Llegan cartas

La inútil destrucción de un monolito

Juan Carlos David

En mi diario caminar por la Costanera este, nuevamente me encontré con un acto de barbarie. Finalizando la misma en su cruce con la avenida Néstor Kirchner, que nos lleva a la zona que alberga lo más valioso de Santa Fe: el refugio de la ciencia y la tecnología de avanzada; allí se encuentra un monolito que señala el nombre de esa avenida: Néstor Kirchner, presidente ejemplar e impulsor del mayor desarrollo científico del país en muchas décadas. Bien, aparte de su destrucción quisieron a golpes borrar su inscripción, mostrando la brutalidad y ultraismo de sus ejecutores

Qué curioso: en esos pequeño metros de la Costanera, se sucedieron tres hechos que atemorizan más que las noticias de robos y hurtos: la brutalidad por la economía y negocios talando los añosos y hermosos árboles que la culminaban, la brutalidad e intolerancia religiosa al violar la cripta de la Virgen allí instalada, y la brutalidad e intolerancia ideológica al destruir el monolito de Néstor Kichner. No tengo la menor duda que este último hecho fue realizado por adherentes al Macrismo. Por supuesto, el hecho va a quedar impune con el agregado que los ultraistas del Kichnerismo (que también los hay) no van a poder devolver la atención, porque no creo que nadie, ni loco y/o borracho y/o Macrista (o las tres juntas) se le ocurra nombrar una calle, instalar un retrato, o edificar un monolito en homenaje a Macri.