Miguel Ruiz, el alero caribeño de Libertad

“Mi país, Venezuela, hoy está sufriendo una clara dictadura”

Uno de sus hermanos ya se escapó a Perú para conseguir trabajo y poder comer. En Sunchales le firmaron tres años de contrato pero admite que muchas veces tiene la mente en su tierra, donde dejó la familia.

missing image file

“Libertad me dio todo”. Luego de haber dejado el alma en la Liga Nacional, Miguel Ruiz decidió quedarse a pelearla igual en Libertad de Sunchales, a pesar de la venta de la plaza y el descenso a la actual Liga Argentina. “A ningún extranjero le firman tres años de contrato y a mí me lo dieron. Soy feliz en este club y en esta ciudad”, asevera.

Foto: Daniel Ponce

 

Darío Pignata

[email protected]

Este moreno que nació en Caracas el 20 de diciembre de 1990, de casi dos metros y definido por las fichas técnicas como “ala pivote”, ya es parte del paisaje en Sunchales. Miguel Ruiz encontró en la capital nacional del cooperativismo, justamente, un bálsamo criollo para curar las heridas que llegan desde Venezuela.

“Me fui para pasar las Fiestas y era mi cumpelaños. Más allá de estar con mis padres, mis hermanos, mis amigos...¡ni ganas de festejar! Es que cada vez hay más tristeza...mucha tristeza”, confiesa en la charla mano a mano con El Litoral, en un departamento que el Deportivo Libertad de Sunchales le alquila en calle Dentensano, a casi nada de El Hogar de los Tigres.

Así, lejos de los ruidos de la convulsionada Venezuela, va y vuelve al estadio todos los días caminando.

Los dispositvos electrónicos ponen en sus oídos algo que mezcla todo: salsa, bachata, merengue. “Me criaron escuchando a Oscar d’ León, el más reconocido de todos mis compatriotas por su música”, explica.

Si bien extraña la tradicional arepa (“es una masa hecha de maíz cocido y molido que suelo comer rellenas con queso y mantequilla, carne mechada ó asado, con jamón ó cualquier cosa”, explica), le encantan los asados.

Lo que no puede reemplazar con nada es el exilio del corazón. Es por eso que, en medio de tanta incertidumbre a la distancia, encontrará en pocos días algo de paz: es que su madre Maiella llegará desde Venezuela a Sunchales para estar más de un mes a su lado.

—Con todo lo que está pasando allá...¿no te dan ganas que se quede a vivir con vos tu madre, acá en Sunchales?

—Ganas no me faltan, lo que pasa que allá tengo un hermanito menor y lo tenemos que criar entre todos.

—¿Cómo se conforma tu familia?

—Somos tres hermanos varones y una mujer. Además, tengo mi padre allá, que vive separado de mi madre.

—El otro día mirabas con nostalgia a los niños en las piletas del club cuando fueron a sacarse fotos en el balneario

—Es que cuando veo que esta ciudad tan tranquila me hace acordar a mi infancia en Caracas, una imagen muy feliz con los niños jugando, corriendo, tirándose en las piletas. Esa Caracas mía es tan distinta a la Caracas actual: no está nada fácil allá...los niños no se crian como deben.

—¿Se veía venir todo ésto, Miguel?

—(...hace un largo silencio)

—¿Cómo empezó?... ¿Cuándo empezó?

—Cuando se murió Chávez y vino Maduro comenzó el desastre. Inflación más inflación, de un año para otro. No se puede vivir en una economía dolarizada cuando el obrero cobra una miseria en bolívares. La gente está comiendo en la calle. Se rompen las familias, se van a otros países a trabajar.

—Te contaba que ahora, en febrero, va un equipo de la provincia —Colón— a jugar la Copa Sudamericana en Venezuela. ¿Para qué sirven 100 dólares, por ejemplo?

—Si lllevas 100 dólares te debieran dar el bolso grande de viaje lleno de papeles: al cambio de hoy equivale a unos 18 millones de bolívares. ¡Ni siquiera te lo puedes imaginar!.

—¿Cuánto gana un obrero común en Venezuela?

—Unos 500 bolívares gana un trabajador medio en mi país. Así estamos

—O sea que cada vez hay más de esos famosos “bachaqueros”. ¿Me podés explicar qué hacen?

—Los “bachaqueros” son las personas que compran el producto a un precio justo y te lo venden a un precio injusto, es decir tres veces más. Lo que pasa es que hoy son un mal necesario, lamentablemente. Si vas al supermercado a buscar arroz, pasta, salsa, mayonesa...no la consigues. Te lo venden al 1.000 por ciento de lo que vale el producto.

—Imposible vivir...

—Mira, en mi país hay personas que comen una sola vez al día. En el mejor de los casos.

—Hace poco te fuiste en diciembre a pasar tu cumpleaños y las Fiestas. ¿Es verdad lo que me dijeron que llevaste a Venezuela?

—De ropa, me fui con lo puesto para no quitar kilos. Y a los bolsos los llené de productos de aseo personal para mi familia: desodorante, jabón, champú, perfumes...elemento de aseo personal para mi familia. Es lo que más falta y no se consigue en Caracas.

—¿Cómo se sufre a la distancia, desde Sunchales a Venezuela?

—Con dolor, con impotencia, con tristeza. Cuando mi madre me dijo que mi hermano mayor se iba del país a Perú, con la novia, no lo podía creer. Me largué a llorar solo, me encerré. ¿Por qué no lo puedo ayudar?...¿por qué no le puedo dar un abrazo como todo hermano?, son cosas que te preguntás mirando el techo sin poder dormir. Ahora entiendo que debo apoyarlo desde acá, como pueda.

—Sos un basquetbolista profesional y vivís de ésto. ¿Hay algún momento que todo lo que pasa en tu país te saca del eje?

—Trato de concentrarme al máximo para cada juego con Libertad, pero la verdad que días que no hablo nada con nadie, porque la mente está en Venezuela, por lo que estamos viviendo...Allá está mi familia, los amigos. “Acá está rudo...cada vez peor”, me dicen ellos. Y yo no estoy bien porque ellos están mal.

—¿Cómo definirías lo que vive hoy Venezuela?

—Hoy vivimos una dictadura, así, sin vueltas. Tenemos un presidente que dice que las cosas están bien y es lo contrario. En verdad, dice cosas que ni él mismo se las cree. Asegura que no hay crisis, que no hay inflación, que el país tiene productos.

—¿La realidad es otra, no?

—El pueblo pasa madrugadas sin dormir haciendo colas para comprar cosas. Si pasa un camión con alimentos lo saquean y lo rompen. Parecemos unos locos por la comida, es la necesidad.

—¿Cuál será el límite de la paciencia, del aguante?

—Es que es difícil protestar. Hace algunas horas nomás, se dio un caso muy feo: el de de un policía que pretendió protestar contra esta dictadura de Maduro y fue asesinado como un perro..., como una rata..(N. de R.: la Iglesia venezolana calificó como “masacre” el operativo de las fuerzas chavistas en el que fue asesinado Óscar Pérez, de 36 años, el policía que se rebeló contra Maduro. La Conferencia Episcopal de Venezuela rechazó las “ejecuciones extrajudiciales y muertes de civiles en acciones perpetradas por fuerzas militares”. En la emboscada fueron ejecutadas 9 personas, entre ellas, el piloto sublevado).

—¿Por qué se llega a este punto?

—Porque no quieren soltar el Gobierno ni dejar el poder...

—¿Te da miedo desde acá lo que puede pasar allá donde está tu familia?

—Es que ésto va a reventar y habrá muchos muertos en las calles de Venezuela. Se dará una guerra, porque si no se van....nos vamos a terminar comiendo entre nosotros los venezolanos y ellos seguirán felices en el poder.

—¿Qué piensas que piensa el venezolano que apoya a Maduro?

— Lo hacen por miedo a perder su trabajo, porque los puede echar...primero el chavismo, ahora los maduristas. Les dan un bono....entonces piensan que deben resolver para comer hoy y sólo és. No ven el futuro, pero ya hay varios que empiezan a darse vueltas y se dan cuenta.

—Sos una figura pública, jugador de la Selección de Venezuela en básquetbol, es decir un deportista conocido. El año pasado firmaste, con mucha valentía, una carta pidiendo “no más balas...no más muertes”. ¿No pensaste que podía traerte problemas con el Gobierno de Maduro?

—Más problemas del que ellos hicieron con mi pueblo, con esta dictadura, es imposible.

Le dimos una linda alegría a Sunchales con el Super 4 que ganamos con Libertad. Yo me quedé en este club y en esta ciudad porque la confianza por tres años que me dieron los dirigentes no se da: en ningún equipo a un extranjero le firman un contrato así”

Miguel Ruiz

basquetbolista de Libertad (S)

3 clubes

En Argentina, el alero venezolano Miguel Ruiz jugó en tres equipos distintos. En la temporada 2015/2016 fichó para Regatas de Corrientes, para luego pasar a Sarmiento de Resistencia. Su tercer club fue Libertad de Sunchales, mientras que en su país jugó para el más grande: Trotamundos. También pasó por Sayago de Uruguay.

missing image file

El cuerpo acá, la mente allá. Miguel Ruiz cumplió años el 20 de diciembre y se fue a Caracas a pasar las Fiestas con su familia. Tiene sus padres separados y son cuatro hermanos. Uno de sus hermanos escapó de la crisis en Venezuela y se fue a vivir a Perú. “Cuando me enteré, me largué a llorar solo acá en Sunchales, mirando el techo”, confiesa a El Litoral.

Foto: Danuiel Ponce

Lo hizo debutar el “Che” García

Ese viernes 25 de julio de 2014 fue inolvidbale para el caribeño que hoy es una de las figuras de Libertad de Sunchales: es que ese día debutó —con apenas 23 años— con la llamada “casaca vinotinto”. Lo hizo debutar el bahiense conocido como “Che” García.

La crónica de esa jornada marcaba que “el alero fuerte del Trotamundos de Carabobo, Miguel Ruiz, se convirtió en el jugador 210 en vestir la camiseta de la Selección de Venezuela en un torneo oficial. Es el más joven de los 12 jugadores a la orden de Néstor Rafael García, con 23 años de edad”.

“Creo que el coach vio en mi juego la defensa y el potencial de salto, que iba siempre a la ofensiva, además de mi trabajo humilde y callado”, dijo esa noche emocionado Miguel, jugador formado en una escuela de baloncesto que pertenece a Ruiz Pineda.

“Se me pueden abrir muchas puertas porque es una oportunidad muy grande formar parte de la selección que era uno de mis sueños cuando estaba pequeño, tener la posibilidad de representar a mi país”, disparó Ruíz.

En ese debut con la Selección de Venezuela, Miguel disputó 18 minutos y 41 segundos en su debut con el combinado nacional, completó 6 puntos y 5 rebotes en el triunfo ante Perú 86-49. Fue en el marco del Campeonato Sudamericano en la Isla Margarita.

“No más balas, no más muertes”

En mayo del año pasado, un grupo de basquetbolistas difundió un mensaje en las redes sociales para pedir que no haya más violencia y muertes en la nación sudamericana, sacudida por protestas antigubernamentales desde hace un tiempo.

“No más balas, no más violencia, no más muertes”, dice en el material audiovisual el jugador de los Guaros de Lara y capitán de la selección venezolana de baloncesto, José “Grillito” Vargas.

En tanto que el ala-pívot Luis Bethelmy, compañero de Vargas en los Guaros de Lara y en la selección venezolana, pide detener la “represión” contra manifestantes opositores. “Queremos una Venezuela libre”, afirmaron en el comunicado.

La capitana de la selección femenina de baloncesto de Venezuela, Ivaney Márquez, también pidió detener la violencia, y aseguró que la “lucha” que dan los opositores en las calles “es de todos”.

Los jugadores Gregory Echenique, Jhorman Zamora, José Martínez, Miguel Ruiz, Heissler Guillent y Pedro Brito completan con sus peticiones de paz el mensaje.

En Venezuela, los opositores al gobierno del presidente Nicolás Maduro cumplen protestas de calle, algunas de las cuales se han tornado violentas y han dejado — en este tiempo— varios muertos y cientos de heridos y detenidos.

El número de muertos ha despertado la sensibilidad de los deportistas venezolanos, que se han volcado a las redes para expresar su rechazo a los escenarios violentos en el país.

Del mismo modo, un grupo de futbolistas venezolanos de élite se pronunció a través de las redes, lo mismo que varios peloteros que juegan en las Grandes Ligas de béisbol de los Estados Unidos.