Integró la primera Generación Dorada
Integró la primera Generación Dorada
Oscar Furlong, leyenda del básquetbol argentino
Formó parte del plantel que se consagró campeón mundial en 1950, a partir de lo que construyó un historial deportivo ejemplar.

Oscar Alberto Furlong. Su imborrable imagen, reflejada en una de las tantas portadas de la Revista El Gráfico que tan merecidamente ocupó.
Foto: Archivo El Litoral
Tomás Rodríguez
Especial para El Litoral
Ante todo, vale aclarar que Oscar Alberto Furlong es una verdadera leyenda del básquetbol argentino. Integró la primera Generación Dorada, que en 1950 tuvo el honor de adjudicarse el Primer Campeonato Mundial de Básquetbol.
El que se denominó “Libertador General José de San Martín”, en homenaje al prócer de nuestro país, en el centenario de su fallecimient. En ese ámbito, “Pillín” fue elegido el “Jugador más Valioso” de la final, mientras que en 1953 repitió el éxito en la tercera edición de la “Universiada” en Dortmund (Alemania).
Asimismo, obtuvo dos preseas de plata en los Juegos Panamericanos realizados en la República Argentina y en México, en 1951 y 1955, respectivamente. Fue también capitán del equipo argentino en la Copa Davis de Tenis entre 1966 y 1977; recibiendo además el premio Konex de Platino en 1980 como el basquetbolista más importante de la historia argentina en el Siglo XX.
En 1953, actuó como él mismo en el filme “En cuerpo y alma”, dirigida por Leopoldo Torres Ríos, estrenada el 19 de marzo de ese año. Desde el 2007, figura en el Salón de la Fama de la FIBA.
Emblema deportivo
Oscar Alberto Furlong consiguió dos títulos universales. En 1950 conformó el equipo que resultó Campeón del Mundo, en la primera edición celebrada en el mítico estadio Luna Park de Buenos Aires y tres años después, en Dortmund, formó parte del equipo nacional Campeón Mundial Universitario, en ambas ocasiones dirigido por el maestro Jorge Hugo Canavesi.
En el equipo campeón del mundo del ‘50 del siglo pasado, estaban Pedro Bustos, Leopoldo “Pichón” Contarbio, Hugo Del Vecchio, Oscar Furlong, Ricardo “Negro” González, Vito Liva, Alberto López, Rubén Menini, Omar Monza, Raúl Pérez Varela, Ignacio Poletti, Juan Carlos Uder y Roberto Viau.
Esos notables jugadores, con su espectacular triunfo, provocaran el 3 de noviembre de 1950, al término del cotejo la famosa “Marcha de las Antorchas”, cuando los más de 21.000 aficionados que coparon el “Palacio de los Deportes” porteño se dirigieran por las avenidas Corrientes y de Mayo, hasta el Obelisco, portando diarios encendidos, mientras los vecinos emocionados desde los balcones aplaudían y mostraban con orgullo las banderas celeste y blanca.
Desde entonces, ante cada conquista deportiva y de otras características el pueblo se vuelca ante dicho monumento para su celebración.

“Pillín” en acción. La fotografía de época, permite observar características de un juego que lo erigió como uno de los mejores jugadores del mundo.
Foto: Archivo El Litoral
Su historia
Furlong (apellido de origen irlandés), nació el 22 de octubre de 1927 en Villa del Parque, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, jugando desde muy pequeño en el Club de Gimnasia y Esgrima de su barrio, más conocido como Parque, club que fue fundado -entre otros- por su padre. Previamente había incursionado en el boxeo y en el tenis.
Omar Browing, técnico de Estados Unidos, al término del partido que su equipo ganó en los últimos segundos sobre Argentina, para consagrarse luego campeón olímpico en 1948, afirmó que “el único partido difícil y complicado fue ante el equipo rioplatense, que estuvo a punto de conseguir el “milagro de Londres”; en cambio a los otros conjuntos, los apabullamos”.
“Pienso que, aparte de nosotros, Oscar Furlong de la Argentina, es uno de los mejores jugadores del mundo; por eso le expresé mis felicitaciones a Canavesi (DT), Casimiro González Trilla (extraordinario analista, por su paciencia especial) y a Jorge Boreau (preparador físico)”, aseguró Browing.
Además...
En aquel inolvidable primer torneo Mundial que tuvo como sede al estadio Luna Park, en Avenida Corrientes y Bouchard, Furlong fue el goleador con 11,8 puntos de promedio; en un equipo que logró una efectividad tremenda: 84% en tiros libres y 62% en lanzamientos de cancha.
Luego del título del mundo, “Pillín” fue tentado por Minneapolis Lakers (los actuales Los Angeles Lakers) para jugar en la incipiente NBA, rechazando la oferta de 40 mil dólares. Sin embargo, tiempo después viajó a Estados Unidos para estudiar y jugar en la Southern Methodist University de Dallas, de la División I de la NCAA, entre 1953 y 1956.
Cabe destacar que su último partido lo disputó en la plenitud de su capacidad atlética, para Parque, en un amistoso frente al quinteto uruguayo de Welcome.
Esto aconteció después de setiembre de 1955, cuando la Confederación Argentina de Básquetbol fue intervenida por “sugerencia” de la Revolución Libertadora, por medio de una resolución de la tristemente célebre Comisión Investigadora Nº 49, que acusó a los campeones mundiales de recibir “del exterior” y de que “algunos de ellos fueron premiados con sendos empleos en la administración pública” (transcripción de esa documentación).
De esta manera, se suspendió a Furlong como jugador; suerte que corrieron también cerca de 150 deportistas del básquetbol y de otras disciplinas campeones mundiales, olímpicos, panamericanos y sudamericanos.

Seleccionado Argentino de Básquetbol. Una de las alineaciones de la década del cincuenta, en la que Furlong cumplió un papel preponderante.
Foto: Archivo El Litoral