Llegan cartas
Abandono
Sandra C. Rossi
Utilizo este medio para dar a conocer una penosa situación que nos toca vivir a partir de un accidente laboral que padeció mi esposo, Martín Ariel Schmne, hace más de tres años y que modificó totalmente nuestras vidas.
Ocurrió que en enero de 2016 mi esposo prestaba servicios para la empresa que llevaba adelante los trabajos en la central eléctrica de Sauce Viejo cuando sufrió un desvanecimiento a partir de una fuerte descompensación. Se solicitaron los servicios de emergencia -que tardaron en llegar- y mi esposo fue trasladado a un sanatorio de la ciudad de Santo Tomé.
Ese día, en horas de la siesta, me llaman del sanatorio para informarme que Martín estaba en terapia intensiva. Cuando llego al centro de salud me entero por delegados de la Uocra allí presentes que tenía que retirar a mi esposo porque no tenía cobertura ni del gremio ni de la empresa. Además me dijeron que si quería atención allí la tenía que pagar yo.
Fue así que debido a ese acuerdo entre el gremio de la construcción y la empresa, la familia tuvo que hacerse cargo del tratamiento. Martín estuvo un año internado en una clínica de la ciudad de Rosario y le fue diagnosticada un 90 por ciento de discapacidad. Además, se produjo daño cerebral que provocó una regresión y hoy Martín se comporta como un niño de muy corta edad.
En todo este tiempo tuve que afrontar los gastos generados durante su tratamiento por lo que agradezco toda la colaboración oportunamente recibida ya que ni la empresa, ni la ART, ni el gremio cumplieron con sus responsabilidades. En la actualidad he comenzado las acciones legales pertinentes aunque desde el sindicato solamente he recibido maltrato y amenazas.




