Las heladeras no están llenas y la producción fabril, la construcción ni el consumo “se encienden”. Está enfrentado con buena parte de los jueces, el campo y la Iglesia. Los jubilados medios fueron relegados. Los gremios aguardan en receloso silencio -con salarios aumentados sin paritarias- el prometido consejo económico y social. El país no tiene moneda ni presupuesto y, en la semana en la que debería hacer la primera oferta a los acreedores de deuda argentina bajo legislación extranjera, los mercados internacionales se desplomaron por la guerra del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia.
Alberto Fernández puede anunciar la ley del aborto y un presupuesto inclusivo para las mujeres, mientras las pantallas muestran la celebración del día. Pero el presidente comenzó a digerir en las últimas horas un cimbronazo inesperado para su “misión imposible”. Ni el precio de la soja lo ayuda. Con los commodities amenazados, el presidente (el país, todos los argentinos) afronta menos tarde que temprano, un riesgo que ni su más anabolizado discurso antimacrista pudo concebir.
La institucionalidad debería apuntalar por estas horas la gestión. ¿Qué clima político podría encausar una reforma judicial, no sólo de las jubilaciones del sector? El kirchnerismo impulsa en el Senado la intervención al Poder Judicial en Jujuy (el presdiente dice que no lo respalda) en procura de una “amnistía” para Milagro Sala. El traje blanco de Julio De Vido al notificarse de su liberación no es un símbolo de redención ante los muertos de Once; su consuelo -su esperanza- es la lentitud del sistema que consagra la impunidad (como en el caso de Carlos Menem por el contrabando de armas).
Tenés que leerEl Riesgo País alcanzó su punto más alto de los últimos 15 añosEl exceso del “plazo razonable” es la última de las alternativas para los nombres más encumbrados, comprometidos en los casos de corrupción. La vicepresidenta se ha adjudiado ante un tribunal la redención en el juicio de la historia, pero también la quiere en los tribunales. Y la táctica kirchnerista tiene un proverbial piñón fijo, a cualquier costo.
¿Importan estas cosas en la Argentina, en un mundo que tiembla por el cambio de paradigma energético? Los analistas políticos, profesionales o partidarios, dicen que la institucionalidad amenazada y la corrupción son temas de segundo orden, detrás de la necesidad alimentaria que llevó a Fernández al éxito electoral. En la medida en que las heladoras no se llenen, las jubilaciones se disuelvan, los salarios se retrasen y el asistencialismo se desfinancie, los fuegos tribunalicios volverán a arder. No pocos magistrados han advertido que no se retirarán.
El riesgo país argentino, ese indicador tan ajeno a la conciencia cotidiana y tan determinante a los bolsillos nacionales, superó los 2.800 puntos. El registro de la JP Morgan saltó más de 16%, aunque ese dato de “sobretasa de riesgo” que la Argentina debería pagar si toma deuda, es inocuo. No hay quien preste plata al país en el exterior, menos ahora. Sin embargo el dato es un termómetro que indica fiebre alta en tiempos de pandemias, y los organismos en riesgo son los que menos defensa tienen.
El peor síntoma viene de la caída de la cotización de los bonos que el gobierno nacional intenta reestructurar. Es que quedaron a tiro de la línea de interés de compra por parte de fondos buitre. Son -sabe la Argentina- acreedores que no negocian quita y harían estéril cualquier esfuerzo o habilidad de Martín Guzmán, por mucho Joseph Stiglitz que lo apadrine.
Si la crisis es vista como oportunidad, podría especularse con la posibilidad de que la oferta argentina a los bonistas, por mala que sea, será mejor que no cobrar nada. Y eso alentaría a los acreedores a aceptar en medio de la debacle financiera global.
¿Una promesa es mejor que el default? El problema es que Alberto no tendrá dólares de una soja debilitada, y menos aún de Vaca Muerta. La guerra del petróleo deja sin chances al crudo no convencional incluso en Estados Unidos si los árabes (con los costos de producción más bajo del mundo y pozos convencionales) no revisan su decisión. Si es así, no habrá inversores para la cuenca neuquina, ni dólares en el horizonte para convencer a los bonistas. Y todo quedará por resolverse puertas adentro, “con lo nuestro”.
Cayó el Merval ayer en la Bolsa porteña.
Las bolsas europeas tuvieron caídas superiores al 11 %.
Los futuros de soja y maíz cayeron en el mercado de Chicago en concordancia con las bajas ocurridas en los mercados mundiales, presionados por la epidemia del coronavirus y la baja del precio del petróleo crudo. Los contratos de marzo y mayo de la soja cayeron 2,23% (U$ S 7,26) hasta los U$ S 317,28 y 2,38% (U$ S 7,81) hasta los U$ S 319,67 la tonelada, respectivamente. El aceite acompañó la caída con un descenso del 4,10% (U$ S 25,79) hasta los U$ S 602,07 la tonelada, mientras que la harina decreció 1,55% (U$ S 5,18) para concluir la jornada a U$ S 326,94 la tonelada. El maíz se retrajo 0,79% (U$ S 1,18) y cerró a U$ S 147,34 la tonelada. El trigo avanzó 0,19% (U$ S 0,37) y se ubicó en U$ S 191,89 la tonelada, logrando revertir la tendencia de comienzos de la jornada .
El economista Víctor Beker advirtió que la baja de la cotización del petróleo “torna inviable” el proyecto petrolero de Vaca Muerta, y estimó que la crisis financiera “dificultará” la reestructuración de la deuda externa. El director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (Universidad de Belgrano), señaló que para que arriben inversiones se necesita que el precio del barril del petróleo esté por arriba de los 50 dólares”. “Veremos cuánto dura esta crisis por el nivel de producción que tiró abajo los precios”, añadió. En declaraciones a la agencia NA, opinó que “cualquier tipo de elemento que perturbe los mercados internacionales repercute en el país y dificultará el proceso de reestructuración de la deuda”.
La pregunta es repetida, la respuesta también. El economista Fausto Sopotorno explicó que “en el mundo va a bajar” el precio de los surtidores. También detalló que “en principio debería bajar también acá” pero “el mercado es tan regulado que nunca sabés donde queda el precio”. De hecho hay aumentos que quedaron sin registrar -por precio del barril o impuestos postergados- que ahora podrían aplicarse “compensados” por el menor costo del crudo pero sin modificar lo que marca el surtidor.
Spotorno dijo “comprender” la decisión‘n del Banco Central de evitar la devaluación en el marco de la luche contra la inflación.Pero también advirtió que “si el resto de monedas se sigue devaluando, se atrasa el tipo de cambio en la Argentina, se caen exportaciones y faltan más dólares. Hay tiempo para corregir, pero el riesgo es que el atraso cambiario después ‘se cobre’ todo junto”, señaló el especialista.