En uno de cada cinco operativos, la Empresa Provincial de la Energía detectó irregularidades pasibles de denuncias ante la Justicia, así como la correspondiente acta de fraude, labrada para recuperar lo hurtado.
En la ciudad de Santa Fe ya se encontraron 1.200 situaciones irregulares en las instalaciones eléctricas. En la provincia hay 5.000 casos detectados.
En uno de cada cinco operativos, la Empresa Provincial de la Energía detectó irregularidades pasibles de denuncias ante la Justicia, así como la correspondiente acta de fraude, labrada para recuperar lo hurtado.
Días atrás un informe de la Epe indicó que realizó 25.000 inspecciones y que de ellas unas 5.000 confirmaron que había irregularidades en esos domicilios. Si se comparan los testeos de los inspectores de la Epe con los casos positivos bien puede pensarse en una pandemia. Sin embargo, como la compañía estatal actuó sobre la base de varias fuentes de información previas (no fue a cualquier domicilio), bien puede pensarse en una situación epidemiológica controlada o, al menos, controlable. En rigor, la enfermedad del hurto de la energía (que como el Covid-19 no se fija en clases sociales) tiene unos virus muy visibles.
Hay más datos que importan en la ciudad de Santa Fe: del total de enganchados en el mapa de la bota, 1.200 corresponden a la capital provincial y, por otra parte, para tomar una dimensión del problema basta decir que con los operativos de solo dos barrios santafesinos la Epe recuperó (o podrá recuperar cuando los usuarios desleales paguen) aproximadamente un millón y medio de pesos.
En el tradicional barrio Roma, ubicado al oeste de la avenida Freyre, y en la nueva urbanización Punta Norte, entre las avenidas Gorriti y Peñaloza, la tarea de revisar que no haya elementos extraños entre las líneas distribuidoras de baja tensión y los hogares y los comercios, ni instrumentos de medición alterados, se recuperaron 180.600 kWh, que equivalen a unos $ 1.400.000. Pero ese en realidad, es un cálculo bastante conservador.
La Epe no cobra a los que han hurtado energía lo que cree que ha ocurrido, sino apenas lo que le permite su Reglamento General para el Suministro y Comercialización del Servicio Eléctrico, que data de diciembre de 1993 (publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Santa Fe Nº 20107 del 24 de Enero de 1994).
Allí se fija que cada vez que se sorprenda a alguien en este tipo de faltas, se mida en ese momento la energía entregada y la efectivamente consumida y se labre un acta. Luego, ese valor es objeto de una estimación anualizada de los kilovatios abastecidos y no facturados.
Sin embargo, es perfectamente posible que la situación irregular sea anterior a un año. Y también, que el consumo tenga picos muy superiores a los detectados en el momento del operativo. Si se piensa en la refrigeración de hogares o en el uso de heladeras y exhibidores no es lo mismo medir en invierno que en verano.
La Epe cuenta con dos fuentes de información sistémicas para dar con quienes alteran medidores o tienen conexiones irregulares a la red. Puede comparar la energía entregada y la efectivamente facturada a un nivel de detalle que integra información comercial y de infraestructura de sus redes.
Desde hace no menos de una década existe una plataforma georeferencial que le permite a la Epe conocer cuántos kilovatios le faltan en media y baja tensión, en sus nodos de distribución: las estaciones transformadoras, los centros de distribución, los transformadores y distribuidores.
La diferencia entre las redes eléctricas y, por ejemplo, la cañería de distribución del agua potable, es que en el primer caso se sabe con alta precisión –en tiempo real- dónde están las pérdidas.
No pagar por la energía que se consume requiere de gente que sepa manipular instalaciones eléctricas. Hace años, la información sobre quienes hacían ese "trabajito" se transmitía en forma de rumor. Hoy esa hojarasca está en las redes sociales. Tanto que el conjunto de las empresas distribuidoras, como la Epe, le han iniciado un reclamo formal a Facebook.
La Asociación de Empresas Distribuidoras de Energía de la República Argentina presentó una denuncia contra esa red social.
Adeera se basó, entre otros elementos, en datos proporcionados por la Empresa Provincial de la Energía que sabe de al menos de 26 publicaciones de cuentas de usuarios vinculados a identificaciones en la provincia de Santa Fe, que ofrecían modificar el consumo de electricidad.