El Tate ganó, sin jugar bien, en el Bosque y sigue con el envión

Unión metió un rebaje ante un Gimnasia en punto muerto

  • Ezequiel Bonifacio hizo visible otra vez la “ley del ex”, marcó el gol de la victoria y aumentó la incertidumbre de Maradona. ¿Se quedará mucho tiempo Diego con este presente caótico de Gimnasia? Unión, haciendo bastante menos que en el clásico, lo dejó en estado delicado.
D2-A_MNE0112.jpg

Todos con el goleador. Al ex Gimnasia y Esgrima, Ezequiel Bonifacio, quien marcó el gol del triunfo de Unión, lo tapan Bou, Elías, Cavallaro y Martínez. Faltaban pocos minutos para el final del partido, y el elenco de Madelón le daba otro golpe al de Diego Maradona. Foto: Matías Nápoli

 

Enrique Cruz (h)

Enviado especial a La Plata

Si las matemáticas gobiernan al mundo y los resultados al fútbol, no se puede subestimar en absoluto lo que consiguió Unión. Ganarle a Gimnasia (con Maradona en el banco) en su propia cancha, va más allá de las extremas limitaciones y la exigencia casi límite que tiene el rival. En todo caso, lo que hizo Unión fue aprovechar la contingencia y jugar con esa desesperación que se hace visible y notoria. Y así resultan las extremas limitaciones de un equipo muy pobre y que difícilmente pueda tener arreglo por más Maradona que haya en el banco. Porque, en todo caso, lo primero que deben entender en Gimnasia es que Maradona hacía milagros adentro de la cancha y jugando. Hoy no entra más a un campo de juego y por más influjo anímico que tenga desde afuera, con eso no alcanza si los propios jugadores no lo ayudan.

Ese fue el cuadro de situación que pensó Madelón. ¿Jugó bien Unión?, no. El partido fue flojito, discreto, impreciso, de escaso vuelo porque los dos ayudaron. Gimnasia con sus limitaciones y desesperación; Unión, porque no hubo demasiada preocupación por forzar nada. Orden defensivo (eso fue lo mejor), algunos pasajes interesantes (sobre todo el final del primer tiempo y algo del segundo) y la capacidad para definir el partido sin desaprovechar oportunidades, las que tampoco abundaron.

El partido iba derechito al 0 a 0. Era así, por más que los méritos de Unión se puedan encontrar en esa mayor seguridad defensiva y en cierta contundencia u oportunismo para aprovechar lo poquito que se creó como jugada de gol frente al arco rival. Pero fue el partido que se pensó, que se planificó y que se esperó. La actuación no fue agradable a la vista, no llenó los ojos, no dejó mucho para el entusiasmo. Fue eso, el resultado, ganar en un fútbol exitista, cumplir con el mandato de aprovecharse del más débil y de hacer lo suficiente para ganarle. Sólo eso nomás, lo justo y necesario.

Si Carabajal y Acevedo no andan bien con la pelota, Unión pierde solvencia y volumen en su juego. Y no anduvieron bien. Sus imprecisiones y la falta de gravitación se notaron. Si algo se rescata, fue la manera en la que el equipo supo progresar por el sector derecho, aprovechando ciertas libertades de Matías García (de lo mejorcito de Gimnasia pero manejando la pelota, no marcando ni retrocediendo para achicar espacios) y los problemas tremendos que tuvo Licht. Allí, tanto Martínez como Bonifacio se animaron. Pero Unión tenía al jugador claro y dominante en la búsqueda de un respaldo de juego en el mediocampo tirado por el otro lado. Es decir, la jugada se intentaba armar por el sector de Carabajal, pero allí no había ni profundidad ni tampoco las mismas chances de progresar como existían por el otro costado.

Esa sola es la razón por la que el jugador más peligroso de Unión no fue ni Carabajal, ni Bou ni Mazzola, sino Ezequiel Bonifacio. Había tenido una chance en el primer tiempo, más allá de sus desbordes por afuera (que tampoco fueron muchos, pero que ayudaron) y antes del gol, también tuvo una jugada parecida en la que por fin apareció esa capacidad de Acevedo para meter una pelota filtrada que el ex volante de Gimnasia elevó por encima del travesaño.

Unión tuvo, en esencia, dos pasajes para rescatar: el final del primer tiempo (unos quince minutos) y un pasaje intermedio del segundo tiempo hasta el gol de Bonifacio. Fueron alrededor de 30 o 35 minutos en los que trató de poner la pelota contra el piso y no desesperarse en la búsqueda del arco rival. Fue el mejor antídoto contra la imprecisión que por momentos resultó exasperante en algunos de sus jugadores, sobre todo en los que tienen claras exigencias de manejo de pelota.

No le demandó demasiado esfuerzo la reconstrucción del equipo a Madelón. Contra Gimnasia no tuvo la misma intensidad del clásico. Jugó a la medida de las circunstancias, hasta con la sapiencia de saber que el tiempo le podía jugar a favor y que enfrente no había un rival lúcido ni en condiciones de comprometer por jerarquía ni potencial. Unión podría haber demostrado lo mejor que es, podría haber marcado mayores diferencias en lo futbolístico y podría haber jugado mejor. Se adaptó al partido. Quizás haya sido la reacción ante la imposibilidad (o impotencia) de no poder desarrollar lo que está en condiciones. Todavía hay cuestiones de funcionamiento que se tienen que aceitar. Se va entendiendo de a poco el tándem Bonifacio-Martínez por derecha, por más que no siempre eligen el mejor final para la jugada; hay que insistir en la sociedad que pueden armar los que tienen buen manejo de pelota y también se necesita que los delanteros completen adentro del área lo que insinúan y están en condiciones de aportar afuera de la misma.

El mejor síntoma es que en los cuatro partidos de esta seguidilla, apenas le convirtieron un gol y por un error individual. La defensa está intacta y recuperó la solidez de los buenos tiempos. Llevan mucho tiempo juntos y es el lugar de la cancha en la que menos se nota el espacio que dejaron los que ya no están. Ayer, el orden y la solidez defensiva fueron clave para que, con un poquito de oportunismo, se pueda ganar el partido.

D2-C-_MNE9918.jpg

Bien neutralizado. Esta vez Gabriel Carabajal no fue gravitante, fue bien marcado (en la foto por Caire) y por eso a Unión le faltó fútbol. Foto: Matías Nápoli

Bajo la lupa

Moyano (6).- Bien en todo. En el primer tiempo desvió un centro con destino de arco de Tijanovich y en el segundo le tapó un mano a mano al mismo delantero. Sobrio y haciendo la simple.

Martínez (5).- Con algunos inconvenientes en el primer tiempo para la marca, con espacios para la proyección y alternando buenas y malas cada vez que pasó al ataque.

Gómez Andrade (7).- De menor a mayor: arrancó condicionado por la amarilla y algo dubitativo; después, sacó todo y no perdió un solo mano a mano.

Bottinelli (6).- Más parejo en el rendimiento que su compañero de zaga: buen trabajo durante todo el partido, más allá de algunas complicaciones que llevó el juvenil Contín.

Corvalán (6).- Participó en la jugada del gol, dosificó las proyecciones y respondió bien en la marca. Asentado definitivamente y bien ganada su titularidad.

Bonifacio (6).- Fue el jugador que más peligro llevó. El gol fue la última que tuvo a su favor, en las otras no había tomado buenas decisiones. Aprovechó la franja derecha para ir siempre en búsqueda del desborde o del arco rival.

Acevedo (4).- Opaco con la pelota, que es con lo que mejor se puede destacar. Luchó en el medio, tuvo momentos de buena contención, pero se equivocó mucho en la administración del juego, cosa no habitual.

Elías (4).- Aportó lucha, algunas apariciones por sorpresa, pero escasa claridad para manejar la pelota. Se destacó un poco cuando el equipo decidió hacer la pausa y no jugar a un ritmo tan intenso en el segundo tiempo.

Carabajal (4).- Otro que debe tener mejor resolución y que no estuvo a la altura de lo que sabe. Lo cuidaron con mayor recelo, pero se las ingenió poco para aportar juego.

Bou (4).- Algunas diagonales pero muy poca gravitación ofensiva. Las peleó a todas, colaboró marcando en la salida, pero no se destacó.

Mazzola (5).- Pivoteó, jugó mucho de espaldas al arco pero tampoco tuvo chances ciertas en el espacio que mejor se desempeña, o sea adentro del área.

Cavallaro (5).- Trató de moverse por todo el frente de ataque, jugando delante de la línea de los volantes y detrás de Bou. Luego pasó a jugar por izquierda, cuando entró Troyansky.

Troyansky.- Pocos minutos en la cancha. Entró de delantero por más que Unión ya estaba ganando el partido. Fue un cambio “ofensivo” de Madelón, porque el que salió fue Carabajal.

Méndez.- Apenas el tiempo de descuento, con un par de encontronazos con rivales que estaban desesperados porque se les iba el partido.

SÍNTESIS

Gimnasia 0

Unión 1

Cancha: Gimnasia y Esgrima La Plata.

Árbitro: Andrés Merlos.

Gimnasia: Martín Arias; Caire, Guanini, Guiffrey y Licht; Comba, Ayala, Paradela y Matías García; Tijanovich y Contín.

A.S.: Insfrán. Estuvieron en el banco: Morales, Bolívar y Velázquez.

D.T.: Diego Armando Maradona.

Unión: Moyano; Martínez, Gómez Andrade, Bottinelli y Corvalán; Bonifacio, Acevedo, Elías y Carabajal; Bou y Mazzola.

A.S.: Peano. Estuvieron en el banco: Milo, Blasi y Comas.

D.T.: Leonardo Madelón.

Gol: en el segundo tiempo, a los 34 m Bonifacio (U).

Cambios: en el complemento, a los 21 m Matías Gómez (G) por Comba; a los 26 m Aleman (G) por Paradela y Cavallaro (U) por Mazzola; a los 34 m Coronel (G) por Guiffrey; a los 38 m Troyansky (U) por Carabajal y a los 45 m Méndez (U) por Acevedo.

Amonestados: en Unión, Gómez Andrade y Mazzola.