Un informe elaborado para una empresa productora de biodiesel expone -con fuentes oficiales- cuánto de los biocombustibles tiene cada marca de diesel y naftas en la Argentina.
La Liga de las Provincias Bioenergéticas -que ahora tiene más presencia estatal oficialista y menos de las cámaras privadas- no pone objeciones. Las compras al exterior no se detienen pese a la caída del 13% en gasoil y del 22% en naftas durante enero, febrero, marzo y abril.
Un informe elaborado para una empresa productora de biodiesel expone -con fuentes oficiales- cuánto de los biocombustibles tiene cada marca de diesel y naftas en la Argentina.
El dato más curioso es que sigue la importación de combustibles, pese a la recesión económica que arrastra el país desde hace dos años, y que la cuarentena ha profundizado.
El informe elaborado por la consultora Ramos y Asociados pasa de mano en mano en el sector de los biocombustibles, que parecen haber quedado con cierta orfandad política desde la Liga de Provincias Bioenergéticas ha cambiado marcadamente su perfil.
El estudio cita cifras de la Secretaría de Energía de la Nación y sostiene que el consumo de gasoil cayó en el primer cuatrimestre de 2020 un 13% respecto de igual período de 2019, mientras que el de las naftas lo hizo en un 22%.
Bajo el título “Importaciones de gas oil y naftas” el informe advierte que “se importaron 481.748 m3 de gas oil y 153.950 m3 de naftas durante el cuatrimestre por 310 millones de dólares que pudieron haber sido sustituidos por biodiesel y bioetanol, cuyas industrias poseen alta capacidad ociosa”.
El estudio apunta especialmente a controlar la calidad de los combustibles que se venden al público, respecto de la presencia de las energías renovables que por ley- deben mezclarse con los combustibles derivados del petróleo.
Para el diesel la proporción del biodiesel debe ser del 10%. Y del 12% lo que de bioetanol deben tener las naftas.
El biodiesel es un producto básicamente santafesino. La provincia produce el 80% del total nacional y hoy es como mínimo 12% más económico que el diesel. En el caso del bioetanol (que en los ‘70 era llamado alconafta) su producción no está asociada al aceite de soja, sino a los subproductos de la industria de la caña de azúcar y del maíz.
Desde que cambió el panorama político en el país, la llamada Liga de las Bioenergéticas (compuesta por provincias productoras de energías verdes) su discurso también lo hizo. Ya no hay como durante el gobierno nacional anterior- quejas públicas para que se cumpla con el corte obligatorio y en ese cambio ha influido la composición de los gobiernos provinciales más cercanos a la Casa Rosada. Obviamente, Santa Fe tiene desde diciembre de 2019 otra posición, en una muy puntillosa “sintonía” de la Casa Gris con la Rosada.
El informe revela que, durante los primeros cuatro meses del año, solo se usó entre un 7,2% y un 7,4% de biodiesel en el diésel. Y esa diferencia de más de dos puntos y medio (que no cubrió el 10% previsto) representa unas 90.000 toneladas menos para el sector, si se suma el cuatrimestre. “Influyó el salto del precio del aceite de soja en enero 2020 que obligó a muchos productores a no entregar biodiesel”, reconoce el estudio.
“Axion promedió apenas 4% de mezcla y cerró abril en 4,4%. El resto promedió 10% en abril”, agrega.
En tanto, la mezcla de nafta con bioetanol fue de entre 10,6 y 11,2%. “Shell promedió el 10%. El resto en líneas generales estuvo en el orden del 12%”, dice el informe.
Más adelante, subraya que “para destacar la viabilidad del bioetanol, la empresa Refipampa procesó en promedio una mezcla del 19% durante todo el cuatrimestre”.