Hay que preguntarle a los que saben, a los que la vivieron desde adentro, a los que experimentaron en serio la situación. Nery Pumpido es una referencia diaria que, en mi caso, tengo la suerte de disponer. Y le pregunté en varias ocasiones sobre qué es lo que siente un jugador cuando debe disputar un partido cualquiera sabiendo que, en días nada más, afrontará una final tan importante para su carrera personal y para el club que lo ha contratado, como será la del 9 de noviembre para Colón. Y él dice que el jugador “siempre debe dar todo”.
Creo que el partido de esta noche en el Monumental es una motivación en sí mismo, porque si bien no lo marca actualmente la tabla de la Superliga, pero los hechos y circunstancias llevan a pensar que River es el mejor equipo del fútbol argentino y tiene al mejor entrenador.
Ganarle a este River agrandado sería el mejor entrenamiento anímico para este equipo antes de jugar una final. El tema es saber hasta qué punto el jugador de Colón se desliga, en pensamiento y actitudes, de la final del 9, ahora que está tan próxima.
Dejar todo en la cancha, ir a fondo en cada jugada y sudar hasta la última gota, es algo que le vendrá muy bien a estos jugadores. Ser precavidos podría ser una forma de autodefensa ante la posibilidad de una lesión. Pero como dicen, claramente, los que estuvieron adentro de una cancha en estas circunstancias, a veces, si vas más flojo o no tan firmes, el riesgo de lesión aumenta. Y eso es verdad.
Conclusión: piernas, corazón y mente con todo y durante los 90 minutos. ¿Qué mejor motivación sería, para Colón, llegar a la final del 9 con el aliciente de haberle hecho un gran partido al mejor equipo del fútbol argentino?