Gabriel Rossini
Gabriel Rossini
El presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo, que el martes de la semana que pasó fue reelecto al frente de la entidad, advirtió que el país atraviesa “el peor de los momentos” a nivel económico, informó que la caída es generalizada en casi todos los sectores, en un contexto de altas tasas con recesión y caída de consumo y, escéptico, afirmó que “no hay un panorama de mejora en el corto plazo”. “No somos optimistas, al menos para este año”, dijo, diferenciándose claramente de lo que aseguran los funcionarios del gobierno.
El diagnóstico que hizo el reelecto presidente de la UIA se ve claramente reflejado en los niveles de actividad en nuestra provincia. De acuerdo al informe que mensualmente elabora el Instituto de Investigaciones Económicas de Fisfe, en el mes de abril de este año la producción industrial en Santa Fe retrocedió el 7,8% y acumuló en el primer cuatrimestre del año una baja de 13,4% con relación a igual período del año pasado.
Los sectores más afectados son todos los vinculados al mercado interno. Y a los que muestran alguna dinámica porque exportan, como los frigoríficos, no les alcanza para suplir la caída del consumo local, que en el mes de marzo, con 48,3 kilogramos por persona, representó una caída interanual de 18,3% contra los niveles del mismo mes del 2018 y uno de los peores registros de la historia.
Pero no es sólo la carne. De acuerdo al relevamiento de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) los bienes durables se derrumbaron: los autos vendieron 55% menos en mayo, las heladeras 30,8% y las computadoras 58,3%.
Los comercios pequeños y medianos sufrieron una baja de sus facturaciones de 20,5% entre 2015 y 2019 (y de 12,1% en el último año). Los créditos al consumo tuvieron un desplome de 27% interanual.
Volviendo a la provincia de Santa Fe, las caídas que muestran las distintas ramas de la industria son brutales: vehículos automotores 44,2%, maquinaria agropecuaria 41,9%, carrocerías y remolques 38%, muebles y colchones 25%, otra maquinaria de uso especial 22,9%, prendas de vestir 18,9%, industria siderúrgica 16,6%, manufacturas de plástico 16,4%), productos lácteos 9,9%, productos de metal y servicios trabajo metales 8,7%, productos de refinación de petróleo 8,6%, autopartes 7,8%, fiambres y embutidos 7,4%, molienda de cereales 5,8%, edición e impresión 4,3%, papel y productos de papel 4,1%, carne vacuna 3,4%, y productos metálicos para uso estructural 2,4%. Solo dos sectores manifestaron resultados positivos: maquinaria de uso general y molienda de oleaginosas.
Este derrumbe claramente se ve demostrado en la pérdida de empleos. En Santa Fe el total de asalariados registrados en el sector privado se contrajo durante marzo 2,2% en relación al mismo mes de 2018, lo que representa 11.300 empleos menos.
En los últimos días de la semana que pasó, General Motors anunció que parará por un mes la producción de su planta automotriz de General Alvear. Aunque la empresa informó que la decisión estaba tomada desde febrero y que se debía a una readecuación de la planta y no obedece a la crisis del sector, desde Smata informaron que una parte de sus empleados percibirá el 70 por ciento de su salario.
El cierre de empresas productivas y comercios con la consecuente pérdida de empleos todos los días son noticia. De acuerdo a recientes datos aportados por el Ministerio de la Producción y Trabajo, en el orden nacional, el total de asalariados registrados en el sector privado retrocedió en marzo de 2019 el 2,5% interanual, lo que representan 161 mil puestos de trabajo menos. Un empleo menos es una tragedia y degrada a quien lo pierde y su familia. Recuperarlos llevará años, siempre que se piense en un país productivo y no de comisionistas y financistas.