Gabriel Rossini | [email protected]
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El presidente Mauricio Macri ingresa en su último año de gobierno con una economía peor de lo que la recibió y la incógnita a develar será si buscará o no su reelección en este contexto adverso, con una sociedad cada día más agobiada, más allá de las declaraciones dirigidas a contener a la propia tropa.
Los resultados de la gestión económica, su principal activo en la campaña electoral de 2015, se convirtió en un lastre que será muy difícil de cargar en un año electoral. Los únicos que ven una reversión del retroceso son los funcionarios del oficialismo fundada sólo en una buena cosecha, tal como lo hacían los gobernantes de fines del siglo XIX. Ni el FMI, que prevé una caída del PBI de casi el 2 %, es tan optimista.
Los datos de la economía de 2018 que empiezan a difundirse son muy malos: en noviembre la industria se redujo, por séptimo mes consecutivo, y su producción cayó un 13,3 %; en tanto que la construcción retrocedió el 15,6 %, la mayor en casi dos años; la venta de autos en todo el año cayó el 11 %, la recaudación impositiva de diciembre el 8 % en términos reales.
En una economía donde alrededor del 80 % del PBI lo genera el consumo interno, los salarios a octubre acumulan una caída de 20 puntos en el año. No hubo un solo mes de 2018 en el que los ingresos de la gente le ganaran a la inflación. El cierre de negocios y de Pymes dan fe de esta situación que, de no revertirse, se agravará. Cada dato nuevo remite a 2002.
De acuerdo a un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), entre 2015 y 2018, el dólar aumentó 291 %; la inflación acumulada fue del 160 %; el gas aumentó 3.008 %, la electricidad 2.136 % y el agua 515 %; el salario real cayó el 22 %, el salario mínimo el 245 y la jubilación mínima el 18,5 %; el sector privado perdió 51.700 empleos, el industrial 107.933, pero el público aumentó en 87.700 y la deuda per cápita creció el 420 %.
Las cosas no parecen mejor para los gurúes del mercado: el relevamiento de Expectativas Financieras que elabora el Banco Central muestra que para 2019 los analistas privados del mercado financiero prevén una inflación del 28,7% y el dólar va a alcanzar los $ 48,7. Hay que recordar que el gobierno quiere que los aumentos de salarios sean del 23 %. De confirmarse esto, será un nuevo retroceso para el poder adquisitivo, el consumo y la economía del país.
Apuntalados por una lluvia de encuestas, que en los últimos tiempos han errado todos los resultados en todo el mundo -el último en España con los ultraderechistas de VOX-, el gobierno busca ignorar o dejar de lado a cualquier tercera opción que asome, y se concentra en consolidar por todos los medios posibles un escenario similar al de 2015.
Así, creen que la única chance que tiene de reelegir es en una segunda vuelta contra Cristina Kirchner, quien podría ser candidata o no. De ser otro el candidato, por ejemplo Roberto Lavagna o Juan Manuel Urtubey, sería casi imposible. Tampoco prevén la posibilidad de que en una competencia entre tercios (Cambiemos, kirchnerismo y peronismo federal), el oficialismo salga tercero y quede afuera de una segunda vuelta.
Cualquier análisis respecto de lo que podría pasar en las elecciones presidenciales parte de un supuesto: que al menos el gobierno mantendrá el mismo porcentaje de votos que en 2015, el 34,15 %, lo que hoy parece improbable a partir de las medidas que tomó contra su principales votantes, a los que empobreció con los aumentos de tarifas y las devaluaciones. El descontento y la desilusión que se percibe en la vida cotidiana de quienes los apoyaron es mayor al que revela la lluvia de encuestas.
¿Por qué va a mejorar la economía en 2019? ¿Cuáles son las razones por las que a partir de abril el país va a recuperar el crecimiento? El ministro Dietrich ha dicho esta semana que en el gobierno esperan que la inflación baje después de anunciar aumentos promedio del 50 por ciento en las tarifas de los servicios públicos y el transporte. ¿Cuál es la lógica de funcionamiento del gobierno nacional? Si la idea es echarle la culpa al gobierno anterior -en cuero y desde una playa de Punta del Este-, o insistir en que hace 70 años que los argentinos estamos de fiesta, los resultados no van a ser los que esperan.