El fútbol argentino perdió a uno de los hombres que puso los cimientos de la historia grande de este deporte en el país: murió Juan José Pizzuti, ídolo absoluto de Racing y padre del primer equipo argentino campeón del mundo en 1967 contra el Celtic de Escocia.
“Racing Club lamenta profudamente el fallecimiento de Juan José Pizzuti, pieza indispensable en la historia del Primer Grande. La institución acompaña a su familia y afectos en este momento de dolor”, fueron las palabras que utilizó el club para despedir a un hombre fundamental en la nutrida historia de la Academia.
Se inició como futbolista en 1946 con la camiseta de Banfield y tres años más tarde quedó como máximo goleador del torneo con 27 gritos. Eso despertó el interés de las potencias del país y fue River el que logró ficharlo en 1951. Sin embargo, duró poco en el Millonario y un año más tarde unió sus caminos con el club de sus amores: Racing.
Dentro de la cancha, alzó dos títulos locales con la entidad de Avellanda (1958 y 1961) y fue goleador del equipo en esa segunda conquista. Con 118 goles en 215 partidos, Tito es aún hoy el segundo goleador histórico de ese club detrás de Evaristo Barrera (136).
Sin embargo, su apellido quedará por siempre emparentado al Racing campeón de la Copa Intercontinental en 1967 contra el Celtic de Escocia con el recordado gol de Juan Carlos Cárdenas en el Estadio Centenario de Montevideo. En ese ciclo como entrenador no sólo ideó al primer equipo argentino que logró un título del mundo, sino que también alzó el campeonato local de 1966 y la Copa Libertadores de 1967. Además, sumó un invicto de 39 partidos.
En 1973 dirigió a Colón durante el Nacional, donde salió décimo en su zona y quedó al margen del cuadrangular decisivo. Al año siguiente estaba de vuelta en Racing, donde no pudo repetir las glorias de su primer paso. Ni en el Metro ni en el Nacional pasó la fase de grupos.
En 1975 se fue al fútbol colombiano, tradicional laboratorio en ese entonces para entrenadores argentinos, como hemos señalado varias veces en esta serie. Allí su destino fue Independiente Medellín. La performance en el Torneo Apertura y en el grupo del Torneo Finalización (quinto en ambos), le permitieron acceder al hexagonal final, donde fue el peor de los mejores (?), o sea sexto y último.
De regreso a la Argentina, el Nacional de 1976 lo encontró por segunda vez en el banco de Colón, y nuevamente fue eliminado en la primera ronda. También tuvo un paso por Nueva Chicago sin mayor repercusión