Por Raúl Emilio Acosta
Los políticos, la clase dirigente, los que nos gobiernan en el oficialismo y la oposición han sido, son, parte de ese universo al que le disparan Los Redondos.
Por Raúl Emilio Acosta
“Todo preso es político” es el título de una canción. Hace muchos años escuché este tema. Llamaban la atención con su lenguaje críptico y sus mensajes los muchachos de ese grupo tan particular: Los Redonditos de Ricota. Los redondos. Tienen otra frase también atrayente: “extra, extra... noticias de ayer...”. Hay otra: “maldición, va a ser un día hermoso...” y una que hizo que se rindiesen Los Palmeras: “a brillar mi amor... vamos a brillar mi amor”. Son las frases mas atrayentes y /o pegadizas. Los políticos, la clase dirigente, los que nos gobiernan en el oficialismo y la oposición han sido, son, parte de ese universo al que le disparan Los Redondos. Fueron escritas para ellos. Los redondos fueron contestarios.
Los periodistas caemos muchas veces en un yerro: creemos que quienes leen tienen la misma información o el mismo concepto sobre las cosas que nosotros. No es así. Cada uno tiene el suyo. Aclaremos. Consultemos Wikipedia: “Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, también conocidos como Los Redondos, fue una banda de rock de La Plata, Argentina, que está considerada como una de las bandas más importantes e influyentes de la música popular argentina. La banda se formó en 1976 y, aunque a lo largo de su historia contó en sus filas con varios integrantes, siempre tuvo como líderes centrales al Indio Solari (cantante), Skay Beilinson (guitarrista), la Negra Poli (manager) y Rocambole Cohen (diseñador gráfico).
Alcanzaron una gran popularidad dentro del rock argentino manteniéndose como una banda independiente y autogestionada, sin recurrir al apoyo de las grandes compañías discográficas. A medida que su popularidad aumentaba, se fueron convirtiendo en un símbolo contracultural y en un paradigma de la independencia artística. Obtuvieron alta reverencia de sus fanáticos, que se comportaban como una hinchada de fútbol, e imbuyeron a Los Redondos de un halo casi religioso, denominando a sus recitales como misas y realizando auténticas peregrinaciones masivas a los distintos puntos del país donde la banda se presentara”. Hasta allí Wikipedia. La última misa reunió 300.000 mil en un campo.
MALOS RICOTEROS
Aparentan malos discípulos “ricoteros” algunos colegas y diferentes funcionarios que no registran el hecho. Robar no es un crimen político. Es un crimen. De aquel gobierno kirchnerista hay presos por ladrones. El que roba desde el Estado es delincuente con menos perdón, porque lo agrava la confianza y el mandato. Boudou parecería eso. De Vido parecería eso. Señoras empingorotadas y señores circunspectos parecerían eso... se insiste: parecerían eso. Ladrones. ¡Vamos! Los millones en el convento no tienen Dios ni virgen que perdone. La maquinaria oxidándose en el sur, la maquinaria vial, no es una ilusión ni es magia. Los dineros traspasados a una cuenta de una persona recién llegada a la adultez no son un dato chiquitito y distraído. El punto que indigna es que se insista en lo que sostiene la canción: “presos políticos”.
Del mismo modo las actuales autoridades, locales, provinciales, nacionales sostienen, de diversas formas, que hubo malos manejos de los fondos. Licitaciones poco y nada transparentes, nombramientos a mansalva, persecuciones a quienes pensaban diferente y provincias y ciudades que recibían dineros y beneficios según una relación “te quiero / no te quiero” que nada tenía que ver con el ejercicio de la igualdad, la fraternidad y la libertad democrática.
Aún hoy hay quienes se distraen ante la pregunta obvia:¿cuándo van a pagar, cuándo van a reclamar, cuándo van a solucionar la deuda de los dineros robados a Santa Fe? Hay más obviedades que necesitan aclararse: compramos pistolas, compramos tecnología, compramos transportes para perseguir el delito y las compramos sin que sea clara y transparente la licitación. Aclárenlo.
Los dineros de las casas Schocklender no están bien aclarados y tal vez nunca se aclaren. Muchos personajes políticos tienen a su familia dentro de la nómina. Parecen los Campanelli. El punto es que cuando los denuncian sostienen que se trata de acusaciones políticas.
ADJETIVO CALIFICATIVO DESPECTIVO
En el reinado de José Alfredo Martínez de Hoz y el Partido Militar se impuso que tal y cual persona y tal y cual actitud eran meramente políticas, o lamentablemente políticas, se pasó de sustantivo a adjetivo y se recategorizó la función. El político era considerado un inservible nombrado por parientes para cobrar un sueldo. Hizo daño. No se curó. Se agravó. Recuerdo una intendente que tenía un “coaching ontológico” en la nómina.
Ministros de ayer y de hoy que deslizan informaciones (un ministro sostiene que antes, en ese ministerio, había 300 cargos y ahora encuentra 900) y que responden a una lógica infantil: “yo no fui, señorita, yo no fui...”.
Lo más elemental es sostener las denuncias donde corresponde: sede judicial. Auditorías.
Cuando Fernández, el porteño, dice “ojalá hubiese encontrado el país que dice Macri que dejó”... no dice nada sustancial para la justicia, lo dice para los medios.
Cuando Sain habla sobre la policía anterior (tengo la íntima convicción que había y hay corrupción y se entremezclan con el narcotráfico, las campañas políticas y los “políticos recaudadores”) debería, en el mismo momento, indicar qué cosas está haciendo con Berni, con el titular de Córdoba, el de Buenos Aires (CABA) y la coautora de sus libros, la ministra del Fernández porteño. Córdoba, provincia de Buenos Aires, Santa Fe y CABA suman mucho en compraventa de droga y corrupción. Asusta: en cualquier momento los pocos presos por narcotráfico dirán lo que corresponde: son presos políticos. El exceso y la liviandad de los funcionarios con el tema criminal les presta derechos.
Cuando Pullaro dice que denunció y metió presos a policías debe decir cuántos, de qué modo, cuántos quedaron detenidos y, básicamente, quién los había sostenido en esos cargos. Pullaro es el final de 12 años de socialismo. Sain el comienzo del peronismo en la provincia. Sain tiene un cargo en suspenso en la grilla judicial, ganado por concurso durante el gobierno socialista. Pullaro dijo que “Sain era El che Guevara de Perotti”. Nunca se desmintió esa frase. Aún hoy, que la escribo, me sorprendo. Pullaro y Sain son dirigentes políticos.
Cuando se habla de presos políticos en Argentina conviene remitir al Partido Militar y la lógica de secta musical de Los redondos y sus misas. Allí se cantaba lo siguiente: “Si esta cárcel sigue así / Todo preso es político / Un común va a pestañear / Si tu preso es político / El ascensor ya sube / Tu confesión ya sube / Obligados a escapar / Somos presos políticos/ Reos de la propiedad / Los esclavos políticos / El ascensor ya sube / Tu confesión ya sube... ¡Deténganme! / ¡Deténganlos! / Quince años pagó ayer / Con tres bucos políticos / Todos esquivándole / Temerosos políticos...”.
Entre Martínez de Hoz y El Indio Solari no hay ni habrá nada, excepto una cuestión inevitable. La territorialidad. No es suficiente para entender cuánto nos pasa. Menos sirve que esquivemos la justicia diciendo que todo preso es político. Y menos que menos que digamos que todo estuvo -está- mal y no denunciemos a quienes hicieron mal las cosas. Se convierten en frases mentirosas.
Hacer mal las cosas en la administración pública es delito. El delito se paga con la condena y la cárcel. Para el resto: Ji Ji Ji. “¡No lo soñé ieee-eeeeh! Ibas corriendo a la deriva ¡no lo soñé ieee-eeeeh! Los ojos ciegos bien abiertos. ¡No mires por favor! y no prendas la luz... La imagen te desfiguró. El montaje final es muy curioso, es en verdad realmente entretenido, vas en la oscura multitud desprevenido...” ( y pogo sin parar).
Robar no es un crimen político. Es un crimen. De aquel gobierno kirchnerista hay presos por ladrones. El que roba desde el Estado es delincuente con menos perdón, porque lo agrava la confianza y el mandato.
En el reinado de José Alfredo Martínez de Hoz y el Partido Militar se impuso que tal y cual persona y tal y cual actitud eran meramente políticas o lamentablemente políticas, se pasó de sustantivo a adjetivo y se recategorizó la función. El político era considerado un inservible nombrado por parientes.