Rosario

Sicarios ejecutan a un hombre en pleno barrio de Pichincha

Carlos Señuque, de 41 años, fue acribillado cuando intentaba entrar su auto a la cochera del edificio donde vivía. Una de las hipótesis del homicidio es que está vinculado al narcotráfico.

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Ocho balazos terminaron con la vida de Carlos Señuque, en la vereda de su edificio.

Foto: Marcelo Manera

 

Germán de los Santos

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Los 12 disparos despertaron a los vecinos de Pichincha, en el centro de Rosario, cuando a las 7 de la mañana acribillaron a un hombre de 41 años, que intentaba entrar un Renault Laguna a la cochera de su edificio.

Carlos Señuque, de 41 años, murió en el acto, y se sospecha que los sicarios se trasladaban en dos motos. Después de ejecutarlo huyeron por Ovidio Lagos y hasta ahora no hay ningún detenido.

El fiscal de Homicidios Miguel Moreno descartó que el móvil del crimen haya sido un robo. Aunque el funcionario no arriesgó ninguna hipótesis, algunos datos que surgieron en torno a la víctima hacen suponer que el asesinato podría estar relacionado con el narcotráfico. Los policías revisaron el departamento y secuestraron el celular del fallecido.

Señuque vivía en Brown 2857 con su pareja, que dormía en el edificio cuando su novio fue ejecutado en momentos en que intentaba entrar el auto a la cochera. Los sicarios lo tomaron por sorpresa. El auto Renault Laguna gris patentado en la ciudad de Santa Fe quedó en marcha, mientras el hombre de 41 años, oriundo del barrio Tío Rolo, en la zona sur de Rosario, agonizaba por los ocho balazos que le perforaron el cuerpo.

Otra de los posibles desencadenantes del crimen es que esté vinculado a la noche rosarina, al negocio de los boliches. Esa punta estudiaba la Fiscalía. Ayer a la mañana Señuque fue interceptado cuando retornaba de un after en la zona de Pellegrini y Maipú, donde se produjeron episodios violentos durante los últimos meses.

Agustina T., la pareja de Señuque, estaba en un departamento en el quinto piso cuando escuchó los balazos. Lo extraño es que la joven de 19 años no pudo salir del inmueble hasta que el portero le abrió la puerta, que estaba cerrada.

Droga por correo

Esta joven carga sobre sus espaldas con una historia vinculada al narcotráfico que ocurrió el 12 de marzo pasado en España y Rioja, en la estación de servicio que se encuentra frente a la sede del Correo Argentino.

Quienes tomaban café en esa estación de servicio nunca imaginaron que en el bar había un hombre con un paquete con 10 kilos de marihuana. Un sujeto había retirado una encomienda del Correo Argentino y cruzó a tomar un café. Los efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) lo dejaron retirar la caja para ver qué hacía.

La carga fue detectado cuando sometieron a rayos x a dos camiones que se encontraban en el Centro Logístico del Correo Argentino. En ese momento, los policías aeroportuarios descubrieron que dentro de una encomienda había 13 bultos de forma rectangular envueltos con cinta adhesiva de color marrón. Al abrirlos, constataron que los paquetes contenían marihuana por un peso total de 9,941 kilogramos.

Fue entonces que por requerimiento del fiscal federal Nº 2 Claudio Kishimoto, el juzgado Federal Nº 3 de Rosario, a cargo Carlos Vera Barros, ordenó que la encomienda permaneciera bajo la custodia de la fuerza y que se realizara una entrega vigilada y un posterior seguimiento del destinatario del paquete hasta algún domicilio de interés para llevar a cabo un allanamiento.

A partir del pasado 11 de marzo, efectivos de la PSA y de la Gendarmería Nacional efectuaron diversas tareas de campo sobre la sede del Correo Argentino ubicada sobre la calle Rioja 1702, a la espera de que se presente la persona que iba a retirar la droga.

Detenida

Un día después detectaron a una pareja de comportamiento extraño que se encontraba dentro de la estación de servicio ubicada frente de la sucursal. Agustina T., la novia del hombre acribillado ayer en Pichincha, se retiró un momento, cruzó y volvió para informarle a su compañero: “No está”, presuntamente en referencia a un empleado del correo.

Más avanzada la mañana se presentó un hombre, que se movilizaba a bordo de un vehículo de alta gama, intentó comunicarse insistentemente con el empleado, quien finalmente no los atendió.

Tras unos minutos, decidió presentarse en los mostradores del Correo Argentino con el DNI del destinatario de la encomienda. Una vez retirado el paquete, volvió a cruzar a la estación de servicio y guardó la droga en el baúl de su auto, momento en el cual los efectivos decidieron intervenir.

Finalmente, fueron detenidos cuatro personas: los tres que estaban en la estación de servicio (dos hombres y una mujer) y el empleado del Correo.

Agustina T. recuperó la libertad tras ser indagada por la justicia federal, y su nombre reapareció cuatro meses después en la casa del hombre que ejecutaron en Pichincha.