Cali Esquivel (*)
Cali Esquivel (*)
El artista Domingo Sahda expone hasta fin de mes, en la ciudad de San Justo, en la Casa de la Cultura, un conjunto de obras que provienen de los años ’80, ’90 y llega hasta 2014, son pinturas elaboradas en acrílicos y cerámicas esmaltadas. El diseño del montaje es de Daniel Otero y ejecutado por Hernán y Claudia. El título de la muestra “Elegir mil formas para encontrar un destino”, tiene un fin y algo de picardía por parte del artista, provocar a la reflexión; si se bucea en las obras, seguramente, no hay referencia del mismo, si evocamos a los surrealistas históricos, ellos ya aplicaban estas estrategias.
Domingo Sahda, crítico de arte y artista visual, pintor, que de otro modo se siente cómodo trasladarse a la escultura y jugar con la cerámica, en esta práctica es donde se acomoda con el humor. Su región es el Litoral y desde Santa Fe se hace presente en la mirada, con ella marca una geografía muy variada, un modo de acotar el mundo de lo visible, según sea de cerca o de lejos, desde la lejanía de la indiferencia o de la cercanía del amor.
El artista en la producción se vale de la imagen figurativa para cuestionarla y manipularla. La pintura, se vincula en el uso del color liberado de una representación mimética (no emplea el color de los objetos), y tienden al modulado de las formas, el volumen construye con color, suprime el negro, sin desechar sus construcciones deliberadamente acromáticas (usos de grises). Las pinceladas son de toques y también facetados (cortados en pequeños planos), sin buscar la homogeneidad de los colores fundidos, generando superficies texturadas y resalta los contrastes cromáticos (colores).
En la representación, hay distorsión de las formas y pone énfasis en algunos detalles que desarticulan y corrompen. Por lo expresado, en la configuración plástica y la tensión emocional, su poética está relacionada con el expresionismo y más adelante en el repertorio del arte, se acerca a una figuración crítica. Los títulos y temáticas son elocuentes: el menemismo y “síganme, que no lo voy a defraudar”, “Fútbol para todos”. Otras temáticas: manifestaciones, hombre en situación de calle, trenes y el accidente de once, figura de vedette en peringundín, autoridades de la política y sus bajas pasiones.
Algunas de sus construcciones organizativas podríamos vincularlas con Omar Calabrese, que define a estos tiempos cercanos como “neobarroco”, (otros llaman posmodernidad), donde expresa la pérdida de la centralidad y el corrimiento a los bordes, y de la totalidad: el detalle y el fragmento. En Sahda, además, podemos ver cómo vincula los personajes en el cuadro, de abajo hacia arriba y flotan (al igual que el Greco), saturando el espacio de imágenes con la envolvente de una atmósfera sugerida.
En el área central de la sala exhibe la serie de cerámicas; los bustos de cabezas de hombre, que nos recuerdan el exceso de la figuración idiosincrásica de Francis Bacon, las distorsiones en planos facetados que desarman los rostros, dotados de costuras metálicas en ojos, bocas y oídos. En el recorrido, mencionamos a el grupo de gorditas realizadas en pasta blanca en una altura no mayor a 30 cm- que en su anatomía convoca al humor: la de malla roja expuesta al sol con su sombrero playero; la que se hamaca en un columpio con su escote pronunciado; y las mujeres Leather (cuero), desprovistas de ropas, botas largas, medias de red, cadenas, látigos y caretas o antifaz.
Un conjunto de obras de inagotable polisemia de la transfiguración artística. En ello, recaen factores de origen asociativos, en una Argentina de estos últimos 30 años, en un contexto político, cultural y social. Domingo Sahda, como crítico de arte, expone en sus “textos” lo que subyace en sus “textos visuales”, las obras. Los mecanismos de la emoción no quedan afuera de este ilusorio universo creado por el artista. Mundo revuelto del arte que el crítico expone permanentemente: reflexiones sobre la existencia humana.
*Artista visual, arquitecto, Licenciado y Doctor en Artes.