Tras un acuerdo “porteño” y de palabra

Volvió el IVA y habrá impacto en la canasta y la inflación

  • Ningún producto de consumo elemental se vende ya sin el impuesto. La cadena de producción y provisión no comunicó a los comercios santafesinos si absorberá en parte el costo fiscal.
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Ignacio Hintermeister

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No hay una medida publicada en el boletín oficial, ni tampoco un acuerdo formalmente firmado entre el gobierno nacional, la industria y las cadenas de supermercados. Sólo hay un entendimiento de palabra entre algunas cadenas de producción y provisión de productos de la canasta familiar, y autoridades del gobierno nacional. Eso en capital federal, mientras el resto del país aguarda el correr de las horas con una sola certeza: volvió el IVA para todos y todas.

Todo producto de la canasta familiar que estaba incluido en el programa “IVA cero”, hoy debe ser facturado con el 21 % del impuesto (la mitad en el caso de las harinas y pan) por imperio de la ley.

Cada comerciante de almacén, autoservicio o supermercado decide si aumenta el precio final o no lo hace. Los gerentes -o pequeños propietarios- sabrán qué ponen en sus “cartelitos” de góndola, caso por caso y producto por producto. Pero que quede claro: no pueden trabajar a pérdida y “redistribuirán” sus costos en otros productos. Algo más difícil en el pequeño comercio.

La leche fluida parece ser una excepción, pero el “IVA cero” en su caso también es por ahora de palabra. Azúcar, yerba, fideos, aceites, conservas... cada consumidor deberá revisar bien en su compra si el comerciante que elige transfirió todo o parte del regreso impositivo sobre esos productos.

“Somos en la mayoría autoservicistas... tratamos de tener responsabilidad social, pero trabajamos sobre bases inciertas”, refirió Elizabeth Raffin, titular de la Cámara de Supermercados de Santa Fe. “La información que tenemos es la misma que tiene el periodismo”, señaló ante la consulta de El Litoral.

“El 31 de diciembre hubo una mesa chica (con el gobierno) en la ciudad de Buenos Aires, en la que participaron algunos supermercados; no tenemos comunicado oficial y hay cuestiones administrativas que llevan un tiempo”, explicó la empresaria local sobre lo que sucedería en las góndolas santafesinas.

“Se dice que se habló en el sentido de que la industria absorbería una parte. No tenemos un comunicado oficial. Los proveedores y yo lo único que sabemos es que al 31 de diciembre concluyó el Iva al 0”, ratificó.

Buenas intenciones

El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, acompañado por la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, y el secretario de Industria, Ariel Schale, estuvo 7 horas reunido con empresarios nacionales, durante el último día de 2019.

El “esfuerzo compartido” que allí se acordó reparte costos: 14 % lo absorberían las cadenas comerciales y 7 % los consumidores. No fue consenso sino imposición, y después de las deliberaciones los empresarios se retiraron con una tarea: implementar la medida. Algo que todavía está “en veremos” para la mayoría de los casos.

Del encuentro salieron cifras “indicativas”: los precios deben subir entonces 7 % promedio. La escala incluye 9 % para el aceite mezcla y de girasol, 10,5 % el pan rallado y rebozadores; 7%, para lácteos en general; arroz largo fino; azúcar; polenta; conservas vegetales, harinas, yerba con palo y sin palo; mate cocido y té sin ensobrado y huevos.

Tarjetas AUH y Ciudadanía

El gobierno nacional dispondría en los próximos días de manera formal su promesa: la reducción del IVA se mantendrá para los beneficiarios de la tarjeta Alimentar, la AUH y los jubilados que perciban el haber mínimo. En el gobierno provincial analizaba, desde el ámbito del ministerio de Desarrollo Social, la posibilidad de extender el beneficio a los titulares de lo que hasta hoy se llama “tarjeta de Ciudadanía”, el programa que dejara vigente la administración socialista. Los padrones de beneficiarios se cruzaban desde esta tarde para analizar la posibilidad de definir criterios.

Solidaridad y latigazos

I.H.

“Las cadenas de supermercados deben revisar su conducta”, dijo el presidente en referencia a las “ganancias extraordinarias”. No le faltan motivos a Alberto Fernández sobre la inflación autoconstruida”, un fenómeno que heredó del fracaso macrista y que intenta desactivar porque en ese camino está la “hiper” tan temida.

Pero no desconoce el presidente que grandes industrias alimenticias del país (Molinos, Arcor) vienen de balances en rojo. La Casa Rosada gana tiempo en su intento por postergar el pago de deuda y desindexar la economía, pero lo hace metiendo el sistema de precios en una olla a presión.

Promete medidas en marzo, mientras posterga aumentos de combustibles (eso repercute en planes de inversión decisivos en materia energética) o reclama que no se aumente la leche, sobreexigiendo a una cadena agroindustrial que está al límite.

Los bonos a las jubilaciones mínimas no compensan las postergaciones en el incremento de los haberes para el resto de los beneficiarios previsionales. “La fórmula de actualización es impagable”, dijo el mandatario; su epifanía fiscalista es un ajuste ortodoxo llamado “solidaridad”; en ese mismo escenario la clase media pagará aumentos de impuestos nacionales y provinciales, que dejarán menos plata en los bolsillos para reactivar el consumo.

Lo que eran mesas consenso en campaña son ahora amenazas de latigazos al sector empresario. Eso y aumentos por decreto de salarios públicos y privados del gobierno en emergencia y a sola firma, mientras Juan Grabois mira consumirse la mecha corta y Moyano reclama el bono que la CGT y la CTA olvidaron en el camino, a la espera de inciertas paritarias.