“Saquen una hoja”, una vieja y temida frase de la comunidad educativa. Es que las evaluaciones, con su robustez en las preguntas y su apuro en las respuestas, desarman una torre de nervios sobre estudiantes, docentes, directores y hasta funcionarios; más aún si en ella se diagnostica el estado, los logros y las fallas de cada una de las provincias del país. Estas dudas no surgen solo con respecto a tal o cual número, sino en que muchas veces son ellos los que determinan -de forma apresurada- todo el esfuerzo que hay detrás. En concreto, el ejemplo mencionado tiene nombre y apellido: las Pruebas Aprender.
Con muchos cuestionamientos en un principio, fueron implementadas por primera vez en el año 2016. Aunque fue sometida a modificaciones, el dispositivo fue desarrollado por el Ministerio de Educación nacional por tercera vez consecutiva durante 2018. En esta última ocasión, fue aplicada en las 24 jurisdicciones argentinas y contó con una amplia participación de la comunidad educativa.
En particular, nuestra provincia consolidó su aporte en los establecimientos evaluados, pasando del 84,6% en 2016 al 96,4% en la última oportunidad. El incremento significó que 42.376 alumnos del último año de primaria de toda la “bota” aplicaran en la evaluación. Allí, Santa Fe obtuvo resultados buenos y estables: El 92,8% en Lengua y el 80,7 % en Matemática de los estudiantes aprobó los contenidos.
“¿Qué falta para mejorar, y qué para mantener, los resultados?”, fue la pregunta hecha por El Litoral al Secretario de Educación provincial, Oscar Di Paolo. “Queda mucho por hacer, pero lo más importante es que podamos afianzar el conocimiento como una construcción colectiva. “En Santa Fe, la educación no es un vaso que se llena de estadísticas, sino que es una práctica humana y una tarea muy compleja. Y estamos viendo una respuesta muy buena de parte de los docentes en ese sentido”, respondió.
Los números no explican todo, pero sirven de puntapié para una explicación. Así lo entendió Di Paolo, que consideró que “detrás de los resultados hay un conjunto de acciones que, sostenidas en el tiempo, permiten lograr los compromisos asumidos”.
De la primera evaluación en 2016 a la última en 2018, los resultados mejoraron en Lengua y hubo un leve descenso en Matemáticas. Quienes quedaron por debajo de los conocimientos básicos pasaron de 13,7% a 7,2%, en la primera disciplina. En cambio, pasó de 15,9% a 19,3%, en la segunda.
“Por el lado de Lengua, podemos centralizar en el programa provincial de Tertulias Dialógicas Literarias que parte de la lectura y la aprehensión de un texto clásico, y que permite luego comentar ideas entre los estudiantes, para después trabajar críticamente”, comentó Di Paolo sobre esta política implementada por el Ministerio de Educación de Santa Fe. Mediante la colección Redes de Tinta, se han repartido ya 600.000 obras clásicas de la literatura universal, latinoamericana y argentina. Los libros son de uso personal y los chicos se lo llevan a sus casas.
“Hay hogares donde estos libros son los primeros a los que tienen acceso. En época de tecnología, que los niños y niñas convoquen a sus familias a leer genera sentimientos muy significativos en sus casas”, agregó sobre este programa.
Por otro lado, Di Paolo reconoció que sobre las Matemáticas “hubo una preocupación generalizada” y que fue “un eje central en las reuniones del Consejo Federal de Educación”. En virtud de ello fue que, durante este año, se puso en marcha el Plan Nacional Aprender Matemática, elaborado por todas las carteras educativas provinciales que componen el CFE. El mismo propone cambiar la estrategia de enseñanza en esta disciplina con el fin de promover mejoras en el conocimiento.
Sobre el aporte santafesino, el Secretario sostuvo que “nuestro planteo fue que los aprendizajes se vuelven más accesibles en la medida que las matemáticas son situadas en problemáticas concretas y del día a día”.
Tironeo sobre el capital cultural
Según los expertos en educación, parte de la explicación de los bajos rendimientos en la escuela secundaria se remontan a déficits de aprendizaje registrados durante el nivel inicial y primario. Así, debido a deficiencias en el desarrollo a una temprana edad, quienes finalizan los primeros años sin los conocimientos necesarios tendrán luego más dificultades para aprender contenido avanzado.
En los datos de Aprender 2018, Santa Fe -así como todo el país- la distinción según nivel socioeconómico exhibe marcadas diferencias. En Lengua, quienes no alcanzaron los conocimientos básicos se ubicaron en 14% en el estrato bajo, 6,5% en el medio y 1,7% en el alto. Por debajo del básico en Matemáticas, el nivel alto registró un 6,2%, el sector medio un 18,5% y el estrato socioeconómico bajo llegó a 32,9%.
De esta manera, los números marcan una triste tendencia en detrimento de los jóvenes en condiciones más vulnerables. En ese sentido, y al tiempo que se mostró preocupado por las políticas económicas y el contexto de crisis que se vive en el país, Di Paolo mencionó: “Los malos resultados son, muchas veces, el efecto de la falta de capital cultural. Esta es una brecha enorme que existió y existe hoy en Argentina. La misma se extiende en el crecimiento de la pobreza producto de la mayor concentración de riqueza”.
Esta inclinación se refuerza considerando la discriminación de los datos según ICSE (Índice de Contexto Social de la Educación), clasificación de unidades geográficas en función de las condiciones de vida y situación de vulnerabilidad de los hogares con residentes en edad escolar.
Al hacer foco en los niveles de desempeño satisfactorio y avanzado en Lengua, los estudiantes de escuelas ubicadas en territorios de vulnerabilidad alta lograron solo un 60,2%. En el caso de escuelas de territorios con vulnerabilidad media se eleva a un 68,9%. Mientras que los más favorecidos, de baja vulnerabilidad, llegaron a un 81,4%. Mientras que en Matemática, menos de la mitad (44,4%) logró altos conocimientos en escuelas en territorio de alta vulnerabilidad.
Influencia del factor emocional
Asimismo, Santa Fe tiene la particularidad de ser una provincia extensa en territorio y, por lo tanto, en realidades -tanto socioeconómicas como educativas. Sin embargo, la educación rural reflejó índices saludables de rendimiento, por encima de la urbana en algunos casos.
Según el funcionario, “la ventaja de las escuelas en la ruralidad es el trabajo en grupos pequeños”. Además, Di Paolo destacó que “en los casos de plurigrado (donde conviven jóvenes de distintas edades) se trabaja de forma cooperativa, y es allí donde se pone en juego el saber de forma compartida y con gestos solidarios”.
La proporción de estudiantes santafesinos evaluados en el ámbito rural es solo del 9% del total (casi 3.850 jóvenes). La mayoría de ellos está registrado en el nivel socioeconómico bajo. Aún así, mostraron avances en comparación tanto con el ámbito urbano como con las Aprender de 2016.
“En los pueblos están más presentes los lazos de compañerismo, los chicos se conocen, comparten más tiempo juntos, son amigos y vecinos. Mientras, en las grandes urbes hay una mayor distancia social, de manera que el vínculo asociativo, y su relación con el conocimiento, es más débil que en la ruralidad”, concluyó el representante de la cartera provincial.
Mediante una encuesta realizada entre 1253 estudiantes, la cartera educativa evaluó el impacto del espacio de Tertulias Literarias.
Una de las respuestas que surgieron fue que un 18% contestó que en sus casas hay “pocos libros” o “algunos libros” (31 %).
En esos hogares el capital cultural se vio incrementado gracias a este aporte literario. De hecho, cuando se les consultó a los estudiantes con quién leyeron los libros, un 63,7 % respondió que lo hizo “con un familiar”.
Además, a la hora de la participación en el espacio de Tertulia Literaria, un 93% de los encuestados refirió que pudo “contar sus opiniones” sobre el libro; y un 68% consignó que se sintió “escuchado” por sus compañeros.
En un apartado de Aprender 2018, estudiantes, docentes y directivos mencionaron casi en su totalidad (99%) que la Educación Sexual Integral fue abordada en clases. Sin embargo, actualmente la ESI recibe cierto grado de rechazo por parte de un determinado sector social. Respecto de ello, el funcionario evaluó que “el rechazo es lógico si tenemos en cuenta que estamos viviendo un período de vulneración de derechos de la niñez, con una sociedad que habilita las distintas formas de violencia. Creo que el sector que rechaza la ESI lo hace en el orden de lo político y no en el orden de lo conceptual”.
De acuerdo al reporte provincial, el contenido trabajado en mayor proporción según los estudiantes fue “Cuidado del cuerpo y la salud” (86%); mientras que el que menos se trató fue “Cómo evitar el abuso sexual” (34%). Por parte de los docentes, se abordó en mayor medida “El cuerpo humano como totalidad con necesidades de afecto, cuidado y valoración” (81%); mientras que el menos fueron los “Métodos anticonceptivos” (20%).
Respecto de la implementación de la ESI en las escuelas, Di Paolo sostuvo: “Estamos convencidos que todo lo que tiene que ver con ESI es muy importante y contribuye al nivel de convivencia social. Por este motivo, creemos que esta temática, con su argumento científico y teórico, tiene que ser una política de Estado dirigida hacia el respeto del otro. Además, fomentamos la capacidad crítica en los estudiantes para que, a través de la palabra, puedan agotar sus inquietudes, aprender y conocer”.
Consultado sobre la necesidad de la ley de ESI y de Educación, el Secretario de Educación solicitó “un gran esfuerzo a Diputados y Senadores”. “Nos debemos ese marco teórico-político para seguir trabajando como lo hicimos a lo largo de estos 12 años”, finalizó.
“Los malos resultados son, muchas veces, el efecto de la falta de capital cultural. Esta es una brecha enorme que existió y existe hoy en Argentina. La misma se extiende en el crecimiento de la pobreza producto de la mayor concentración de riqueza”.