Tribuna de opinión

La temeridad de quienes gobiernan y legislan

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Prof. María Teresa Rearte (*)

Ante la media sanción del proyecto abortista en la Cámara de Diputados de la Nación no podemos callar. Los ciudadanos fuimos moralmente estafados por los legisladores que, perteneciendo incluso a fuerzas políticas diversas y aún antagónicas, para el caso mostraron sus “coincidencias”. Hagamos memoria. Nunca el presidente mencionó entre sus propuestas electorales su intención de habilitar el debate sobre el aborto en el Congreso. Pero ahora, el empresario devenido en presidente ha sostenido desde el inicio de su anuncio, que no vetará la ley que el Congreso sancione. Es el mismo empresario convertido en presidente que sin tapujos vetó rápidamente la ley que morigeraba las tarifas públicas que asfixian a la población.

No está solo en está “cruzada” de la muerte que habilitó. Fue suficiente mirar la transmisión televisiva de las sesiones de la Cámara de Diputados para ver juntos a diputados que, en otras instancias, parecían distanciados y hasta opositores. Y en particular al diputado Lipovetzky de Cambiemos mostrando su entusiasmo con la compañía de ocasionales aliados.

El socialismo santafesino

Incluso el socialismo santafesino, que no es aliado del presidente, buscó sacar partido y presionó para torcer la voluntad opositora del diputado Contigiani, electo como representante del FPCyS, pero inscripto en la Cámara por el socialismo, al que ahora se lo presionaba para que votara a favor del aborto, considerado una bandera histórica de los socialistas. La que nunca, que yo tenga conocimiento, presentaron al electorado santafesino. Sobre lo que ya he preguntado en la nota “El derecho a la vida y un veto memorable” (**), sin que ningún candidato se diera por aludido. Total ¿qué podía importar un escrito de una mujer católica? Pero ahora el socialismo quiso silenciar al diputado Contigiani. Lo pretendió la ministra Ciciliani, ¿con qué derecho? ¿Apelando a la democracia representativa o delegativa? Creo que se olvidaron de que los diputados nos representan a los ciudadanos.

El proyecto de ley y los compromisos internacionales de Argentina

Las exposiciones de los señores diputados fueron deplorables. Y evidenciaron la falta de idoneidad para elaborar un proyecto de ley de esa naturaleza. Ahora se conoce que un número elevado de abogados de todo el país, alrededor de 1.800, presentaron un escrito a los setenta y dos senadores, en el que expresan “la inconstitucionalidad del proyecto de ley de aborto y su incompatibilidad con la Convención Americana de Derechos Humanos y la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, entre otros instrumentos jurídicos”. Además objetan que el proyecto “pretende ser presentado como una despenalización del aborto cuando, en realidad, constituye una legalización amplísima, de carácter gratuita, a ser impuesta en las provincias a través del Código Penal, y avasallando derechos reconocidos en la Constitución y en instrumentos internacionales con jerarquía constitucional”. También sostienen que el proyecto de ley aprobado por los Diputados “viola de forma clara y evidente” el Art.4.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Cadh), que establece que toda persona tiene derecho a que se respete su vida”. Siguiendo la interpretación de los juristas, el proyecto también es violatorio del Art. 6 de la Convención sobre los Derechos del Niño, de las Naciones Unidas, que protege “el derecho intrínseco a la vida” de todo menor de edad, que en el caso argentino comprende a todo niño “desde el momento de la concepción”.

Por lo expuesto, los juristas remarcan que “el Congreso no puede sancionar una norma de rango inferior que viole de forma tan clara normas de jerarquía superior. Y se avanza hasta la pretensión de “crear un derecho al aborto con fondos públicos que puede ser ejercido hasta el momento mismo del nacimiento, con amenaza de ¡cárcel! para los médicos” (los signos de admiración son míos). En lo que también hay que destacar la ignorancia acerca de la razón de ser de las profesiones en general, y de la profesión del médico y demás profesiones de la salud en particular, de su servicio a la vida y al alivio del sufrimiento humano. E igualmente desconociendo las obligaciones que el juramento hipocrático impone a los médicos (total, ¿qué pueden importar los juramentos en la política?). Por todo lo dicho hasta aquí, el documento señala que “es inconstitucional que se permita que la mera decisión y el arbitrio de una persona pueda decidir sobre la vida de otra hasta su nacimiento”.

Así como se presenta el proyecto de ley aprobado en Diputados, los abogados advierten que permitirá que se aborten personas por nacer con síndrome de Down, con labio leporino, etc. Lo cual ha motivado una referencia general del Papa Francisco hacia procedimientos que comportan el descarte de seres humanos. Y a las prácticas del nazismo. La réplica en los medios de periodistas como Magdalena Ruiz Guiñazú, que argumenta que el Pontífice no supo ayudar a Argentina en otros momentos constituye el mismo argumento de siempre, considerando al Pontífice un apéndice de Argentina, que debe según ellos estar a su servicio. Ignorando que se trata de un jefe de otro Estado y de un pastor de la grey católica extendida por el mundo. Pero el proyecto no acaba ahí, porque “la causal de peligro para la salud ‘social’ permitirá, según advierten los expertos, que se pueda abortar por cualquier causa hasta el momento del nacimiento”.

El documento lleva, entre otras firmas, las de los ex convencionales constituyentes Eduardo Menem, Rodolfo Barra y Fernando López Zavalía. De los académicos Alberto Bianchi, Alfredo Vísolo, Estela Sacristán, Ricardo Ramírez Calvo y Félix Montilla Zavalía; del fiscal José María Campagnoli, y del secretario general de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación, Julio Piumatto.

¿Votos retribuidos?

Por si fuera que con lo expuesto no se acabara de comprender la desmesurada y arbitraria irracionalidad impuesta por los autores del proyecto y quienes lo avalan, debe recordarse que hubo legisladores pampeanos indecisos, que con su voto inducido por el gobernador de su provincia, cambiaron el resultado de la votación. Olvidaron que los diputados representan a los ciudadanos de sus respectivas provincias. No a los gobiernos ni a sus provincias.

El presidente de la Nación anunció en todo momento que de salir la ley referida al aborto directo, no la vetará. Por lo que no es ocioso preguntarse si algo tiene que ver el préstamo solicitado al FMI, porque es conocido el posicionamiento de los organismos internacionales que condicionan la ayuda financiera a la implementación de una política antinatalista, tanto como las sospechas referidas al desmesurado endeudamiento al que el gobierno ha llevado al país. ¿Hace falta aún más para comprender el grave infortunio que aflige a los argentinos, con un gobierno injusto y depredador de la vida humana?

El empresario y el médico

El presidente argentino es el empresario desempeñándose en la función política. Y habilitando alegremente el debate sobre el aborto directo, quizás como parte de la “revolución de la alegría” con la que entusiasmó (¿o debo decir engañó?) a muchos argentinos. El Dr. Tabaré Vázquez, presidente uruguayo, vetó la ley que despenalizaba el aborto durante su primer mandato. Es un médico oncólogo, hijo de obrero y agnóstico, obviamente con otro perfil de formación, el de la ciencia y el humanismo médico. Y para desdecir las falacias de los que atribuyen la defensa de la vida por parte de los cristianos a los dogmas de la fe católica, ignorando que “el hombre tiene muchos medios para progresar en el conocimiento de la verdad” (Juan Pablo II, Fides et ratio, 3). Y la defensa de la vida.

Que Dios nos libre a todos de la temeraria resolución de quienes nos gobiernan y legislan. Que proteja a la mujer-madre y la vida que cobija en su seno.

( *) Ex profesora de Ética Filosófica, de Teología Moral y Ética Profesional y de Teología Dogmática en la UCSF. Y de Ética Filosófica en el Instituto Superior Particular San Juan de Ávila de Santa Fe. Escritora.

(**) Publicada en “El Litoral”, 28/09/2011.