De la unidad a la deconstrucción

Feminismo: nuevo “condimento” para la mesa política argentina

En el último año, el movimiento despertó tensiones en la sociedad y resintió las estructuras políticas tradicionales. Dos mujeres, Laura Mondino e Ingrid Beck, concejala y periodista, analizaron las posibilidades de los “votos verdes” de cara a las próximas elecciones.

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Beck y Mondino dialogaron con El Litoral y dieron su visión sobre qué es el feminismo y cómo afrontan estos reclamos, cada una desde su ámbito.

Foto: Pablo Aguirre

 

Mauro L. Muñoz

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“Todos unidos triunfaremos”, popularizó Hugo del Carril en su canto de la década del 50; pero ahora se les reclama a “los muchachos” que “la unidad será con mujeres, o no será”.

La búsqueda de acuerdos es un denominador común de la estrategia política y, en estos últimos años, los nuevos planteos del feminismo hacen temblar a estas estructuras tradicionales.

Este refrescante reclamo social se impuso como un parteaguas en gran parte de la sociedad, y la discusión se trasladó a todos los ámbitos cotidianos. Más allá de las opiniones individuales, el planteo se hizo visible y la discusión se instaló en las mesas de todos los argentinos durante el último año.

Los casos de femicidio y violaciones se viralizaron por las redes sociales, llegando a ocupar buena parte de las páginas de diarios y portales web. Incluso, la cuestión tomó otro color, conformando identidades verdes y celestes, desplegando sucesivas marchas en todo el país.

Las discusiones van desde dirigentes “poco deconstruidos”, por un lado, y “a favor de la ideología de género”, en modo Bolsonaro, por el otro. En el medio, para los partidos y coaliciones, un abismo.

Si en 2015 la categoría política de “la grieta” entre macristas y kirchneristas marcó el calendario electoral, este año trae aparejado la novedad de “la grieta dentro de la grieta”.

Por el momento, pese a discrepar en los abordajes, todos los partidos encuentran consenso de las cuestiones urgentes en el país. En cambio, con el sendero abierto por el feminismo no pasa lo mismo, y es hoy un debate abierto.

En el día a día

Con la consigna de que “lo personal es político” el feminismo trasladó la discusión hacia los ámbitos cotidianos y se impuso entre los temas recurrentes en cualquier canal de TV, video de Youtube o charla entre pares.

Con motivo de ocuparse de una de las tantas aristas de esta problemática, se organizó un panel sobre Violencia Laboral y de Género. El mismo estuvo coordinado por la concejala Laura Mondino (FPCyS) y reunió a la periodista Ingrid Beck, directora de la Revista Barcelona, y la jugadora Macarena Sánchez, que lleva adelante la lucha por la profesionalización del fútbol femenino.

Previo al encuentro, Beck y Mondino dialogaron con El Litoral y dieron su visión sobre qué es el feminismo y cómo afrontan estos reclamos, cada una desde su ámbito.

“Prefiero hablar de los feminismos”, marcó Beck desde el comienzo y, sobre ese punto, desarrolló: “No hay una sola definición y eso complica a quienes pretenden encontrarle jerarquías y analizarlo. Hay feminismos más liberales, los más populares, los más académicos; pero en todos los casos es producto de la fuerza de lucha de las mujeres y las minorías sexuales. Es un movimiento y, como tal, está compuesto por muchas vertientes y distintos sectores”.

Por su lado, Mondino agregó que “como todo argumento social, recibe transformaciones y se profundiza”, y continuó: “Así lo marcan las distintas ‘olas’ del feminismo: es un pensamiento que se fue nutriendo a lo largo de la historia, conformado por muchos reclamos”.

Ambas coincidieron que es en la práctica de este pensamiento donde se juega un factor fundamental.

Por su lado, la concejala aportó que “en la vida cotidiana es donde se puede ver que las mujeres sufrimos un sometimiento permanente del sistema patriarcal”.

Esta característica suele ser motivo de fricción, ya que se revisan ciertas prácticas que se consideraban “normales”. Por ello, Mondino aclaró: “desde el feminismo se busca favorecer la igualdad de oportunidades. No hay una lucha contra el hombre varón, sino contra el machismo que es encarnado por los distintos géneros”.

De acuerdo con su perspectiva, Beck consideró necesario “repensar nuestras acciones en todos los ámbitos y cuestionarnos todo el tiempo, porque la práctica feminista es cotidiana y de deconstrucción permanente”.

En la política

Entendido como movimiento emancipatorio, el feminismo se supo hacer un lugar dentro del escenario de reclamos sociales, ocupando un lugar como nuevo sujeto político.

Un rápido racconto podría indicar un camino en este sentido. El “tetazo nacional” ante el intento de prohibir el toples playero en una playa de Necochea; las movilizaciones de Ni Una Menos ante las elevadas cifras de femicidios; y las marchas a raíz del tratamiento del proyecto de ley de Interrupción Legal del Embarazo. Tres casos de múltiples manifestaciones y con un denominador común: la politización del cuerpo de la mujer.

Sobre este aspecto, Beck recalcó la trascendencia de que las mujeres salgan a la vía pública por sus derechos: “Si bien el movimiento de mujeres consta de mucho tiempo, el Ni Una Menos produjo el empuje de la sociedad civil sobre la política. Se dio un quiebre en términos de acción política, con presencia en la calle. Luego, el debate del aborto terminó por obligar a la dirigencia a poner en sus agendas estos temas”, ponderó.

En su repaso, Mondino reparó en el “recambio generacional” que parte de los nuevos reclamos. “Hay un renovando espíritu de las mujeres. En ese sentido, el debate por la legalización del aborto fue lo que marcó un antes y un después porque, más allá de las posturas personales, trasladó una demanda particular hacia ámbitos donde antes ni siquiera era mencionado”.

En las elecciones

En noviembre, la ex presidente Cristina Kirchner se refirió de forma directa a la disyuntiva. “En nuestro espacio hay pañuelos verdes y celestes”, dijo y generó muchas discusiones internas que continúan hasta hoy. Por su lado, el presidente Macri también trasladó el dilema hacia todo Cambiemos. En parte, habilitó por primera vez el debate en el Congreso nacional, a la vez que fue la segunda fuerza en votos positivos al proyecto de ley. Asimismo, sus legisladores fueron los de más votos en contra, y algunos se convirtieron en el núcleo duro de los pañuelos celestes. Así las cosas, por el momento los dos frentes con más caudal de votos no han unificado una respuesta que otorgue un marco de referencia para los votantes.

“Es una disyuntiva que las grandes coaliciones no han podido resolver”, comentó Beck, y agregó: “Hoy no se ven organizaciones que puedan convocar una gran cantidad de gente como lo hace el movimiento de mujeres, y esto no es una cuestión menor entendiendo lo que significa la movilización popular en nuestro país”.

En esa línea, la periodista consideró que “por eso los adolescentes, en especial las mujeres, encuentran en los feminismos un espacio de activismo que no encuentran en las estructuras tradicionales de la política, y eso es algo que los partidos deberían escuchar”, asestó Beck.

Consultadas acerca de cómo creen que afectará esto en las elecciones, la directora de La Barcelona dijo que aún no tiene decidido su voto: “Al no ser orgánica a ninguna fuerza política, me va a ser difícil votar; pero seguro no lo haré por ningún partido que contenga sectores conservadores que vayan en contra de los derechos de las mujeres”.

Desde una visión dirigencial, Mondino expresó que “el gran desafío lo encuentro en traducir las dificultades de las mujeres en políticas públicas por medio de mi rol en el Concejo”. Haciendo carne su rol, apuntaló que “las plataformas de los partidos deben escuchar la demanda social y trabajar en la deconstrucción hacia adentro de las organizaciones”.

“Feminazi”

—¿Qué les causa cuando les dicen o escuchan el término “feminazi”?

M-Me genera un poco de bronca, porque quien dice algo así no entiende de qué va la lucha.

Cuando una rompe con las tradiciones y las normas con las que nos educaron, hace ruido; pero eso no justifica el agravio.

Creo que necesitamos trabajar por mayor sensibilidad en los reclamos sociales y de justicia.

B-Estoy entrenada en reírme, así que me da gracia.

Desde un análisis serio, es para llamar a la reflexión que haya quienes vinculen el feminismo con el holocausto de seis millones de judíos.

Quizás, lo que sucede es que incomoda lo que se dice. Creo que a ningún varón le gusta que le marquen sus privilegios, alguna conducta abusiva o que no intervino cuando debía. Pero una actitud reflexiva nunca tiene lugar desautorizando a la interlocutora.

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“Hoy no se ven organizaciones que puedan convocar una gran cantidad de gente como lo hace el movimiento de mujeres”, sostuvo Beck.

Foto: Pablo Aguirre

Política humorística

—¿Cómo tratan desde la sátira, en la Revista Barcelona, los asuntos del feminismo?

—Barcelona es una revista feminista. Para nosotros no son temas nuevos porque los abordamos desde siempre, pero sí nos presenta nuevos desafíos la forma de abordarlos.

Nosotros no tratamos de demostrar nada. La sátira es, por naturaleza, ofensiva y punzante. Si no molestamos, no tendría sentido nuestra existencia. El asunto pasa por analizar a quién.

—¿Lo políticamente correcto no trae de la mano algunos límites?

—Como en todas las cuestiones referidas a los derechos humanos, se da una corrección política.

¿Cuáles son los límites para el humor? No hay o se los pone uno. Los temas son todos abordables, pero el tema es qué digo sobre cada uno.

En nuestro caso, entendemos que la esencia de la sátira es reírse del poderoso. Entonces, no nos reímos del feminismo porque no hay nada con qué ofender.