Las dos primeras sesiones del período Ordinario de la Legislatura dejaron en evidencia la fragilidad que tiene el Poder Ejecutivo en la Cámara de Diputados donde el Frente Progresista aprovecha para marcar una agenda diferente plasmada en proyectos legislativos que avanzan e incluso cuestionando políticas que empieza a llevar adelante la gestión de Omar Perotti.
No es la primera vez que el sistema electoral de Boleta Única dejó al color político del Ejecutivo en minoría en la Cámara Baja. Le pasó a la gestión de Antonio Bonfatti, quien contó con un bloque propio (15) mayor en números al actual del Frente de Todos. El oficialismo actual ocupa siete de las cincuenta bancas de la Cámara Baja contra las 28 del Frente Progresista. Los restantes lugares están distribuidos entre cinco bloques, ninguno de los cuales se ha sumado abiertamente al Ejecutivo.
Siguiendo con las comparaciones, Bonfatti tuvo enfrente a una mayoría en números del justicialismo que mostraba fracturas internas que le permitieron entablar negociaciones e ir difiriendo en el tiempo planteos; especialmente en el tema seguridad, talón de Aquiles de la gestión. Hoy, la mayoría del Frente Progresista aparece sólida y abroquelada detrás de Miguel Lifschitz, quien no les oculta el deseo de volver a la gobernación.
El Frente quedó golpeado tras la derrota electoral del año pasado y en los primeros meses del actual período de gobierno apuntó a reivindicar su gestión. En la primera sesión votó -por unanimidad- la ley para crear el Consejo Económico y Social, proyecto basado en un mensaje del propio Lifschitz y enviado en los últimos meses de su gestión. El último jueves hizo lo propio -también por unanimidad- con una futura ley de góndolas y marcó diferencias con la política de pesca o de conservación, disponiendo una veda por medio año. La próxima, será el turno de la creación del fideicomiso constituido a partir del canon que paga el agente financiero de la provincia. Después le darán fuerza legal al programa Nueva Oportunidad, y la agenda sigue. A los proyectos de ley se le suman pedidos de informes y declaraciones sobre políticas públicas de la actual gestión.
No fue casual que el jueves último, la bancada oficialista del Frente de Todos se mostrara unida y con proyectos propios en materia impositiva para darle recursos al Ejecutivo, ante una serie de proyectos del Frente Progresista para diferir vencimientos tributarios y de servicios, así como generar fondos especiales para sectores afectados por la pandemia. “Todos estos proyectos buscan desfinanciar al Ejecutivo que tiene una caída de recaudación propia y nacional”, denunció el jefe de la bancada, Leandro Busatto. El propio Busatto con Ricardo Olivera habían logrado postergar una semana el tratamiento del proyecto de creación del fideicomiso, con el compromiso de que el Poder Ejecutivo a través de los ministros Walter Agosto y Daniel Costamagna brinden su óptica sobre esa herramienta, aunque tengan una opinión diferente a la frentista.
Por ahora, la Casa Gris tiene como barrera la mayoría justicialista en el Senado; barrera que deberá saltar el Frente Progresista para hacer leyes sus proyectos. Será parte del mecanismo parlamentario de los próximos tres años y medio.
Esta endeblez numérica de la gestión de Perotti en Legislatura lo obligará a una negociación a la hora de la cobertura de todos los cargos que necesitan acuerdo legislativo, esto es ministros de la Corte Suprema de Justicia (en caso de vacantes), jueces, fiscales y defensores del sistema penal; defensoría del Pueblo; Enress, Ente Zona Franca y Tribunal de Cuentas. Precisamente este año terminan su mandato tres de los cinco vocales del Tribunal de Cuentas y no habrá que descartar en las próximas semanas una fuerte señal de la Legislatura al Poder Ejecutivo.