Un final muy lejano a lo que se pretendía

Se terminó el sueño de Atlético

La “Crema” igualó sin goles ante Brown de Adrogué, en la fase de Cuartos de Final del Reducido por el segundo ascenso a la Superliga, y le puso fin a la ilusión de un rápido retorno a la máxima categoría.

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Un fracaso. La campaña era magnífica en lo numérico y parecía encaminarse hacia el título, pero el bajón final fue abrupto y determinante: Rafaela seguirá otro año en la B.

Foto: Archivo

 

Juan Carlos Scalzo

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Fue un doloroso cierre para una temporada que generó grandes expectativas y pareció que el regreso estaba al alcance de la mano, pero la seguidilla de ocho partidos sin ganar (cuatro derrotas y cuatro empates) en este semestre dejó al cuadro rafaelino afuera de la lucha por el pase directo, lo mandó a la parte baja del grupo que disputa el octogonal, con desventaja deportiva, y lo pagó caro.

Todavía en barrio Alberdi nadie se explica muy bien qué pasó para que ese equipo que terminó a toda orquesta el año anterior y comenzó de la misma manera el 2018 se haya desmoronado de la forma estrepitosa en que lo hizo el albiceleste para terminar mostrando una imagen tan desdibujada como la del final.

Lo concreto es que el conjunto cremoso, que parecía estar totalmente adaptado a la categoría, que era pragmático, golpeaba en el momento justo y luego manejaba los partidos a voluntad, se convirtió en un grupo que deambulaba en la cancha sin ningún tipo de ambición, y nadie se dio cuenta de lo que podía venir.

Tal vez alguna respuesta haya que buscarla por el lado de que ese elenco que sacó chapa de gran candidato al título nunca mostró una buena dosis de juego asociado, pero la tremenda racha de resultados positivos tapó todos los defectos de funcionamiento que tenía y cuando vino la adversidad afloraron con fuerza y no tuvieron solución.

Nadie se preocupó porque los demás eran muy irregulares y no sumaban en la misma proporción que lo hacía Atlético y se creyó que sólo una catástrofe podía impedir la vuelta a la máxima división.

Pero los gruesos y repetidos errores defensivos siempre estuvieron ahí, aunque se disimulaban con una buena dosis de fortuna o por impericia de los rivales, tanto como la incapacidad del mediocampo para darle volumen de juego al equipo y se llegaba al gol porque andaban derechos y se aprovechaban al extremo las oportunidades.

Pero de un día para el otro todo lo que fueron virtudes y factores que se conjugaron para hilvanar una tremenda racha de resultados positivos que lo fue haciendo escalar hasta lo más alto de las posiciones, desaparecieron y quedaron al desnudo todas las falencias sin que el técnico Lucas Bovaglio le pudiera encontrar la vuelta para sacarlo adelante.

También se le puede achacar al entrenador que con gran tozudez sostuvo y mantuvo en el primer equipo a jugadores que por su experiencia iban a marcar la diferencia, pero se cansó de esperar que aparecieran y cuando las cosas se pusieron complicadas no encontró recambio abajo.

Como era de suponer, el proceso no terminó de la mejor manera porque no estuvo cimentado en un crecimiento paulatino y sustantivo del juego de conjunto sino que se vio favorecido porque agarró viento de cola, pero cuando dejó de soplar la desorientación invadió a todos y, en particular al cuerpo técnico.

La falta de victorias trajo aparejado un bajón anímico que se fue profundizando con el correr de las fechas y la consecuencia fue un equipo deshilachado por donde se lo mire y que de a poco fue bajando los brazos hasta caer decididamente en la impotencia y ser presa fácil para cualquiera.

Tal vez, algo tarde, la dirigencia decidió cortar en vínculo con Bovaglio, a tres fechas del cierre, y la llegada de Víctor Alfredo Bottaniz no pudo, por falta de tiempo, torcer el destino de un equipo que terminó mostrando que no tenía el potencial que todos imaginaron cuando se conformó al inicio de la temporada.

La sensación del final es que Atlético, más allá de que se sigue discutiendo el gol que injustamente el juez del partido ante el Trico le anuló en tiempo de descuento y que hubiera significado el pase a la ronda semifinal, dejó escapar por errores propios y por no dar un golpe de timón a tiempo, la gran chance que tuvo de retornar a la élite el fútbol argentino

Seguramente vendrá un tiempo de replanteos y habrá que barajar y dar de nuevo para que todo lo ocurrido se convierta en un gran aprendizaje y no se vuelva a sufrir una decepción como la que actualmente se respira en barrio Alberdi.