Gimnasia se aprovechó de una sucesión inexplicable de errores...

La gran siesta de la defensa de Colón

Terminó mal un torneo caótico. Todo lo bueno que se hacía (o al menos, se intentaba) del medio para arriba, lo terminaban dilapidando del medio hacia atrás. Para colmo, se lesionó el mejor jugador que tiene hoy este plantel: el Pulga. Empieza la Copa de la Superliga, pero Colón debe mirar decididamente a un cambio radical para la próxima temporada.

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Jan Hurtado fue el gran problema que debieron afrontar los jugadores de Colón. En este caso, es Schmidt el que intenta detenerlo. Un partido flojísimo y decisivo, a favor del rival, de la defensa rojinegra.

Foto: Télam

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a La Plata)

Es magra la realidad de Colón. Es el resultado de todo lo que se hizo mal y es también el prólogo de algo que merece especial atención. Por más que duela, es la realidad. Y debe atenderse como tal. Colón no armó un plantel ni invirtió para realizar una campaña tan mala y con tantos problemas. Cinco entrenadores, una flojísima preparación en todo sentido y casi nada para rescatar de positivo. Ni siquiera la consolidación de jugadores de inferiores, algo que en otros tiempos y con otro final, permitió la salvación de la institución (léase descenso del 2014 y todo lo que ingresó al club por las ventas).

Ganó sólo cuatro partidos, nunca lo pudo hacer como visitante en 13 cotejos disputados en esa condición. Sacó apenas el 30 por ciento de los puntos. Los números, para quiénes se manejan sólo por resultados, hablan a las claras. Pero en el juego, muy pocas veces se pudo ver una imagen medianamente sólida, convincente. Y después, el tema de las lesiones. ¿Sólo mala suerte?. Ni con Domínguez ni con Comesaña —que fueron los dos entrenadores que pudieron hacer una pretemporada e incorporar jugadores—, la preparación de este plantel estuvo acorde con las exigencias y los rigores competitivos y físicos del fútbol argentino. Ni Fuertes, ni Goux (dirigió un solo partido, que fue de lo mejorcito en la temporada) ni Lavallén pueden responsabilizarse de este aspecto en particular. No trajeron jugadores ni prepararon al plantel para la competencia. Fuertes no le encontró la vuelta y a Lavallén le está costando, porque además le siguen pasando esas cosas de las que otros entrenadores se quejaron y señalaron como aspectos negativos y preocupantes.

La baja autoestima ha sido un condicionante; pero también hay que agregarle los aspectos futbolísticos, tácticos y físicos. Vamos al partido con Gimnasia. ¿Cómo puede entenderse que se cometan tantos errores defensivos?. Porque si algo queda claro del partido, es que lo perdió la defensa de Colón. Ni era un partido para perder ni tampoco se hicieron las cosas tan mal en el medio y arriba como para perder. Pero lo de la defensa fue inadmisible durante toda la siesta. La conclusión final es la que genera el título de este comentario: la defensa de Colón se durmió la gran siesta.

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Hurtado fue mucho, demasiado, para Cadavid (de pésima actuación) y Schmidt. No lo supieron controlar nunca. En el primer gol, desbordó a Cadavid que salió lejos y mal a marcarlo y su centro fue desviado al gol por Zuqui, contra su propio arco. En el segundo, cabeceó como “Pancho por su casa” después del centro desde la izquierda, escapándose al control de los dos centrales y, en el tercer gol, el error de Toledo es inadmisible y lapidario, más allá de la genial definición de Tijanovich.

En el trámite, Colón, remándola siempre desde atrás y en desventaja, no hizo las cosas tan mal. Se puso el traje de protagonista, manejó la pelota y tuvo algunas situaciones claras. Con el partido 1 a 0 casi lo empata en un centro de Toledo que Estigarribia definió mal adentro del área chica (tan accesible de convertir como el que malogró ante los sanjuaninos); y con el partido 2 a 1, también casi lo empata en un “borbollón” que salvó increíblemente Martin Arias.

Gimnasia fue ganando siempre y esto lo llevó a regalarle terreno y pelota a Colón. La cuestión era ser paciente, preciso y abrir la cancha para que se generen espacios. Hubo dos golpes que dolieron; el de segundo y el tercer gol. Eran momentos en los que el virtual empate estaba al caer. Había que embocarla nada más. Sobre todo en el arranque del segundo tiempo, cuando el Indio Ortiz advertía que se lo estaba dejando venir demasiado a Colón y empezó a meter cambios. Más todavía: la primera o segunda vez que Gimnasia pudo pasar la mitad de cancha, en el segundo tiempo, fue cuando Tijanovich aprovechó el grosero error de Toledo en una pelota que tenía dominada y que quiso ceder hacia atrás para Burián y se quedó corto. Estos golpes, en un momento de dudas, son casi decisivos. Sin embargo, Colón fue a buscarlo, a vender cara la derrota. Pero no pudo.

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La derrota contra Gimnasia le agrega una razón más a la ya de por sí inexcusable gravedad de la situación. Lavallén tiene hoy un plantel en el que varios jugadores han cumplido su ciclo, no justifican ya su permanencia en el club (algunos por edad y rendimiento; otros por rendimiento). No es sólo apuntar a Clemente Rodríguez y Bastía, sino que hay jugadores que llegaron —inclusive en este último tiempo— y que no han rendido. Cuando Comesaña se hizo cargo, en una apuesta realmente fuerte y aventurada de Vignatti, hablábamos de la paciencia como elemento principal a tener en cuenta. Paciencia necesaria para un entrenador que llegaba a un fútbol en el que nunca había dirigido. Pero el gran desconocimiento y las actitudes inentendibles de Comesaña, no sólo en la preparación y en lo que hizo y dijo en los pocos partidos que dirigió, sino también en el armado, por ejemplo, de su cuerpo técnico, llevaron a Colón a este caos deportivo que lo coloca en una situación de “fojas cero” con todo lo que se había construido con anterioridad.

El salto de calidad pretendido por Vignatti nunca se dio. Fue un error la continuidad de un entrenador “sobrevaluado” como Domínguez; fue un error la llegada de Comesaña; fueron muchos los errores en la contratación de los jugadores. Vignatti ha generado buenos ingresos para el club en los negocios varios (llámese ventas de jugadores y la larguísima gestión para concluir lo de Alario); pero esta vez se han cometido muchos errores en la conformación del plantel y también en el seguimiento de la situación. Esta es la autocrítica que, necesariamente, Vignatti debe hacer como hombre de fútbol. Lavallén es el menos responsable. Pero sin la presencia de un manager o alguien que desde un lugar de conocimiento pleno pueda ayudarlo en la toma de decisiones, tendrá que tener un ojo quirúrgico para meter mano y aplicar correctamente dos conceptos que aparecen como bastante claros y clave de cara al futuro: la “barredora” para limpiar el plantel y el necesario, casi imprescindible, acierto para la llegada de los refuerzos y el armado de algo muy distinto a lo que recibió.

Síntesis

Gimnasia 3

Colón 2

Cancha: Gimnasia y Esgrima La Plata.

Arbitro: Nazareno Arasa.

Gimnasia: Martin Arias; Oreja, Coronel, Piovi y Licht; Tijanovich, Bolívar, Faravelli, Mansilla y Chávez; Hurtado. A.S.: Moyano. Estuvieron en el banco: Guiffrey, Melluso y Simeone. D.T.: Hernán Darío Ortiz.

Colón: Burián; Toledo, Schmidt, Cadavid y Escobar; Bernardi, Fritzler, Zuqui y Estigarribia; Luis Miguel Rodríguez y Esparza. A.S.: Chicco. Estuvieron en el banco: Garcés, Clemente Rodríguez y Celis. D.T.: Pablo Lavallén.

Goles: en el primer tiempo, a los 4 m Zuqui (C) en contra de su propia valla, a los 24 m Hurtado (G) y a los 44 m Bernardi (C). En el complemento, a los 21 m Tijanovich (G) y a los 28 m Leguizamón (C).

Cambios: en el primer tiempo, a los 22 m Leguizamón (C) por Rodríguez. En el complemento, a los 7 m Gómez (G) por Chávez; a los 16 m Ramírez (G) por Mansilla; a los 19 m Chancalay (C) por Estigarribia y a los 35 m Mussis (G) por Faravelli.

Amonestados: en Colón, Fritzler.

Bajo la lupa

BURIÁN (4).- Poca actividad y escasa reacción en los goles. No pudo salvar ninguno de los tres, más allá de que no hubo un error directo suyo en alguno de ellos.

TOLEDO (3).- Todo lo que había hecho, por ejemplo metiéndole un centro de gol a Estigarribia y otro a Bernardi en el penal, lo tiró por la borda con el increíble error en el tercero de Gimmnasia: un pase atrás muy corto que interceptó Tijanovich.

SCHIMIDT (4).- Se nota que la falta de fútbol en los últimos tiempos le hizo perder todo: seguridad, solidez y confianza.

CADAVID (3).- Muy mal. Hurtado hizo lo que quiso con él. En los dos primeros goles hay errores concretos suyos. Pero además, demostró una vez más que no está a la altura de la exigencia del fútbol argentino. Si se queda, tendrá que mejorar demasiado.

ESCOBAR (5).- De los de atrás, fue el que se puede rescatar, aunque jugó en un nivel bajo. Es que haciendo muy poco, ya fue más que el resto.

BERNARDI (6).- El mejor de Colón, aún con lagunas, enredándose con la pelota y chocando, fue el que más intentó y el que siempre se mostró.

FRITZLER (5).- Aportó en lo suyo y una amarilla lo deja afuera del primer partido de la Copa de la Superliga. Trató siempre de empujar al equipo. Sintió cansancio en el final.

ZUQUI (5).- Jugó de doble cinco, trató de encimar a Faravelli y éste hizo lo propio con él. Mucho despliegue.

ESTIGARRIBIA (4).- Algunas cosas interesantes con la pelota pero otra vez sin definición, como ante San Martín de San Juan. Se perdió una ocasión inmejorable para convertir un gol.

ESPARZA (5).- Mejor cuando pasó a jugar por izquierda que cuando lo hizo por derecha. Fue el más explosivo de todos, pero está acostumbrado a jugar por su mejor perfil, o sea por izquierda.

RODRÍGUEZ.- Pocos minutos en la cancha. Se tiró unos metros atrás para entrar en juego con la pelota, pero enseguida se tuvo que ir lesionado. Venía muy justo.

LEGUIZAMÓN (6).- Convirtió un gol, mostró ganas y casi mete otro que se lo sacó en gran reacción el arquero.

CHANCALAY (5).- Activo, pero sin aportar la suficiente claridad ante un equipo que en los últimos minutos se metió más atrás que de costumbre.

ZUCCULINI.- Se paró como volante por derecha y trató de abrir la cancha. Puede jugar ahí, pero no tan abierto para que desborde. Necesita estar más metido en el fragor del sector central.