Llegan cartas

Más sobre la beatificación de monseñor Angelelli

Roberto Casabianca

Ante el calificativo de ‘necio‘ recibido por no compartir el concepto de que Montoneros era ‘una agrupación juvenil como son otros agrupamientos juveniles hoy conocidos‘, manifiesto lo desacertado del mismo ya que es desconocer su historia y no tener en cuenta entre otros innumerables hechos el secuestro, el 29/5/70, del ex Presidente Pedro Eugenio Aramburu y su posterior asesinato o la toma armada de la localidad de La Calera en la Provincia de Córdoba un mes después, con la ocupación violenta de la Comisaría y asalto al Banco de Córdoba, contradiciendo además con esa aseveración, las declaraciones de sus propios integrantes que siempre se consideraron como combatientes.

Respecto a la beatificación del Obispo Angelelli hay una marcada diferencia con la de los curas Carlos Murias y Gabriel Longeville y del laico Wenceslao Pedernera ya que, estos tres últimos aparecen asesinados con evidentes signos de tortura, recuerdos de una época repugnante.

En el caso del accidente del Obispo, en las investigaciones llevadas a cabo por representantes la Iglesia, nunca se encontraron evidencias para considerarlo un asesinato.

La justicia concluyó en primera instancia con el sobreseimiento de la causa por no encontrar justificación suficiente para demostrar la perpetración del delito o evidencias para considerarlo un delito. No conforme con la decisión de la justicia, el fraile Antonio Puigjané, un guerrillero que participó del ataque al cuartel de La Tablada alzándose en armas contra el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín, planteó la denuncia de un hipotético asesinato de Angelelli en Neuquén en 1983 el que finaliza en 1990 con dictamen de la Cámara de Apelaciones de Córdoba con sobreseimiento de la causa.

Al reabrirse por segunda vez la causa en el año 2010, y sin aportar nuevos elementos, el Tribunal Oral Federal en lo Criminal de La Rioja, considerando que se trataría de un crimen de lesa humanidad, arriba a la conclusión opuesta, al margen del derecho penal y constitucional, condenando a prisión perpetua al General Luciano Benjamín Menedez y al Comodoro Luis Estrella por el crimen de Monseñor Angelelli imputándolos como autores mediatos, condenando así a superiores jerárquicos por un crimen nunca probado del que no existen autores inmediatos.

¿Es esto dar la vida por Cristo?

Por último, he utilizado una frase de Josemaría Escrivá Balaguer y esto no me hace pertenecer al Opus Dei (Errose), y si lo fuera, me enorgullecería de hacerlo saber.

Dejo que Angelelli descanse en paz sabiendo que a Dios le gusta a veces empeñarse a fondo.