Por Luis Niel Puig
A fines de diciembre pasado estuve en el Cementerio Municipal y me horroricé al ver el robo y destrucción de placas de bronce y otros metales, de relieves antiguos, así como roturas de mármoles.
Por Luis Niel Puig
A fines de diciembre pasado estuve en el Cementerio Municipal y me horroricé al ver el robo y destrucción de placas de bronce y otros metales, de relieves antiguos, así como roturas de mármoles en muchos de sus panteones. Además de lesionar la memoria de los fallecidos y sus familias, fueron destruidas valiosas obras del patrimonio cultural e histórico de la ciudad, caso de las placas existentes en la tumba de Nicasio Oroño, gobernador de Santa Fe. Vale la pena recorrer la calle interior del Cementerio, denominada Señora de Guadalupe, para comprobar los daños existentes.
Desconozco si los daños mencionados fueron denunciados y si, de haberlo hecho, se hizo algo al respecto. Resulta imposible creer que los graves destrozos y robos no fueran observados por las autoridades de la necrópolis. En cualquier caso, existe responsabilidad que alcanza tanto a la Municipalidad de Santa Fe como a sus funcionarios competentes, tanto de la actual gestión como de la anterior, ya que los daños vienen ocurriendo desde hace meses. Invito a este diario a comprobar lo comentado e investigar si existen denuncias, sumarios e investigación tanto policial como judicial.