Diego Pozo es uno de los tantos buenos arqueros que tuvo Colón, con el aliciente que llegó a ser el tercer arquero argentino en el Mundial de Sudáfrica, un privilegio que pocos consiguieron pero que terminó siendo un premio para aquellas buenas temporadas que tuvo el ex arquero sabalero. Hoy, a los 42 años, está dirigiendo a Gimnasia y Esgrima de Mendoza y apenas a cinco años de haber dejado el fútbol. Vive a 25 kilómetros de Mendoza, en la zona cordillerana, está en cuarentena y confiesa que “todo lo que tenía que hacer en la casa, lo hice en una semana y ahora no me queda mucho por hacer”, cuenta el mendocino en una entrevista en radio Sol.
“Hoy en día está la salud por delante de una pelota”, dijo Pozo en el comienzo de la charla. Y luego, recuerda aquellos largos años defendiendo el arco sabalero y una salida que le dejó un gusto amargo.
“Yo divido la situación en dos, por un lado está lo deportivo y fueron los mejores años de mi vida; por el otro lado, está el presidente de ese entonces (por Lerche) y el que vino después (por Vega), que hicieron las cosas mal. Eso pasa cuando alguien se cree más importante que el mismo club. Por más que Lalo Vega descendió y ascendió, se portó mal conmigo. Yo perdí todos mis ahorros en el club”, cuenta Pozo, quien agrega que “me quedé con 63 cheques y nunca me lo reconocieron”.
“Hubo muchos que tuvieron la culpa en Colón, no sólo Lerche. Hubo muchos que luego le dieron la espalda a esa dirigencia, pero ellos también fueron culpables. Yo nunca cobré lo que me debían y tampoco inhibí al club”, señaló Pozo.
Respecto del por qué no ingresó en el salvataje deportivo, dijo que “un día fui a Santa Fe, hablé con Estela Reschia y ella me dijo que a esa deuda no la iba a poder cobrar. Entonces, agarré los cheques y me fui a Mendoza. La gente que me conoce de Santa Fe, lo sabe. No lo inhibí, no le hice juicio y confié en que el ex presidente me iba a pagar, pero no lo hizo”.
Dijo que “resigné ingresos desde el 2010 hasta que me fui del club” y también opinó de las declaraciones de Garcé sobre el tan mentado caso de la Virgen: “El Chino habló como es, un tipo franco, directo. Cada uno de nosotros tenía su opinión, él sabía la postura mía y la de algunos otros jugadores. Después, en un plantel se vota y se hace lo que vota la mayoría. Yo hablé con él y le dije que no coincidía con lo que se iba a hacer”, señaló Pozo.
Por último, dijo que “había un buen vestuario, de buena gente, con buena leche. Nosotros sentíamos que estábamos para pelear el título. Cuando volví de Sudáfrica, me junté con Lerche porque estaba todo arreglado para que me fuera a Veracruz de México, le pregunté si íbamos a pelear el campeonato y él me dijo que sí. Estábamos cerca, habían salido campeones Banfield y Argentinos. Me quedé porque me prometió que iba a armar un plantel competitivo pero después hizo mal las cosas”, concluyó.