El Litoral
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El secretario general de la Uocra delegación Santa Fe, César Cassina, dijo que el sector de la construcción atraviesa una situación difícil producto del freno de las obras públicas producto de la alta inflación que hace muy difícil planificarlas porque no se sabe cuanto van a costar y las altas tasas de interés que clausuró el financiamiento bancario para las empresas constructoras.
“Lo que más afecta a todos es la corrida de los precios”, le dijo al El Litoral, al tiempo que ratificó la buena predisposición del gremio a conversar con todas las partes involucradas para superar los problemas.
“La situación que vivimos en Santa Fe no es ajena a la realidad por la que atraviesa todo el mundo en Argentina. En cualquier rubro, la corrida del dólar afectó los planes de las empresas porque aumentó los costos de tal manera que hacen imposible continuar con una obra pública sin rediscutir los precios. Si presupuestaste una obra a 10 pesos y hoy cuesta 20 pesos, no se puede ejecutar. Santa Fe venía con mano de obra sostenida pero el tema de la devaluación también la afectó”, expresó el dirigente gremial.
Cassina destacó que además del aumento de los precios de los insumos para la construcción, muchos de los cuales están dolarizados como el hierro, está pendiente la discusión por la actualización salarial prevista en la paritaria del sector que se hará cuando esté más claro cuál va a ser el porcentaje de inflación del año. “Todos pensábamos que no iba a superar el 30 por ciento en todo el año, pero nos equivocamos”, dijo.
“Las obras públicas venían más lentas pero en Santa Fe se sostenían, tenían un ritmo ágil que ahora se ralentizó. Hay problemas como en la obra del desagüe Espora, donde la empresa pide cambios, como por ejemplo que le paguen los certificados más rápidamente. Igual, en el de Gorriti. Esto nos afecta porque suspenden la ejecución de las obras y con ello, personal, hasta que se ponen de acuerdo con los números. Ningún gobierno quiere una obra parada, por eso creemos que estos problemas se van a solucionar”, explicó Cassina.
En el caso de las obras privadas, la situación es menos grave porque el aumento de los precios se traslada a las cuotas de los fideicomisos con regularidad, por lo que el costo lo asumen los inversores, a diferencia de una obra pública que requiere de un proceso administrativo que no tiene tiempos. Además, por la legislación vigente, las empresas constructoras deben hacer la obra a los precios acordados en la contratación y después reclamar, lo que hace muy difícil ejecutarlas en tiempos de alta inflación.
“Hay pérdidas de empleos. No tenemos la misma cantidad que en otros lugares. Pero se acrecentó. Primero, se paró la construcción de la cárcel federal en Coronda a principios de año y la empresa suspendió el 99 por ciento de personal. Después empezaron los problemas por la cadena de pagos que se evidencian en el norte con las obras de la provincia y las municipales”, admitió Cassina.
“De nuestra parte, tenemos la mejor buena voluntad para que las obras se hagan. Sabemos que la inestabilidad produce roces. Nosotros vamos a intentar mantener el diálogo y a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para mantener los puestos de trabajo. De nuestro lado, siempre vamos a tener buena voluntad. Si todos tratamos de salir adelante es más fácil. Ojalá se solucione”, expresó.
“Las obras públicas venían más lentas; pero en Santa Fe se sostenían, tenían un ritmo ágil que ahora se ralentizó”.