Peña, Pichetto y la crisis

Duros y susceptibles

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Miguel Pichetto, jefe del bloque justicialista del Senado nacional.

Foto: archivo El Litoral

 

Ignacio Hintermeister

La ley de regularización de dominio para las villas en todo el país (con debate previo a la ley del aborto) es un gesto “por unanimidad” del Senado a la agenda de la Iglesia en la política argentina.

Eso y la plata, que llegará con el acuerdo “innovador” con el FMI, tal como lo definió Marcos Peña, al recordar que “cuenta con una salvaguarda para incrementar el gasto social si las condiciones lo requieren”, lo que supone garantizar el financiamiento para la ley de Emergencia Social que también tuvo impulso Vaticano.

¿Sin los U$S 50 mil millones del fondo el país estaría mejor? La articulación política del ajuste en el presupuesto 2019 sigue atravesada por no pocas susceptibilidades. Ayer María Eugenia Vidal aceptó aumentar asignaciones y adelantar el aguinaldo; aún no mejoró la paritaria docente, cuyo porcentaje le fue cuestionado por Monseñor Jorge Lugones (Lomas de Zamora). El presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social terminará traccionando lo que Baradel no puede.

Miguel Pichetto se reunió con los gobernadores del PJ que se preparan para aceptar la plata del Fondo, cuestionar el acuerdo y dejar todo el descrédito para Macri. “La preocupación que tengo es si hay sustentabilidad social para avanzar en un aumento de casi el 40% en los servicios”, le enrostró ayer el senador al jefe de Gabinete, en nombre de “los sectores medios, que afrontan incrementos demoledores”.

El rionegrino reprochó a Marcos Peña -durante el informe del Jefe de Gabinete al Senado- el veto a la ley contra los “tarifazos”. Y le recordó que “no tuvimos absolutamente ninguna respuesta”, en referencia a la tregua que había ofrecido a la Casa Rosada en busca de una alternativa. ¿Una viso para lo que viene?.

“Nosotros no cogobernamos, el que gobierna es el gobierno nacional y por lo tanto

tiene que hacerse cargo de los errores y resolver los problemas de los argentinos”, manifestó el entrerriano Bordet, uno de los que estuvo con Pichetto preparando la estrategia peronista. Curioso: está de acuerdo con Macri que tampoco quiere cogobernar; por eso no invita a la CGT a la Casa Rosada.

No en vano el jefe de Gabinete insistió ayer con el blanqueo laboral. El senador y líder de la decisiva oposición peronista (no kirchnerista) sabe que formalizar trabajadores no es tema para una oposición peronista, aunque la central obrera todavía no “habilita” ni siquiera esa parte de la cuestionada reforma laboral. La ley de capacitación laboral continua y la agencia de Evaluación de Tecnologías de Salud también fueron reclamadas en coincidente demora con las millonarias trasferencias de fondos públicos para las obras sociales sindicales.