COLUMNA DE NEUROCIENCIAS: La parálisis del sueño

“Me desperté, pero por unos minutos no pude moverme”

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REM. Durante la fase del sueño denominada “REM” (movimientos oculares rápidos, en idioma inglés), fisiológicamente las neuronas que ejecutan los movimientos musculares son inhibidas de manera transitoria, a excepción de algunas como las de los ojos y respiratorias.

Foto: Gentileza.

 

Dr. Hugo D. Valderrama

Médico Neurólogo. Máster en Neurociencias

(Mat. 5010)

La mitad de nosotros en algún momento de su vida pasó por esta situación. Despierta con plena conciencia, pero cuando intenta moverse desde la posición en la que está recostado... no puede, es imposible siquiera abrir los ojos.

Si intenta recordar, es más probable que esto le haya sucedido durante la adolescencia, aunque puede ocurrir a cualquier edad. Primero sobreviene una gran confusión, se pregunta ¿estoy soñando? Si es un sueño sólo hay oscuridad, lo cual le parece raro. Además puede escuchar todos los ruidos del ambiente que transcurren en ese mismo momento, sentir las sábanas, como también la temperatura de la habitación, de forma tan vívida, que ya no duda que ha despertado.

La confusión pasa a ser desesperación, cae en la cuenta de que su cuerpo está literalmente desconectado. Instintivamente intenta gritar para que alguien acuda, pero sólo aumenta el volumen en sus pensamientos. Aunque se percibe como una eternidad, la buena noticia es que este estado que padece el cerebro, denominado parálisis del sueño, es transitorio y no dura más de tres minutos.

Es una alteración benigna en la gran mayoría de los casos, a excepción de la que está asociada a determinadas patologías. Clasificada dentro de los trastornos del sueño denominados parasomnias, es el que mayor prevalencia tiene en este campo. Siendo que gran parte de la población lo sufre en algún momento a lo largo de su vida, generalmente como episodios aislados y de corta duración.

La principales causantes son estrés, la ansiedad, fatiga, cambios bruscos en la rutina e irregulares para dormir. En estos contextos puede producirse, entre el dormir y el despertar, una descoordinación en la activación e inhibición de redes neuronales.

Durante la fase del sueño denominada “REM” (movimientos oculares rápidos, en idioma inglés), fisiológicamente las neuronas que ejecutan los movimientos musculares son inhibidas de manera transitoria, a excepción de algunas como las de los ojos y respiratorias. Esto evita lesiones que podríamos padecer, si nos movemos respondiendo a situaciones ficticias que transcurren en los sueños. Pero si esta inhibición de los movimientos se mantiene, aun cuando ya se activó la red neuronal de la conciencia en el despertar, se produce la disociación de la parálisis del sueño.

Existe una minoría de casos en que este trastorno se hace frecuente y se acompaña de otros síntomas, como estar entre dormido la mayor parte del día y tener episodios de pérdida brusca del tono muscular (cataplejía). Cuando esto sucede, nos encontramos frente a una patología denominada narcolepsia.

La parálisis del sueño es un ejemplo pragmático más de que, a pesar de ser nuestros cerebros, los objetos más complejos del universo conocidos hasta el momento no dejan de ser objetos, con sus límites y fallas.

Pero hay algo destacado respecto de sus límites. El cerebro es un objeto que se modifica continuamente a sí mismo y, por lo tanto, modifica sus propios límites.

La parálisis del sueño es un ejemplo pragmático más de que, a pesar de ser nuestros cerebros, los objetos más complejos del universo conocidos hasta el momento no dejan de ser objetos, con sus límites y fallas.