El exarquero de Colón, Rosario Central y Vasco da Gama de Brasil, Edgardo Norberto “Gato” Andrada murió ayer en Rosario a los 80 años, informó el delegado regional de Futbolistas Argentinos Agremiados.
Su club fue Rosario Central, pero en el final de su carrera, entre 1977 y 1979, atajó en Colón. También lo hizo en Vasco da Gama y fue la “víctima” del gol 1.000 de Pelé. El lado oscuro de su vida fue su participación como Personal Civil de Inteligencia durante la última dictadura cívico militar.
El exarquero de Colón, Rosario Central y Vasco da Gama de Brasil, Edgardo Norberto “Gato” Andrada murió ayer en Rosario a los 80 años, informó el delegado regional de Futbolistas Argentinos Agremiados.
El Gato Andrada, bautizado así por los hinchas canallas por su elasticidad, acompañada por su costumbre de vestirse totalmente de negro, fue un símbolo del arco de Central en la década del ’60. Posteriormente, entre 1977 y 1979, en el final de su carrera, se lució bajo los tres palos de Colón. Los que lo recuerdan, dicen que era un “arquerazo”
La cara oscura de su vida fue su participación como Personal Civil de Inteligencia (PCI) durante el terrorismo de Estado instrumentado por la dictadura cívico militar.
Andrada disputó 284 encuentros en Central, por lo que es el noveno jugador con más presencias en la historia del club, y entre los arqueros es el primero.
Llegó a las inferiores de Central en 1957 donde jugó en la cuarta y primera local de la Asociación Rosarina de Fútbol y por la reserva de AFA antes de hacer su presentación en el primer equipo.
En 1959 la AFA modificó el reglamento y permitió la inclusión de un arquero suplente, y Andrada fue el reemplazante de Juan Carlos Bertoldi en las treinta fechas del torneo.
El Gato se destacó desde un principio por su agilidad, lo que le permitía compensar el problema de no ser muy alto como la mayoría de los jugadores en su puesto.
En 1969 fue transferido a Vasco da Gama, de Brasil, donde el 19 de noviembre de ese año no le pudo atajar el penal con el que Pelé convirtió su gol número 1.000.
“Volé y toqué la pelota, pero no la pude sacar y eso me afectó muchos años, hasta que pude superarlo”, confió el Gato Andrada 20 años después en una entrevista con la revista El Gráfico, en Rosario.
Andrada jugó en 1976 en Vitoria, de Brasil, y en 1977 volvió a nuestro país para atajar en Colón.
Jugó hasta los 43 años, cuando en 1982 atajó en Renato Cesarini, que ese año disputó el Campeonato Nacional.
El vinculo con la Dictadura Militar
La cara oscura de su vida fue su participación como Personal Civil de Inteligencia (PCI) durante el terrorismo de Estado instrumentado por la dictadura cívico militar.
Andrada ingresó como espía del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario en 1981, sobre el final de la última dictadura, cuando tenía 42 años.
Según su legajo, que se ventiló durante la investigación de los asesinatos de los militantes peronistas Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereira Rossi ocurridos en mayo de 1983, cumplió funciones como Personal Civil de Inteligencia (PCI).
“Su figura de exarquero de Central, concita adhesiones y confianza especialmente en los barrios de trabajadores, lo cual facilita su penetración al objetivo impuesto”, señala su ficha de ingreso.
Y agrega que “si bien su edad supera el límite establecido, su potencialidad de penetración y capacidades personales, hacen sumamente beneficiosa su integración a esta unidad, viéndose justificada la proposición de su nombramiento”.
El exarquero estuvo involucrado en la causa por los asesinatos -considerados crímenes de lesa humanidad- al ser señalado como uno de los miembros del Destacamento de Inteligencia que participó del secuestro de Cambiasso y Pereyra Rossi en un bar de Rosario.
Los dos militantes aparecieron asesinados a tiros unos días después en un camino rural cerca de la localidad bonaerense de Lima.
En mayo de 2016 un tribunal condenó como autores de esos crímenes al expolicía bonaerense Luis Abelardo Patti y a otros tres acusados, mientras que seis imputados resultaron absueltos por el beneficio de la duda.
El Gato Andrada no llegó a juicio porque el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzzo, le dictó falta de mérito durante la instrucción de la causa al entender que no existía prueba directa de su participación en el secuestro de los militantes peronistas.
Así, el Gato Andrada, que pasó de leyenda del arco de Central y del gol número mil de Pelé a su ominosa participación como represor de la dictadura, murió este martes en Rosario a los 80 años.