El Litoral / [email protected] / Prensa UCSF
El profesor Jorge Noro fue invitado por la Facultad de Filosofía y Humanidades para continuar con el ciclo de reflexión sobre la cátedra en las escuelas secundarias.
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La Universidad Católica de Santa Fe recibió, una vez más, la visita del profesor Jorge Eduardo Noro, para continuar pensando la tarea de enseñar y aprender Filosofía. La actividad, organizada por la Facultad de Filosofía y Humanidades, es la continuación del ciclo inaugurado con la Jornada de Reflexión y Proyección de la enseñanza de la filosofía en la escuela secundaria, que tuvo lugar en 2018.
En este caso, las palabras del especialista en educación y letras fueron pensadas en un contexto de “tiempos turbulentos y escenarios inciertos”, ya que “no son tiempos de tranquilidad, donde uno probablemente pueda decir ‘el ocio y la tranquilidad generan el pensamiento’”.
Además, se abordó el enseñar, porque “se debe generar el aprender de aquellos que se acercan a la filosofía, que no es la misma tarea pero que son complementarias, especialmente en estos tiempos”, puntualizó Noro.
Tiempos turbulentos, escenarios inciertos
Haciendo un análisis de la tarea de enseñar filosofía, el profesor diferenció momentos en los que pudo haber épocas más tranquilas, porque la institución educativa era una suerte de isla respecto de la sociedad. “No siempre la escuela fue la caja de resonancia de todo lo que pasaba. Pero la escuela que hoy tenemos es una en la que los muros se han caído y por la que transita todo el universo de lo que está pasando.
Entonces, muchos de los que aprendieron filosofía siendo adultos, tal vez, lo hicieron en un lugar en donde no eran tan turbulentos los tiempos, ni eran tan inciertos los escenarios. O si lo era, la escuela se podía quedar aparte. Hoy la turbulencia nos sacude a todos”.
“Son tiempos turbulentos, tiempos muy cambiantes y que por lo tanto generan cierto malestar en todo el mundo. Y a la vez los escenarios son inciertos, van rotando, cambiando; necesitamos encontrar formas para ir adaptándonos a los escenarios que tenemos como adultos que enseñamos; a la sociedad que nos rodea y al cambio de los sujetos que están sentados en el aula para hacer filosofía”.
Nuevos mensajes
Noro planteó también una serie de requisitos a los docentes. “Para que las clases sean lugar de pensamiento, de pensamiento crítico, de preguntas y respuestas, necesitamos buenos profesores de filosofía. Podemos poner toda la filosofía del mundo, si los profesores son malos, no valdrá la pena estudiarla”, sostuvo.
Asimismo, el profesor agregó: “También es cierto que la filosofía de los tiempos menos turbulentos, eran filosofías de muchos textos, de mucho soporte en el escrito; y en los tiempos que corren, los alumnos están atravesados por muchísimas tecnologías. Por esto, es dable pensar que no son solo un recurso para dar en el aula, sino que lo que los medios, las películas, las canciones y las series presentan son, en muchos casos, el nuevo soporte donde el pensamiento también se expresa. No el único, pero también allí”.
Debido a ello, Noro detalló que “cuando enseñamos, incorporamos estos nuevos mensajes, los hacemos dialogar con lo que está escrito: libros, producciones, materiales; y esto favorece la posibilidad de que quien aprende devuelva su aprendizaje, no necesariamente en una prueba, sino en un video, en una canción, en una producción que pueda realizar”.
Filosofía 2.0
- En los últimos años, asistimos a fenómenos mediáticos relacionados con la filosofía. De repente, se llenan teatros, se multiplican los seguidores en redes sociales, se multiplican las novedades editoriales. ¿Acaso estos tiempos nos llevan a preguntarnos más?
- Hay mucha gente que está necesitada de expresar estos mensajes filosóficos. Además, hoy es clave el tutorial, con lo cual, a veces, en lugar de escuchar al profesor en la clase, veo el tutorial que brevemente me explica qué dice Platón, o me cuenta en dos minutos o tres qué dice Aristóteles. Con lo cual se han multiplicado, para bien y para mal porque también sabemos que en internet tenemos materiales que son absolutamente confiables, y hay otros que son de escasa utilidad-. Por eso, la selección es parte, también, de lo que tenemos que enseñar”.
- Y llega la pregunta de rigor, la que cada padre hace con ceño fruncido cuando un hijo se lo plantea, la que hacen los amigos en la feria de carreras ¿Vale la pena estudiar filosofía?
- Primero, les tiene que gustar la experiencia de hacer una carrera de este tipo, que es exigente, pero apasionante. Hay que dejarse tentar con la posibilidad de hacerlo.
Estoy convencido de que una persona, una vez que comenzó la carrera, una vez que lo probó, y se dio cuenta del valor, se mete en ella y no la va a abandonar.
Si tuviera que dar un consejo, no a todos les va a salir la posibilidad de dedicarse solamente a la filosofía, pero es interesante que sea una carrera que pueda “jugar” con otras alternativas. Porque la filosofía tal vez sea la única combinable con otras cuestiones, como Letras, Comunicación, Biología, Matemáticas. Son posibilidades reales de enriquecer su propio pensamiento, y también sus posibilidades laborales.
Centennials en las aulas
Frente al interrogante del sentido de estudiar filosofía, el profesor Noro destacó tres aspectos fundamentales.
Posibilidad de pensamiento. Es un lugar donde el acento está puesto en el pensamiento, aunque no se piensa solo en la clase de filosofía, y todas las materias están hechas para pensar.
Posibilidad de preguntar y repreguntar. Es un pensamiento atravesado por los cuestionamientos y no conformarse con ninguna respuesta, sino que uno puede repreguntar sobre las respuestas dadas.
Posibilidad de libertad. Porque habilita a una libertad absoluta para estar viendo el mundo de mil maneras.
Entonces, el pensamiento, que a su vez está atravesado por la libertad y que a su vez tiene este repreguntar permanentemente a pesar de las respuestas que se están dando hace pensable una clase donde las cosas pueden ser diferentes.