El teatro santafesino tiene una historia muy rica y la actriz Graciela Martínez transitó una parte importante de ella. Arrancó en las tablas a fines de la década del ‘50 y se mantuvo allí a lo largo de las décadas, contra viento y marea. Los textos de Tennessee Williams, Arthur Miller, Federico García Lorca y muchísimos otros autores pasaron por su voz y su cuerpo, se perfeccionó con grandes nombres de la escena nacional y ella misma transmitió sus saberes a intérpretes que luego siguieron su propio camino. Aunque ha pasado los 80 años, continúa activa: “Arritmia”, obra en la cual comparte protagonismo con Leontina Junges, se estrenó en 2018 y alargó su temporada hasta 2019.
Por estos días, desde su estricto cumplimiento de la cuarentena, Graciela cuenta desde su punto de vista, la pandemia del coronavirus llegó en forma inesperada y trágica. “Nos ha sorprendido y preocupado mucho”, afirmó. El impacto que tuvo en el teatro, un arte comunitario que tiene entre sus baluartes centrales la reunión, fue enorme. “A mí más que asustarme la pandemia, me preocupaba mucho que nos entrara el virus de la desesperanza. Pero veo que todos los teatristas están en la lucha para poder salir y no dejarse abatir. Eso es fundamental, no tenemos que bajar los brazos. La desesperanza, el miedo y el temor paralizan. Por supuesto que tenemos que estar muy alertas, pero siempre seguir con ideas y con ganas”, explicó a El Litoral al ser consultada sobre su visión del teatro en estos tiempos de utilización obligatoria de tapabocas, confinamiento y distancia social.
Ella misma, pese a su edad avanzada, tenía un proyecto en marcha que quedó abortado ante la llegada a estas latitudes del Covid-19. “Es una iniciativa con algo menos de compromiso actoral y exposición que otras veces, pero la idea es no dejar de trabajar. Creo que mis colegas también están en ese camino, en la idea de seguir adelante. Me hace muy feliz que sigan con esa responsabilidad y ese amor”, asegura Graciela.
La actual coyuntura es muy compleja para las artes escénicas en general. Y los meses que vienen van a requerir de mucha templanza y organización, para poder avanzar paso a paso hacia la nueva normalidad. Graciela Martínez atraviesa esta circunstancia con un optimismo que, tal vez, responde a una cuestión generacional: las turbulencias políticas de los ‘60 y ‘70, que encorsetaron fuertemente al teatro, la hallaron en plena actividad. “Hubo una resistencia, una gran resistencia que fue un ejemplo maravilloso”, recordó. En esa línea, hizo un llamado a los artistas para que el Covid-19 no sea un motivo de desaliento. “Que esto no nos paralice, es un paréntesis obligado, pero que vamos a superar. Advierto que la gente de teatro sigue ansiosa por seguir trabajando y mostrando lo que es su pasión. Ese es el cometido”, sintetizó.
Respecto a su visión sobre las características que tendrá la actividad en la etapa posterior al paso de la pandemia, la actriz se mostró confiada en que el público se va a relajar, se va a sentir más liberado y va a volver paulatinamente a las salas. Y “Va a ser realmente emocionante y maravilloso volver a abrazarse, simbólicamente. Un momento de felicidad. Mi visión es bastante esperanzada, creo que todo en algún momento vamos a volver a la normalidad. No todo va a ser negativo, esto se va a superar, pero necesita todo un proceso”. Un camino que debe ser recorrido, para Graciela, con el mejor ánimo posible.
El año pasado, en el marco del Mes de la Mujer, la Municipalidad de Santa Fe organizó la muestra “Tributo al talento” para revalorizar la trayectoria de ocho mujeres vinculadas al quehacer teatral santafesino. Una de ellas fue Graciela Martínez. Las otras: Stella Maris Curi, Elsa Ghio, Noris Humeler, Silvana Montemurri, Cristina Pagnanelli, María Cristina Pepe y Marina Vázquez.