precedentes a raíz del desafío independentista del destituido Gobierno de Carles Puigdemont.
La jornada arrancó a horario con la apertura de los 2.680 locales de votación, donde podrán votar 5,5 millones de catalanes. Todas las mesas fueron constituidas y no se registraron incidencias importantes.
“Los catalanes y catalanas ya están ejerciendo su derecho a voto con total normalidad”, informó en rueda de prensa el secretario técnico del Ministerio del Interior español, Juan Antonio Puigserver.
Es la primera vez que un representante del Gobierno español se encarga de informar sobre el desarrollo de una jornada electoral en una región y esto se debe a la intervención de la administración catalana por parte de Madrid, que asumió sus competencias.
Pese a la falta de incidencias en las primeras horas de la votación, políticos y ciudadanos recordaron las excepcionales circunstancias en las que se celebran los comicios, convocados por el Ejecutivo central de Mariano Rajoy para tratar de frenar el proceso soberanista.
Desde primera hora de la mañana se produjeron largas filas y esperas en los locales electorales en una cita con las urnas que se celebra en día laborable por primera vez desde 1982 en España. Incluso los propios candidatos electorales tuvieron que esperar su turno.
Algunos de ellos, y también votantes, acudieron a depositar su papeleta con un lazo amarillo en la solapa, símbolo con el que los separatistas piden la libertad de los políticos que se encuentran presos por delitos relacionados con el proceso separatista catalán.
Entre los encarcelados hay tres candidatos, uno de ellos el ex vicejefe del Gobierno catalán Oriol Junqueras, cabeza de lista del partido separatista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
“Ha habido gente que no ha podido ejercer su derecho democrático, el primero de ellos Junqueras”, dijo hoy su “número dos”, Marta Rovira.
Otros cinco candidatos separatistas se encuentran en el extranjero para evitar ser detenidos en España, entre ellos el ex presidente del “Govern” Carles Puigdemont, quien vota a través de una joven que le cedió su sufragio, según informó él mismo en las desde sociales.
Una de las claves del día será la participación, que se prevé superior incluso al 75 por ciento registrado en los comicios más recientes, los de septiembre de 2015.
El Gobierno español reforzó el dispositivo de seguridad con un total de 17.000 agentes, frente a los 10.000 que vigilaron las elecciones celebradas hace dos años. Además de los Mossos d’Esquadra -la Policía regional catalana-, trabajarán agentes de cuerpos locales y de fuerzas de seguridad estatales como Policía Nacional y Guardia Civil.
La campaña electoral fue tensa, crispada y anómala. Algunos candidatos como Puigdemont la vivieron fuera de España, en Bélgica, y otros como Junqueras, en prisión.
Los sondeos esbozan un “Parlament” fragmentado, con dos grandes bloques empatados -el independentista y el “constitucionalista”- y, por tanto, una región difícil de gobernar. Para obtener mayoría absoluta son necesarios 68 escaños de los 135 que tiene la Cámara regional, una cifra inalcanzable para cualquiera de los partidos.
Cuatro candidatos tienen posibilidades reales de gobernar: los soberanistas Junqueras (Esquerra Republicana de Catalunya) y Puigdemont (Junts per Catalunya) y los “constitucionalistas” Inés Arrimadas (Ciudadanos) y Miquel Iceta (Partido Socialista). La primera posición se la disputan ERC y Ciudadanos.
Si no hay mayorías absolutas y no se logran acuerdos para formar Gobierno, las elecciones se repetirían previsiblemente en junio.
Las medidas de Rajoy en el marco del artículo 155 de la Constitución española para intervenir Cataluña se mantendrán, en todo caso, hasta que haya un presidente o presidenta investido.