Llegan cartas

Buscar el lado positivo

PROF. ILEANA MARTÍN

¡Ay, Doña María! He leído su queja publicada en El Litoral. Debo ser algo chismosa porque lo primero que leo en el diario es precisamente lo que escriben los lectores. Me encanta saber lo que piensan mis conciudadanos...

No he hecho estadísticas, pero creo que las quejas ganan “por varias cabezas”. Las quejas son valiosas porque, naturalmente, ponen de manifiesto carencias que, a lo mejor, las autoridades desconocen y es muy probable que las puedan solucionar si las ponemos de manifiesto.

Hace 48 años que vine a vivir a Santa Fe. Cuando llegué a la ciudad, sólo se podían contar 16 edificios de altura desde el sur, por la autopista. La he visto crecer muchísimo durante estos últimos años. Santa Fe ha prosperado muchísimo en los últimos 10 años. Se ha transformado en una ciudad cada vez más bonita.

Ya no me pregunto, como en el año 1969 cuando llegué, acerca de la causa por la cual, con tan hermosos paisajes, no se la trataba como ciudad turística. Demoraron décadas en darse cuenta de las magníficas oportunidades que podría dar el desarrollo turístico, pero ahora han tomado este buen camino, y desde hace algunos años, las autoridades de la provincia y la ciudad obran activamente en este sentido.

Entiendo, Doña María, las quejas, o, mejor, los requerimientos prudentes a las autoridades, muy necesarias, pero... ¿y las gracias por las obras que sí se están llevando a cabo? Yo me he quejado en alguna oportunidad, pero también me he preguntado a mí misma si todos los rincones de mi casa estaban limpios, si mi ropa estaba toda limpia, si mis vidrios eran transparentes, etc. Y creo que en mi propia casa hay cosas para arreglar y que van quedando sin hacer, porque no podemos abarcar todo en un día.

Creo que muchos lectores me darán la razón: es muy deprimente escuchar o leer siempre quejas, nunca elogios. Si alguien tiene algo malo para reclamar, escriba una nota sencilla y llévela a la municipalidad, porque si sabe cómo publicarla en el diario, más efectivo considero que sería la presentación de una nota ante la autoridad correspondiente.

Por mi parte, felicito a las autoridades provinciales y comunales por lo que han hecho -y harán- por esta ciudad. Estoy casi, pero casi, segura de que no vaciarán las arcas de nuestra caja de jubilaciones como ya pasó en los primeros años de democracia. Creo que tampoco vaciarán las arcas del Banco de Santa Fe, primero porque es privado, y segundo porque un gobierno muy anterior (de otro signo político, distinto al actual) ya lo vació. Creo que tampoco harán “compras” fallidas de juguetes.

Busquemos el lado positivo, María. Así nos amargamos menos...