La linda discusión que abre el debate sabalero...
La linda discusión que abre el debate sabalero...
¿El partido más importante en la historia del Cementerio?
Clásicos, partidos de copa que hicieron furor, fechas e historias que nadie olvidará. El histórico 1 a 0 en el Morumbí agigantó el entusiasmo y la expectativa por esta visita de un grande-grande como el San Pablo.

En lo más alto. Medero y el Bichi buscan una pelota que parece haber perdido Bonano. Fue el partido de ida de cuartos de final de la Libertadores de 1998. Ganó River 2 a 1 en el Centenario. Aimar y Ángel marcaron para los “millonarios” y Saralegui para los sabaleros.
Foto: Archivo El Litoral
Enrique Cruz (h)
Los recuerdos fluyen y como siempre pasa, será imposible dejarlos contentos a todos. La historia arranca con el partido mítico que dio mote al estadio: Cementerio de los Elefantes. Ese partido fue el 10 de mayo de 1964. Colón había subido por decreto de la “C” a la “B” y recién se jugaban los primeros partidos de ese campeonato. El día anterior -sí, leyó bien, el día anterior, o sea el 9 de mayo-, Colón había perdido con Platense en Vicente López. Vuelo a Sauce Viejo y a dormir enseguida. Al día siguiente -sigue leyendo bien: al día siguiente- jugaba contra el mejor equipo del mundo, que tenía en sus filas al mejor jugador del mundo: el Santos de Pelé. Eran los campeones del mundo. Imbatibles e íconos de toda una generación futbolera. Era como el Barcelona de los mejores tiempos y con el mejor Messi. Más o menos la situación era esa. La historia dice que se quedaron con la sangre en el ojo, los brasileños, al punto tal que a Italo Giménez le daban el “oro y el moro” para ir a jugar la revancha al Maracaná. Italo no quiso la plata y prefirió la gloria. Por eso, a este 2 a 1 inolvidable con el gol del Ploto Gómez se lo recuerda como el nacimiento del mote de Cementerio de los Elefantes.
Después llegaron otras victorias que solidificaron esa historia. Pero los tiempos modernos son los que invitaron al debate. Ascensos, clasificaciones para copas, triunfos inolvidables y con mucho de épica en algunos de esos casos. Nadie se va a olvidar, por ejemplo, de aquella victoria ante Independiente en la cancha de Lanús. Esa noche, Colón destronaba y dejaba sin copa al rey de copas. Y la hinchada se fue a festejar al obelisco, generando un impacto que modificó la noche porteña. “¿De dónde salieron éstos?”, se deben haber preguntado todos los que piensan, creen y están convencidos de que en el país futbolero todo pasa por Boca y por River.
Los clásicos tienen una lectura diferente en la gente y también es factor de polémica. Soy de los que opina que el clásico tiene una repercusión y consecuencias exageradas en el ánimo de todos. Se han tenido que ir entrenadores y jugadores luego de haber perdido un clásico. Quizás esto empiece a menguar cuando nos acostumbremos a jugar clásicos más seguidos o cuando -ojalá esto suceda alguna vez-, Colón o Unión o los dos, ganen un título. Pero el clásico se vive mucho más con el corazón que con la razón. Soy de los que está convencidísimo de que el triunfo ante San Pablo en el Morumbí tiene más importancia -analizado con la razón- que cualquier victoria en un clásico. ¿Se habrá festejado menos?, quizás. ¿Se habrá gozado menos?, también quizás. Porque esos impulsos vienen de la mano del dictado del corazón, pero Colón logró una hazaña sin parangón en el Morumbí: fue el equipo argentino que le ganó por primera vez en la historia al San Pablo en ese legendario estadio; y Colón logró vencer a un rival lleno de historia, campeón del mundo, tricampeón de la Libertadores y el equipo brasileño que más títulos internacionales ostenta en la historia. ¿Acaso Brasil no es el gran rival de Argentina? Elementos más que suficientes para que esa victoria tenga certificado de garantía y calidad.
Pero hubo otros partidos trascendentes, con amplio valor histórico y por ello convertidos en inolvidables. Ejemplos sobran e invitan al debate. Ejemplo: el choque con River por cuartos de final de la Libertadores. Se perdieron esos partidos, pero nunca antes Colón llegó tan alto, al punto tal de meterse entre los 8 mejores de América. Otro caso: el partido con Olimpia de Paraguay, el de los penales de Burtovoy aquel inolvidable y también histórico 30 de abril de 1998 en esa misma Libertadores. Equipo copero, con historia, que sucumbió en el mismísimo Defensores del Chaco en un partido “no apto para cardíacos”.
En fin, este jueves por la noche no pasará desapercibido para nadie. Ya la fecha del 2 de agosto de 2018 se recordará por siempre. Porque a lo ya apuntado, hay otro detalle significativo que no puede soslayarse: el de la gente. ¡5.000 hinchas sabaleros en el Morumbí! Los brasileños estaban asombrados, nadie, ni los grandes del fútbol argentino habían llevado tanto público a ese estadio.
Las historias se escriben con grandeza, ya sea en los triunfos como también en las derrotas. Naturalmente, en un ámbito exitista como el nuestro, siempre tiene más repercusión cuando se gana que cuando se pierde. Pero aún de los malos momentos o de las perdidas, se pueden sacar conclusiones grandes. Colón también sabe de estas cuestiones. Y si no, repasar el gran significado que tuvo aquella movilización inédita de hinchas a Córdoba. Ese día, ante Banfield, se consumó una de las derrotas más dolorosas de la historia sabalera. Dolorosa e increíble. Pero también se escribió una página de gloria de su hinchada, al punto tal que “el día del hincha de Colón” se conmemora en honor a aquella gesta movilizadora.
Las historias se escriben con grandeza, decimos. Y con un Brigadier López lleno, rebosante de entusiasmo, Sudamérica entera tiene otra prueba clara de lo que es Santa Fe y del desbordante furor por el fútbol que existe en nuestra ciudad. En el fracaso argentino en el Mundial, desde Rusia dijimos que “Argentina fue el campeón del mundo de las hinchadas”. En este pueblo castigado hasta el hartazgo, el fútbol es lo poco que le queda a la gente para tener un rato de felicidad y razones para gritar, para sacarse de encima el dolor de la “mishiadura” y para sentirse protagonista. Ni más ni menos que eso. Mucho, muchísimo, aunque parezca simple y poco.

No fue en Santa Fe, pero... Este partido ante Olimpia, la noche de los penales atajados por Burtovoy, está entre las inolvidables de los 113 años de historia de la institución. Fue ante un grande de Sudamérica y en otro estadio con leyenda.
Foto: Archivo El Litoral

A terminar la obra... El equipo que empezó a hacer historia en el Morumbí. Una noche inolvidable.
Foto: Agenciaefedos
500.000 Dólares
Es la expectativa de recaudación en un partido sin precedentes.