Olimpíadas Internacionales con presencia santafesina
Un alumno del Industrial llevará su "pasión por la Física" a Israel
Gastón François será el representante de la escuela técnica de nuestra ciudad que, una vez más, tendrá a uno de sus estudiantes en la máxima instancia de esta competencia.
Luis Cetraro Gastón François comentó que, además de aprender, asiste a las actividades extracurriculares del Industrial porque generamos un lindo grupo de amigos .
“No tengo sueños, tengo objetivos”, resume Gastón François, en su estado de Whatsapp. En octubre del año pasado, el joven consiguió una medalla de oro por su 2° puesto entre los estudiantes de secundarias del país que más saben de Física. Con este logro, también alcanzó el pase a la Olimpiada Internacional de Física que se realizará, durante la segunda semana de julio, en Tel Aviv, Israel.
Gastón es alumno de la Escuela Industrial Superior de nuestra ciudad. Al igual que los casi 1.100 estudiantes, allí pasa gran parte de sus días. Pero en su caso, una buena cantidad de horas las pasa en el tradicional laboratorio. En parte, arrastrado por la curiosidad, queriendo “ver qué es lo que hacía” su hermano mayor, Matías François —también finalista en la 48ª edición de las Olimpíadas Internacionales de Física. Aunque, también, empujado por el interés que cultiva en los jóvenes el Departamento de Física de la centenaria institución pre-universitaria.
Atento a sus pergaminos, los profesores Eduardo Castillo y Eduardo Lázaro divisan que en el futuro de Gastón se abrirán puertas más grandes que la del laboratorio del Industrial —al que recordará con cariño. Sin embargo, el joven le confiesa a El Litoral que todavía no tiene del todo decidido qué le gustaría seguir estudiando una vez finalizado su último año de secundaria: “Estoy entre Ingeniería informática o electrónica, sino licenciatura en Física”. Aun así, proyecta su anhelo sobre el sur argentino: “Me encantaría poder estudiar en el Balseiro”, dice.
En un intersticio entre sus actividades, recuerdan la primera evaluación que los marcó en la relación alumno-docentes. Gastón se sacó un 5,6: “Mi vieja me va a matar. Física no es lo mío”, recuerda que pensó, agobiado, quizás, por la dinastía familiar.
Antes de volver a clases, Gastón explica que entiende al estudio como una cuestión de tiempo, donde la clave está en la “perseverancia”. “Es como cualquier hábito, como que te quieras hacer vegetariano. Las primeras semanas te cuesta, son difíciles, pero después te vas acostumbrando”, dice el joven; mientras agrega que, en sus ratos libres, devora “libros y videos sobre Física”.
Un amparo escolar
Desde hace casi una década, el plantel docente —que completan Héctor Baldo, Damián Cafaro, Fabricio Castillo, Julián Percibaldi y Manuel Ibáñez— busca despertar la motivación por las “ciencias duras” en sus estudiantes. Esta trayectoria en el trabajo le ha dado un sello distintivo al Industrial en la mejora sobre la transmisión de conocimientos.
“Somos una escuela pública y, como tal, buscamos incentivar a los chicos en lo que a ellos les guste, sin importar la condición socioeconómica de sus familias”, comenta Castillo. Mientras, Lázaro agrega que “lo que hacemos, cada uno a su manera, nos hace sentir orgullosos porque los chicos disfrutan con el estudio”.
Para lograr su cometido, los docentes recurren a una práctica tan ancestral como efectiva: el boca a boca. Suelen invitar a ex alumnos que relaten sus experiencias a los más jóvenes, debido a que “se suelen imaginar que es algo muy difícil”. Cuando Gastón sea invitado, dice que intentará transmitir “la insistencia”. “Yo no me considero más inteligente que el resto. Muchas veces no me fue como esperaba, pero no bajo los brazos. Creo que hay que intentarlo hasta que salga”.
Aunque no todos logren los máximos objetivos, los docentes destacan que año tras año unos 60 estudiantes se inscriben para participar de este tipo de actividades. “Buscamos la manera de generar el espacio, aunque sea por fuera de la currícula, para que los alumnos puedan probar y armar cosas, y que, a partir de ahí, les dé ganas de seguir ese camino”, explica Castillo.
Atendiendo a su larga trayectoria, los docentes notan un cambio conductual entre los alumnos “de antes” y “los de ahora”. “Hoy se hace más complicado motivar, los chicos están con menos ganas”, advierte Lázaro, que dice no saber cuál es el motivo específico, pero percibe que “ahora, ante cualquier propuesta, los alumnos primero se preguntan para qué les servirá, y luego deciden si les interesa”.
Luis Cetraro Eduardo Lázaro (izq) y Eduardo Castillo (der) destacaron la motivación como motor de trabajo en el Departamento de Física.
Eduardo Lázaro (izq) y Eduardo Castillo (der) destacaron la “motivación” como motor de trabajo en el Departamento de Física.Foto: Luis Cetraro
Una experiencia internacional
Los finalistas en Tel Aviv serán tres estudiantes de Santa Fe. Gastón viajará desde la ciudad capital, mientras que Juan Recoaro y Facundo Leguizamón lo harán desde el Politécnico de Rosario. Estarán acompañados por el profesor Germán Blesio.
Allí partirán desde el domingo 7 de julio hasta el lunes 15 de julio. Durante esa semana tendrán que realizar dos pruebas, una teórica y una práctica. En palabras de los entrevistados, la primera es la “más fácil”, ya que los jóvenes tienen como base sus estudios en el último año de Técnico Mecánico, donde se dictan materias de Física aplicada como termodinámica, electrotecnia, resistencia de materiales. El desafío lo tendrán con la Física cuántica, que corresponde a un nivel terciario/universitario. “Con eso vengo más o menos”, se ataja Gastón, quien enseguida recibe el apoyo de sus profesores: “Dice eso, pero ya sabe más que nosotros”. En total, deberán responder a 3 planteos en un período de cuatro horas. “Hubiese venido bien un poco más de práctica”, exclaman los tres, lamentándose por las demoras en la preparación.
En la instancia práctica, la cuestión se pondrá aún más compleja. Al otro día, los estudiantes son citados nuevamente y recibirán distintos equipos y dispositivos donde, separados por boxes, los jóvenes tendrán otras cuatro horas para resolver algún planteo físico. La prueba puede abarcar una enorme cantidad de mediciones con el fin de llegar a una determinación sobre un planteo físico. A modo de ejemplo: “Nos pueden pedir hallar la longitud de onda del color rojo o la velocidad del sonido con elementos como un láser, termómetro, fibra óptica o espejos de difracción”, explican.
Valiéndose de su experiencia directa, Gastón le pidió algunos consejos a su hermano. Pero, más allá de los cálculos, dice que le recomendó “no estar tan pendiente, sino que disfrute de toda la experiencia”. Entusiasmado, tomando las palabras y dejando a un lado las evaluaciones, comenta sobre el ritual final en la competencia internacional: “Me dijo que se suelen intercambiar regalos típicos de cada país. Ya estuvimos hablando y vamos llevar bolsas de caramelos de dulce de leche, que consideramos bastante de acá y que pueden gustar. Veremos qué nos traemos desde allá y qué le regalamos a los profes”.
Un apartado con el presidente
Antes que nada, tanto Gastón como sus profesores se lamentaron por la falta de tiempo en la preparación. “Hubiesen tenido un mes de dedicación completa si todo hubiese sido normal, ahora solo tienen algunos días”, reseñaron desde el comienzo de la entrevista, con algo de recelo. Es que, a los tres jóvenes que serán finalistas argentinos en la competencia internacional, nunca les garantizaron su participación, luego de conquistar las Olimpíadas nacionales.
Ante la insistente consulta al comité organizador sobre los motivos de la ausencia de la delegación argentina en Israel, no recibieron motivos sobre la decisión. “Entendemos de las dificultades económicas del país. Queríamos saber si el problema era éste porque lo podíamos resolver por nuestra cuenta. Pero nos dieron muchas vueltas y no tuvimos una respuesta concreta”, explicó, de forma llamativamente madura, Gastón.
Fiel a su estilo resolutivo, los estudiantes santafesinos intentaron superar el problema. Atentos a los vaivenes, intentaron acercar sus consultas directamente al Ministerio de Educación de la Nación, y destacaron que pudieron hacerlo mediante la gestión del diputado provincial Federico Angelini.
Pasados unos días, con las horas contadas para el viaje, los jóvenes recibieron un llamado: “Una comisión de presidencia quería conocernos, saber de los resultados, para ver si podíamos viajar”. Luego, un mensaje les indicó que finalmente tendrían un encuentro, el jueves 20 de junio, en Rosario, con el presidente Mauricio Macri.
Pasado el controvertido acto por el Día de la Bandera, el mandatario recibió a los chicos en el aeropuerto Islas Malvinas. En medio de las pistas de aterrizaje, les dio la buena noticia: tenían asegurado el viaje.
Además de la confirmación, compartieron unos minutos a solas con el presidente en una de las salas del lugar. Allí, intercambiaron algunas palabras y se sacaron fotos: “Nos contó que estaba leyendo la biografía de Albert Einstein, pero que recién iba por las primeras páginas y que era un libro largo”, agregó Gastón, con la mente puesta ya en Israel.