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Un trabajo técnico de la Bolsa de Comercio de Santa Fe concluye que las fases húmedas no garantizan rindes superiores, pero las secas sí recortan quintales. La variabilidad es menor desde la incorporación del paquete tecnológico en los años 90.
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Un estudio estadístico de la Bolsa de Comercio de Santa Fe determinó que, desde la década del 70, no existe una relación directa entre la ocurrencia de El Niño y rindes de soja superiores en la provincia de Santa Fe, aunque durante las fases fría del fenómeno (Niña, caracterizada por lluvias menores a las normales) los quintales por hectárea sí tienden a ser menores. El análisis subdivide el territorio en zonas norte, centro y sur, y concluye que las anomalías mayores se dan en la porción norte, mientras el resto del territorio se muestra más estable.
El trabajo “Incidencia del El Niño Oscilación del Sur (ENOS) en la producción de soja de la provincia de Santa Fe. Análisis 1973-2017”, elaborado por los licenciados Pedro Cohan, Lautaro Zanini y Ramiro Jorge -del Centro de Estudios y Servicios- fue presentado el 19 de octubre, en el marco de la XLIX Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Agraria. Ésta se desarrolló en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral.
Los investigadores sostienen que a partir de la incorporación del paquete tecnológico, durante 1996, el promedio de rendimiento por hectárea se incrementa y la variabilidad del mismo se reduce (cualquiera sea la fase del ciclo que se registre).
Bajo la clasificación de rendimientos en inferiores, regulares y superiores, la evidencia para la provincia en su conjunto indica que los rindes inferiores ocurren en un 60% de los casos durante la fase fría (Niña), y en un 30% en años bajo condiciones de Niño. En cambio, las anomalías superiores suceden 70% de las veces durante años Niño y 30% durante fases neutrales. Esto implica que la probabilidad de que se presenten rendimientos superiores durante la fase fría es realmente muy baja. Por otra parte, se puede observar que la mayoría de las anomalías registradas -tanto positivas como negativas- ocurren durante alguna de las fases extremas del ENOS.
Por todo lo antes dicho, queda definida una relación negativa entre la fase fría del ciclo ENOS y el rendimiento promedio por hectárea sembrada de soja en la provincia de Santa Fe. En contraposición, los datos no apoyan una relación particularmente negativa entre los rendimientos del cultivo en la provincia y el fenómeno Niño (resultados ambiguos).
Tres zonas diferenciadas
En relación al análisis territorial, se puede observar que en la Zona Norte existe una mayor amplitud de los rendimientos del cultivo respecto a la provincia y a las demás zonas. La relación entre la fase fría del ENOS y los rendimientos en esta zona es similar a lo evidenciado en el resto de la provincia, mientras que la relación entre el rinde y los años Niño es menos notoria.
En el caso de la Zona Centro, la principal característica que puede identificarse es la mayor regularidad de los rendimientos. En cuanto a los rendimientos durante los años bajo condiciones de Niño, estos oscilan entre superiores y regulares, con una baja probabilidad de rendimientos inferiores. Por otro lado, en años bajo condiciones Niña, la probabilidad de ocurrencia de anomalías inferiores es elevada, aunque inferior al resto de la provincia.
Finalmente, la Zona Sur expone características muy similares al conjunto provincial, con una variabilidad relativamente baja y anomalías con menor intensidad que en el resto de las zonas.
En base a la evidencia presentada, podría afirmarse que existe una relación negativa entre los rendimientos del cultivo de soja en la provincia de Santa Fe y la fase fría del ciclo ENOS o la Niña.
Por otro lado, es de destacar que la probabilidad de ocurrencia de rendimientos inferiores durante campañas bajo condiciones de Niño es muy baja y se reduce a años en los que el fenómeno presenta una gran magnitud. En este sentido, no se encuentra una clara relación entre esta fase del ENOS y los rendimientos, mostrando características particulares según la zona a la que se haga referencia.
Dados los resultados obtenidos, queda en evidencia que el uso de pronósticos climáticos que anticipen este tipo de eventos extremos tiene capacidad para mejorar la toma de decisiones de siembra. Los investigadores indicaron que también podría desarrollarse una metodología que incorpore mejoras en esta línea para las proyecciones de campaña, tanto a nivel regional como nacional.