No fue solo un acto para la foto. El encuentro que encabezó el gobernador electo Omar Perotti fue un mensaje directo a la fuerza que lo llevará el 11 de diciembre a la Casa Gris. En especial a los presidentes comunales y los intendentes del PJ, a los que les dio un momento de los discursos, antes del titular del Justicialismo Ricardo Olivera que se dedicó a criticar las “picardías” del oficialismo en retirada, y de la vicegobernadora electa Alejandra Rodeas que, con un discurso sólido, convirtió en fortalezas “del movimiento” las tensiones internas que se han hecho públicas.
Es verdad Perotti repitió los lugares comunes de su discurso de campaña, pero también es cierto que eligió no marcar la cancha, ni ponerle a la unidad más límites que “el compromiso histórico del peronismo con los que menos tienen”.
Habló como si no hubiera diferencias internas respecto de su futuro gabinete o de la conveniencia o no de que se avance, en el Senado, con un presupuesto redactado por su antecesor.
Dejó las puertas abiertas para que los senadores del PJ -todos respondieron a su convocatoria- no sientan la más mínima incomodidad. “Soy duro con los problemas; no con las personas”, dijo casi al finalizar su discurso, que arrancó los mejores aplausos cuando lamentó la falta de acuerdo sobre temas básicos en la transición. Dijo que “los santafesinos no se merecen una diferencia (pública) más”. entre el gobernador electo y el saliente. Adelantó que invitará a todas las entidades, asociaciones y organizaciones no gubernamentales de la economía, lo social y civiles al acto de traspaso del mando.
Subrayó que “no vamos a ocultar la verdadera situación en que encontramos a Santa Fe” y advirtió que la pobreza en la provincia supera a la media nacional “ y ese es el piso del que partimos”.