Tomás Chancalay jugará el Mundial de Polonia...
Los duendes de Rossi y Luque
Tomás Chancalay jugará el Mundial de Polonia...
Los duendes de Rossi y Luque

Tomás Chancalay y su preciada foto con Lionel Messi, cuando hizo de sparring de la mayor. Foto: El Litoral
Enrique Cruz (h)
Es el tercero de Colón en jugar un Mundial. Hubo varios que pasaron y se quedaron en el camino; otros, como Pedro Pablo Pasculli, que llegó a campeón del mundo habiendo salido de las inferiores sabaleras, pero no con un paso previo por los juveniles. El primero fue Rubén Rossi, en el inolvidable Seleccionado de Menotti de 1979 y Carlos Martín Luque en el equipo que dirigió Walter Perazzo y que jugó el Mundial de 2011 en Colombia.
La historia de Rossi fue muy particular. Ernesto Duchini, hacedor de aquel equipo y descubridor de casi todos los jugadores que integraron ese plantel que tenía a Diego Armando Maradona como la máxima estrella, fue a ver un partido de reserva entre Newell’s y Colón en el Parque Independencia. “César, lo fui a ver a Simón. Tenés que convocarlo, pero en Colón hay un rubio que juega de segundo marcador central que me impresionó”. Y el Flaco, ni lerdo ni perezoso y haciendo caso a la solicitud del “Maestro”, se decidió por él. Lo que pasó después es historia conocida. El 7 de septiembre de este año se cumplirán 40 años de aquella gesta histórica. Fue el Mundial de Japón. Fue el Mundial en el que los argentinos “madrugábamos” o nos “hacíamos la rata en la escuela” para ver jugar a ese equipo. Sergio García; Carabelli, Simón, Rossi y Hugo Alvez; Barbas, Rinaldi y Maradona; Escudero, Ramón Díaz y Calderón fue la base inolvidable de una Selección que se convirtió en un emblema, no sólo por haber sido la primera que consiguió el logro (Argentina es el país con más titulos mundiales Sub 20 del mundo: ganó 6), sino porque lo hizo desplegando un fútbol vistoso, que levantó bien altas las banderas de “hacer la nuestra”, que nos llevó a convertirnos en potencia a nivel mundial.

Carlos Martín Luque en acción durante la disputa del Mundial de 2011 en Colombia.
Foto: Efe
Pasaron los años y un zurdito rápido y hábil apareció en las inferiores de Colón. Era un típico wing izquierdo, en tiempos en que los wines eran una “especie en extinción”. “Si no te quedás en Santa Fe, volvés al tambo a ordeñar vacas y no me hablás más”, le decía José Luís Luque a su hijo Carlos Martín (o Martincito, como se lo llamaba) cada vez que el muchacho se quería volver a su casa en Las Varillas, Córdoba. Venía de Colonia San Bartolomé y extrañaba. La ligazón con Rossi fue fuerte: se formó en la Academia Duchini, había probado suerte en River, San Lorenzo y Lanús, pero no quedó en ninguno. Llegó a Colón cuando Cardetti jugaba en el club y lo trajo a una prueba. Se la tomó Mario Sciacqua cuando Rossi estaba a cargo de las inferiores y quedó. Debutó en marzo de 2011 y ese año fue convocado para el Mundial de Colombia. Fue suplente en los primeros dos partidos, pero 10 minutos ante Inglaterra fueron suficientes para demostrar cómo podía desbordar y asistir magistralmente a sus compañeros. Fue titular ante Corea del Norte y brilló: metió el centro que derivó en el primer gol argentino. Nos eliminó Portugal y la actuación no fue buena: salió 14to. Pero Luque terminó destacándose en un plantel que tenía, entre otros, a Esteban Andrada, Pezzella, Tagliafico, Cirigliano, Alan Ruiz, Erik Lamela, Iturbe y Roberto Pereyra, entre otros. Ahora le llegó el turno a Tomás Chancalay. El “Bocha” Batista lo dejó afuera del Sudamericano, prácticamente sobre el cierre de presentación de la lista. Lo volvió a convocar. La campaña de Colón no lo ayudó. Era difícil destacarse, pero tuvo algunos partidos interesantes. Daría la impresión de que nunca supieron encontrarle la posición. En varias ocasiones, Chancalay dijo que a él le gusta jugar de “enganche”, arrancando de atrás. Fue muy tenido en cuenta y marcó goles en entrenamientos y amistosos. Lo citó Beccacece, en su momento y fue sparring de la Selección. Fue a Rusia para el Mundial. Debe ser uno de los jugadores del fútbol de Santa Fe con más tiempo de permanencia en un plantel juvenil. Se le terminaba el tiempo de jugar un Mundial. Su no convocatoria para el último Sudamericano le jugaba en contra. Se suponía. Pero no fue así. Era éste o nunca. Batista lo tuvo en cuenta y lo convocó.
Tomás Chancalay nació en Viale y su historia es muy particular: su mamá Marisel y su abuelo se tomaron el sacrificio de traerlo dos veces por semana a la escuelita de Colón, desde los 8 años, recomendado por el profe Leo Colman, que vino con el “dato” y fichado en el club cuando estaba Gustavo Marín, otro hombre clave en el crecimiento de “Tommy”, porque inclusive lo alojó en su casa cuando era un niño aún y ya estaba fichado en Colón.
“Hay dos entrenadores que fueron clave: Martín Sánchez y Ariel Segalla”, siempre cuenta Gustavo Marín. Y se remarca que ese acompañamiento familiar, incluso, contempló una mudanza a Paraná para que Tomás esté más cerca de Santa Fe cuando los entrenamientos se hacían diarios.

Rubén Rossi y su apoteótica llegada a Santa Fe, días después del título mundial en Japón.
Foto: Archivo El Litoral
La lista
Arqueros: Manuel Roffo (Boca Juniors), Jerónimo Pourtau (Estudiantes de La Plata) y Joaquín Blázquez (Valencia, España).
Defensores: Marcelo Weigandt (Boca Juniors), Facundo Mura (Estudiantes de La Plata), Maximiliano Centurión (Argentinos Juniors), Facundo Medina (Talleres de Córdoba) y Nehuén Pérez (Atlético de Madrid, España).
Mediocampistas: Agustín Almendra (Boca Juniors), Santiago Sosa (River Plate), Cristian Ferreira (River Plate), Ezequiel Barco (Atlanta United, Estados Unidos), Agustín Urzi (Banfield), Gonzalo Maroni (Talleres de Córdoba), Aníbal Moreno (Newell’s Old Boys), Fausto Vera (Argentinos Juniors), Pedro de la Vega (Lanús) y Francisco Ortega (Vélez Sarsfield).
Delanteros: Adolfo Gaich (San Lorenzo de Almagro), Tomás Chancalay (Colón de Santa Fe) y Julián Alvarez (River Plate).