Medio ambiente

Estudian en los pingüinos el efecto de contaminación acústica de los mares

Científicos alemanes y daneses entrenan a pingüinos para estudiar el impacto que tienen en ellos los ruidos subacuáticos ante el creciente aumento de la contaminación sonora de los mares.

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La cuidadora de los ejemplares de pingüino de Humboldt trabajando en la costa del mar Báltico.

Foto: Agencia DPA

 

Redacción de El Litoral

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El proyecto que se desarrolla en el Museo Marítimo de Stralsund, a orillas del mar Báltico, tiene como fin obtener información sobre cómo escuchan los distintos tipos de pingüinos, en qué amplitudes de frecuencia y qué volumen perciben fuera y dentro del agua.

“La búsqueda de comida y las migraciones de los pingüinos han sido estudiadas en profundidad. Pero se sabe poco de la capacidad auditiva de los animales”, dijo el biólogo marino Michael Dühne.

Cuatro ejemplares jóvenes de pingüino Humboldt son entrenados desde hace un mes en Stralsund para reaccionar gradualmente a estímulos y para que posteriormente puedan dar señales cuando hayan oído un sonido en tierra o bajo el agua.

La creciente explotación de los mares ha provocado en las últimas décadas un enorme aumento de los ruidos subacuáticos causados por la actividad humana. Las hélices de las embarcaciones generan un constante zumbido. Además, en el fondo del mar se clavan plataformas de extracción de petróleo y molinos de viento y se buscan recursos minerales, lo que genera ruido.

“El problema del ruido tiene igual importancia para los animales de los océanos que el problema de la basura pero no es tan conocido por la opinión pública”, señaló el director del Museo Marítimo Alemán, Harald Benke.

Hasta ahora no sólo no se sabe si el barullo bajo el agua tiene algún efecto en la facultad auditiva de los pingǬinos o si los irrita cuando migran por los océanos.

“Casi no existen estudios científicos sobre este tema salvo uno de de Nueva Zelanda del año 1969 sobre la capacidad auditiva de pingǬinos africanos en tierra”, explicó Dühne. “Necesitamos primero datos básicos para poder emitir un pronóstico sobre los efectos del ruido subacuático en los pingüinos”.

Audiogramas

Los investigadores tienen previsto trazar audiogramas, gráficos en los que se registra la variación de agudeza auditiva a distintas frecuencias, para distintos tipos de pingüinos. Los animales serán puestos en cámaras en tierra y bajo agua y sometidos a pruebas sonoras con distintos tonos y señales.

En el proyecto previsto participan la Universidad de Odense, en Dinamarca, la Universidad alemana de Rostcok y el Museo de Ciencias Naturales de Berlín.

“Al igual que las demás aves, los pingüinos carecen de oído externo y a diferencia de los mamíferos no tienen tres huesos del oído sino uno‘, explicó Dühne.

Las ondas sonoras, además, se propagan a una velocidad diferente en el aire que en el agua, por lo que es de esperar que los pingüinos escuchen de forma distinta fuera del agua o bajo el agua, apuntó.

Paralelamente a los experimentos en Stralsund, en la danesa Odense están siendo entrenados ejemplares de pingüinos real, de Papúa, y de penacho amarillo sudamericano.

Los castores ayudan a limpiar los ríos contaminados

Los diques de troncos de madera fabricados por los castores sobre el cauce de los ríos no sólo les sirven de hogar, sino que también ayudan a filtrar los contaminantes procedentes de la tierra y a retener la erosión del suelo, según un nuevo estudio de una universidad inglesa.

Para llegar a esa conclusión, un equipo de la Universidad de Exeter empleó durante siete años castores eurasiáticos en cautiverio para demostrar el impacto en la reducción de toneladas de tierra de campos agrícolas cercanos a los ríos, reportó la agencia de noticias científica estatal de España, SINC.

Los científicos descubrieron así que “una sola familia de esos roedores era capaz de eliminar del agua altos niveles de sedimentos, nitrógeno y fósforo en su recinto de 2,5 hectáreas”.

Los animales construyeron 13 presas, lo que redujo la velocidad del flujo del agua y creó una serie de profundos estanques donde antes había un pequeño arroyo.

Al medir la cantidad de sedimentos suspendidos y los contaminantes que fluían en el agua y compararla con la que emanaba de la zona donde habitaban los castores, los investigadores mostraron que las presas habían atrapado más de 100 toneladas de sedimentos.

“El 70% de esa cantidad era suelo que se había erosionado desde los campos intensivos de pastizales río arriba”, detallaron.

Investigaciones posteriores revelaron que ese sedimento contenía “altas concentraciones de carbono (15,90 toneladas), nitrógeno y fósforo (0,91 toneladas)”, nutrientes que amenazan la vida silvestre en ríos y arroyos y que “deben ser eliminados del suministro de agua humana para cumplir con los estándares de calidad en la potabilización”, explicaron.

“Es motivo de gran preocupación observar tasas tan altas de pérdida de suelo de tierras agrícolas, que superan con creces las tasas de formación de suelos”, explicó Richard Brazier, líder del trabajo.

“Sin embargo, las presas de castores pueden contribuir en gran medida a mitigar esa pérdida y atrapar contaminantes. Si esas construcciones fueran más frecuentes en el paisaje, sin duda veríamos que aportan múltiples beneficios al ecosistema”, aseguró.

“Necesitamos primero datos básicos para poder emitir un pronóstico sobre los efectos del ruido subacuático en los pingüinos”.