Llegan cartas

Cuidemos juntos el don de la vida 

OSCAR R. GALVÁN

DNI 6.035.107

Gestanticidio: el cruel y mal llamado aborto. Alerta rojo II.

Señor presidente Mauricio Macri: creo con todo respeto que estamos por estas horas, pueblo y Estado ante dos opciones cruciales.

Elegimos por amor a la vida, ayudar a la mamá y al niño por nacer desde su concepción, a llevar adelante su embarazo, en caso de dificultades o vulnerabilidad. Acompañado de cuidadosas y eficientes políticas de adopción, creando ámbitos de contención materno-infantiles. O nos encaminamos al tétrico camino sin retorno de instalar en todo el país ejecutorios de pena de muerte estatales para niños en gestación.

Es decir, invertimos en cultura para la vida o malgastamos imperdonablemente en cultura para la muerte.

Sin más, que Dios te bendiga.

Ley de donación de órganos

KARINA CAZZARO

DNI. 21.653.863

Seguramente para emitir un comentario preciso sobre el carácter de “obligatoriedad” de ser donante -que esta nueva ley impone sobre todos los ciudadanos mayores de 18 años en Argentina- habría que tener más conocimientos médicos y legales, hacer un estudio detallado de su implementación en España (en donde rige con pautas más claras) y poder determinar con certeza cuándo a una persona se la declara “muerta”.

Casi rozando lo moral, ético, religioso y de pleno en lo científico, el origen y final de una vida humana corre sus límites y alcances conforme se fraguan en la sociedad cambios culturales y nuevos descubrimientos. La nueva ley que se aplicaría en casos de deceso, debido a paro cardiorrespiratorio o muerte cerebral, da lugar a preguntar si no hubiera sido preciso el paso previo de debatir la legalización de la eutanasia (en vistas de la legalización en puertas de aprobarse del aborto), antes de ser esta “Ley Justina” acuñada.

Más allá de ser mi postura personal contraria a la “obligatoriedad” de ser donante en un país que se precie de respetar la individualidad de cada ciudadano (y a sabiendas de engorrosos trámites para elegir poder optar), veo muy lejana una implementación prudente, prolija, justa y cuidada de esta nueva ley en Argentina. Un país que carece de insumos básicos en hospitales, con más de la mitad de su población infantil en la pobreza, y con carencias sanitarias enormes.

Cuando se trata de generalizar y obligar a todos los individuos de una sociedad sobre lo que se debería elegir, lo que aparenta ser magnánimamente justo deja de serlo.