El viernes 19 de julio

“Sin Codificar 10 años”: humor propio

Esta versión teatral llegará a ATE Casa España con lo mejor del humor que supo construir el staff del popular programa. En diálogo con El Litoral, Pichu Straneo desplegó las claves del humor del grupo, y sus objetivos a concretar.

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Marcelo Ruiz Díaz, Pichu Straneo, Yayo Guridi, Nazareno Mottola y Walter López, compañeros de trabajo en televisión y teatro.

Foto: Gentileza producción

 

Ignacio Andrés Amarillo

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El viernes 19 de julio, a las 21.30, en ATE Casa España llegará “Sin Codificar 10 años”, con lo mejor del humor que supo construir el staff del popular programa. En un espectáculo para toda la familia, Yayo Guridi, Pichu Straneo, Nazareno Mottola, Walter López y Marcelo Ruiz Díaz traerán los mejores sketches y los personajes más festejados, como El Intendente, La Rata y Los Rebos, entre otros. La dirección es de Gustavo Pavan, también coautor junto a Guridi.

Las entradas anticipadas pueden conseguirse en boletería de la sala, o de manera online por Sistema Ticketway. Los precios son: platea A: $770; platea B: $660; pullman: $330.

Risas aseguradas

El uruguayo Oscar Fernando Straneo Díaz, “Pichu” para miles de espectadores (uno de los históricos del ciclo) conversó con El Litoral antes de la llegada de la troupe a Santa Fe.

—¿Qué se va a ver en este espectáculo?

—Es una obra que desde que empieza hasta que termina la gente se divierte, la pasa lindo, se mata de risa, con un montón de personajes. Muy feliz de poder hacer esto, también con todos los compañeros con los que llevamos tantos años juntos: es una diversión también para nosotros hacerlo.

—¿Cómo es de diferente el trabajo con los sketches entre la puesta teatral y el programa televisivo?

—Son otros tiempos: en el programa uno a veces se puede “pirar”, acá tenemos un tiempo para cada sketch, porque si no duraría tres horas la obra y no es la intención. Está todo muy bien medido, muy bien elaborado, con sketches que la gente disfruta mucho: por supuesto que están Los Rebos; hay un mago, con Nazareno como representante de artistas, está la Angie que lo ayuda; está el Intendente (Yayo) que hace un monólogo; hacemos el fiscal de cuando estaban los arrepentidos; yo hago un par de imitaciones también. Mucho no quiero adelantar así la gente va (risas).

—Estos personajes los fueron probando a lo largo de los años. ¿Hay cosas que vieron que no andaban y dejaron afuera?

—Estos ya están probados, sabemos que son personajes que a la gente le gustan, los han visto en la tele, así que vamos a lo seguro. Pasó que probamos personajes que no anduvieron ni un día (risas): nos dimos cuenta y bueno, no se hace más. Siempre es así. Lo bueno que tiene el programa es que podés ir a acierto y error, si no andaba no andaba. Después los que andaban seguían, nos acostumbramos a eso.

—¿Cómo se ve para atrás esta década de trabajo?

—Se ve hermoso, impensado también, porque nunca se nos ocurrió que íbamos a estar diez años haciendo el programa: cuando empezó en un momento lo levantaron en América y después empezó a ir para arriba; vislumbramos que la gente estaba ávida de humor, que faltaba el humor (casi no hay en la televisión), y de ahí fuimos creciendo.

—Pasó mucha gente por el programa. ¿A quiénes extrañás más de los ex compañeros?

—En realidad ninguno se ha ido. Por ahí en el teatro se lo extraña a Pachu (Peña), porque no pudo hacerlo por cuestiones familiares; es un amigo de tantos años y una de las caras visibles de “Sin codificar” en estos diez años. Después tenemos muy buena relación con los otros compañeros como Alakrán, Campi, (Sergio) Gonal, todos aquellos que de una u otra manera han estado en el grupo y han sumado. Pero claro, con Pachu llevamos muchos años y es gran parte del éxito de “Sin codificar”.

Tradición

—Con Álvaro Navia y Sebastián Almada fuiste de la camada de los uruguayos que llegaron de la mano de Marcelo Tinelli. ¿Qué pensás que vieron en ustedes? ¿Algo propio del humor uruguayo?

—La producción se fue a Montevideo, donde trabajábamos en el Canal 4. Vio que no sólo actuábamos, hacíamos personajes, sino que también éramos músicos, cantábamos. Eso los sedujo bastante. Ahí surgió la oportunidad, porque se hacían muchas cámaras ocultas, y en varias se jugaba mucho con la música, con cantar, eso nos vino bárbaro. Dicho sea de paso, también en el 99 “Videomatch” tenía un vuelco muy grande para lo musical: estaba Waldo (Navia), los musicales de Miguel Ángel Rodríguez que hacía musicales. Todo en función de los presupuestos, que en aquel momento ya se empezaban a complicar y se hacían muchas cosas en piso y empezaron a andar muy bien.

Creo que ese fue el aporte que le dimos a aquel “Videomatch”: la parte del humor musical, que por supuesto hemos mamado de todos aquellos genios (sin compararnos por supuesto, porque no tienen comparación) de los “Hiperhumor”, “Jaujarana”, aquellos que marcaron el camino.

—¿Qué artistas te hacen reír a vos?

—Muchísimos, la gran mayoría te diría, me río de muchas cosas. Cuanto más corto, quizás un gesto, más gracioso. No tiene que ser un chiste solamente el que te haga reír, sino también una acción, un gesto, un ruido. Primero me río con mis compañeros, que son talentosísimos: la mayoría de los que pasaron por “Videomatch” y “Sin codificar” son terribles humoristas, actores, artistas.

Después indudablemente tengo que nombrar a los uruguayos, a Les Luthiers, y a los grandes: Minguito, Porcel, Tato Bores, Mario Sapag, Juan Carlos Mesa. Con “Cha cha chá” en una época me moría. Y me voy a olvidar de tanta gente... Hace poco estaba viendo una película de Cantinflas y me moría: con solo bailar te hacía morir de risa.

Futuro

—Sigue la gira. ¿Hay algún otro proyecto para el resto del año?

—Según tengo entendido quizás pueda seguir la temporada de verano en Mar del Plata, un poco aggiornado. Pero seguro seguimos de gira hasta octubre. Y tratando de ver cómo nos podemos de reinsertar de nuevo en la televisión, quizás modernizándonos un poco en el formato: estamos hablando para crear algo nuevo. Fue un año difícil, raro, donde no tuvimos aire, pero ya lo vamos a tener, estamos tranquilos.

—¿Y de tu parte, fuera de la troupe?

—Sí, lo que pasa es que se tiene que cuadrar, y yo también tengo que ir a hacer castings. Hay un proyecto que quiero hacer que es comedia musical, pero eso si no lo decís no te tienen en cuenta, por más que cantés y bailés. Uno va aprendiendo un montón de cosas en la vida, y una es ésa: ir a hacer castings o por lo menos a decir “¿me tenés en cuenta para una comedia musical?”.

Eso es lo que me faltaría: porque me encanta y porque te enriquece un montón. Son muchas cosas que está buenísimo hacerlas en el escenario (cantar, actuar, bailar), te enriquece como tipo también.