Balance del año para la actividad

Luces y sombras del mercado ganadero

El último informe de Rosgan del año, analiza en profundidad los pormenores de un 2019, que a pesar de que finaliza con un récord histórico de exportaciones de carne vacuna, tuvo diversos altibajos.

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En el cepo. Para la actividad, será importante poder mantener los avances registrados en 2019, y revertir los problemas estructurales de la cadena.

 

El año 2019 cierra con un récord histórico en exportaciones de carne vacuna. Hasta el mes de octubre se llevaba exportado unas 670.000 toneladas, 50% más que en igual período del año pasado. Esto abre una proyección anual cercana a las 850.000 toneladas que, de concretarse, superaría las 771.000 toneladas exportadas en el año 2005. Sin embargo, el 75% del mercado de la carne argentina sigue siendo el consumo interno; un consumo que indefectiblemente se encuentra atado a la situación de la economía nacional.

En términos de luces y sombras, podría decirse que, si durante el 2019 la exportación ha puesto luces al mercado ganadero, el consumo doméstico fue quien proyectó las mayores sombras. Durante el año que cierra, el consumo de carne vacuna en Argentina ha bajado casi 7kg por habitante. Más allá de una tendencia a diversificar el consumo de carnes que se viene consolidando en los últimos años, existe una caída real en el consumo total de carnes cuyo ajuste principal ha sido la carne vacuna.

En promedio, el argentino consume 110 kg de carne al año, 43 kg de pollo, 15 kg de cerdo y 52 kg de vacuno. En 2018, el consumo medio se ubicaba en 115 kg por habitante, lo que muestra una retracción anual de 5 kg producto de una clara pérdida del poder adquisitivo del consumidor. El mayor peso relativo que sigue teniendo el consumo interno en Argentina sumado a una Coyuntura de fuerte caída del poder compra, hace que esta depresión que hoy vive el consumo se traslade en precios a toda la cadena.

Eslabones de la carne

El negocio de la carne involucra varios eslabones que parten del productor ganadero cabañero, criador, engordador- pasan por el industrial y el distribuidor en sus diferentes etapas para llegar luego al comercio, quien finalmente pone sobre el mostrador el producto agregado de toda una cadena. Es precisamente allí donde se genera el punto más crítico de validación, la decisión final del consumidor. El valor que ese consumidor esté dispuesto a pagar determinará la renta que derramará hacia atrás, sobre toda la cadena.

Tomando como referencia el precio promedio del novillo en Liniers vs el valor del ternero de invernada en Rosgan, vemos que en los últimos 5 años, se pagó por la invernada un 30% por sobre el valor del novillo. Llevando esta diferencia promedio a los valores de este año, vemos que el valor del ternero de invernada ha estado constantemente retrasado respecto de su relación histórica. Durante el primer semestre, este retraso relativo alcanzó casi un 20%, más allá de varios intentos de recomposición, el primero a inicios de año, luego durante los meses de agosto/septiembre y el último que estamos viendo en noviembre y diciembre. Aun así, un ternero de invernada que hoy se ubica en torno a los $96 sigue estando un 12% retrasado contra un novillo de $82 por kilo vivo. Este retraso del ternero frente al gordo ha llevado entre otros factores- a generar muy bajos márgenes para la cría durante gran parte del año.

Los grandes perdedores

Además del criador, otro de los grandes perdedores ha sido el feedlot. A pesar de una relación de compra más favorable por el bajo valor del ternero, el impacto de la devaluación sobre el precio el maíz sumado al incremento general del resto de los costos, condujo a muchos feedlots a trabajar a pérdida durante gran parte del segundo semestre. Consecuentemente, el nivel de ocupación de los corrales se ha mantenido durante todo el 2019 dentro de los mínimos de los últimos 3 años. Esta situación ha llevado a incrementar el nivel de recrías a campo, lo que generó un bache de hacienda liviana para consumo en los primeros meses del año.

Este faltante en la faena propició una recomposición temporal de precios, hasta que esa hacienda vuelve a aparecer como oferta a partir del tercer trimestre, relajando nuevamente los precios.

Esta temporalidad de los ajustes en precios ha sido una constante durante este año. Con tasas de inflación anualizadas por sobre los 50 puntos y un consumo interno totalmente debilitado, los valores de la carne y por ende de la hacienda de consumo, sólo han logrado recomposiciones temporales que rápidamente volvían a quedar retrasadas contra inflación.

Boom exportador

Claro que no todo pasa por el consumo y esta disrupción que nos muestra el 2019 en materia de exportaciones, también deja sus huellas en materia de precios y composición del stock nacional. Este boom exportador, si bien ha sido posible gracias a una clara política de apertura de mercados conducida por el anterior gobierno, la realidad es que vino dado por el mercado ante una situación no prevista como lo fue la irrupción de la fiebre porcina africana. Esto determinó un explosivo crecimiento de las exportaciones, aunque fuertemente concentrado en solo un jugador, China. Como principal comprador (74% de las exportaciones totales) China comenzó a llevar lo que su demanda interna requería sin importar, hasta hace muy poco tiempo, lo que debía pagar por ese abastecimiento. Fue así que hasta comienzos de noviembre llegó a pagar valores hasta un 40% superior a los pagados a principios del año.