LA OBRA TEATRAL “VITTORINO PACHECO” LLEGA A SANTA FE

Un fabulador con pretensión de artista

La propuesta rosarina se presentará el sábado 13 de abril, a las 21, en la Sala Foyer del Centro Cultural Provincial (Junín 2457). Santiago Pereiro, protagonista de la puesta junto a Ana Salinas, explicó que el personaje central es “un pobre tipo incapaz de hacerse cargo de nada de lo que le sucede”, pero que sin embargo, “inspira ternura por su inocencia y su inconsciencia”.

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“Los textos siempre resuenan de nuevas formas conforme pasa el tiempo”, señaló el actor Santiago Pereiro en relación a “Vittorino Pacheco”. Este, en particular, tiene una dinámica muy seductora.

Foto: Gentileza producción

 

Juan Ignacio Novak

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El grupo rosarino Esse Est Percipi presentará en Santa Fe la obra teatral “Vittorino Pacheco”. La función está prevista para el día sábado 13 de abril, a las 21, y se realizará en la Sala Foyer del Centro Cultural Provincial (Junín 2457). La puesta, según adelantan los propios realizadores, narra “el devenir de un alma torturada, un ser habitando un tiempo que no le pertenece”. Escrita por David Anica y Gustavo Di Pinto, cuenta con actuaciones de Ana Salinas y Santiago Pereiro.

Precisamente fue el actor quien describió a su personaje, Vittorino, como un fabulador con pretensiones de artista. “Un pobre tipo incapaz de hacerse cargo de nada de lo que le sucede, evadiéndose todo el tiempo, buscando a alguien más para responsabilizarlo de su propio destino”, explicó. “Sin embargo, es un personaje que inspira ternura por su inocencia y su inconsciencia, por su histriónica forma de ser, porque está lleno de dolor por ser así, y porque parece no poder hacer nada para cambiarlo”, resumió. En ese sentido, se produce en la obra un contrapunto con la presencia de “Ella”, el otro personaje de la puesta, que es indispensable para la construcción de ese “ser entreverado” que es Vittorino. “En el devenir de la obra, lo obligará a golpes, literal y figuradamente, a ponerse de frente a su historia y aceptar su destino”, apuntó Pereiro.

—La primera versión de “Vittorino Pacheco” la estrenaron a fines de los ‘90 y se convirtió en una obra emblemática del grupo Esse Est Percipi. ¿Qué conserva esta nueva puesta y que nuevos elementos se incorporaron? ¿Por qué decidieron volver a ponerla en escena?

—Para esta versión se tomó el texto original y se hizo un abordaje completamente nuevo. Tanto la estética como las actuaciones fueron planteadas desde otro ángulo. Incluso el mismo texto fue editado respondiendo a las necesidades que iban surgiendo durante el proceso de trabajo. Además, al lenguaje teatral se le sumaron el musical y audiovisual, haciendo de la puesta una experiencia totalmente integral para el espectador. Los textos siempre resuenan de nuevas formas conforme pasa el tiempo. Vittorino Pacheco debate interrogantes existenciales, universales y atemporales: la existencia de Dios, la vida, la muerte, el tiempo y el amor. El fallecimiento de David Anica, autor del texto junto con el director Gustavo Di Pinto resignifica completamente muchos textos de la obra para nosotros, sumándole más capas de sentido. De cierta forma, es un homenaje a su presencia, y si bien como decía Borges “morir es una costumbre que sabe tener la gente”, para nosotros está realmente muerto el olvidado.

Moverse para vivir

—El director, Gustavo Di Pinto, sostuvo que el interés del texto radica en la multiplicidad de lecturas que permite. ¿Cuál de esas lecturas posibles es la que más te atrajo, o atrae, desde tu rol como actor en la obra?

—El texto tiene una dinámica muy seductora, fragmentada, que superpone diálogos absurdos con textos de una profundidad que inevitablemente te interpelan. Desde el primer acercamiento al material creo que lo más convocante para mí fue la reflexión que propone sobre el tiempo, una línea de pensamiento que siempre me atrajo. “El tiempo es movimiento, ¿o no? Si me muevo me mantengo vivo, y si me detengo, me muero” dice Vittorino en el clímax de su desesperación. La idea de concebir el tiempo no como el mero transcurrir de los segundos, sino como lo que sucede mientras estamos ocupados haciendo. Por otra parte, el texto ofrece al actor una posibilidad (y un desafío al mismo tiempo) enorme: moverse entre lo trágico y lo cómico, con cambios de estado prácticamente instantáneos, lo que permite desplegar la capacidad expresiva al máximo.

Visión integral

—Una de las particularidades del grupo es que no admite roles fijos lo cual lleva a sus integrantes a ser actores, directores, dramaturgos, productores, iluminadores y un largo etcétera. ¿Cómo te sentís en este esquema y cómo incide esta opción en el modo de hacer teatro?

—Personalmente, me siento como pez en el agua. Por mi forma de ser, me es inevitable interesarme en todo lo que hace a la obra, más allá de lo que mi rol específico me exija. Entré al grupo en el 2016 como músico y actor, soy asistente de dirección en una obra que vamos a estrenar en 2020, y en Vittorino además de actuar, hago junto con Gustavo la iluminación y producción. Que el teatro es un hecho colectivo, es una verdad de perogrullo. Pero la posibilidad de tomar parte activa en los distintos roles del acontecimiento teatral te permite acercarte una visión integral del mismo. Entiendo que la actuación no es exclusivamente lo que atañe a mi interpretación; es también como se ve con las luces, en determinado espacio y la lista sigue. El poder dialogar con esos otros lenguajes y manejar esos códigos resulta entonces muy favorable al resultado final. Estamos también mucho tiempo en gira, y cada función es prácticamente un montaje nuevo, porque cada espacio tiene características totalmente distintas al anterior. Se hace imprescindible la capacidad de poder adaptarse y resolver cualquier problema para llevar a cabo las funciones.

Corredor

—En esta etapa de la obra decidieron proyectarse desde Rosario hacia todo el territorio nacional, inclusive con la incorporación en el equipo de artistas de otras ciudades. ¿Por qué tomaron esa decisión y cómo fue el proceso?

—La idea inicial del proyecto era inaugurar un corredor cultural entre Victoria y Rosario, abriendo el juego para el intercambio. Desde esta premisa, el equipo se formó con escenógrafa, vestuarista, asistente de dirección victorienses y director, productor y actores rosarinos. El proceso de ensayos exigió un ida y vuelta atravesando el puente que une ambas ciudades. Los objetivos eran compartir problemáticas del quehacer teatral, y enriquecerse mutuamente de las experiencias y modos de producción del otro. Y se cumplieron con creces. Por otra parte, desde el grupo trabajamos siempre con la convicción de que no sólo los espectadores tienen que venir a nuestra sala a ver nuestras obras, sino que nosotros también podemos llevar las obras a donde sea que haya nuevos públicos.

A todos los rincones

—¿Cómo sigue el itinerario de la obra de acá en más?

—Con estas funciones a lo largo de nuestra provincia, Villa Ocampo, Casilda, San Jorge, Gálvez, San Carlos Centro y Carcarañá, finalizamos la gira provincial para la cual fuimos seleccionados por el programa Escena Santafesina. A mediados de junio vamos a estar girando por distintas localidades de la provincia de Buenos Aires, entre ellas Capital Federal, La Plata y Pergamino, funciones en temporada en la ciudad de Rosario, y hay una posibilidad de hacer temporada en enero en Mar del Plata. Nuestra idea es tratar de hacer la mayor cantidad de funciones y llevar la obra a todos los rincones del país.