El caso de Franco Rolón, el policía de 27 años que en sus días de descanso trabajaba de remisero, empujó a la superficie múltiples problemáticas. Fue a partir de que en un presunto intento de asalto, se defendiera con su arma reglamentaria y disparara contra sus pasajeros, - otros dos jóvenes de 18 y 24 años - causándoles la muerte.
Familiares, compañeros y amigos se manifestaron y reclamaron por la liberación de Franco, que había quedado detenido después de los hechos. Finalmente, bajo fianza y una serie de medidas restrictivas, se resolvió que afrontara su proceso judicial en libertad.
Los episodios marcaron un "antes y un después" en su historia; dejaron en evidencia falencias del sistema y debates no cerrados. Así como diferentes actores -policías, taxistas y vecinos -confluyeron en una misma plaza, un mismo hecho interpeló al sistema y al poder político sobre la precarización del trabajo policial y sobre la inseguridad que agobia. También, sobre el manejo del arma reglamentaria en manos de los efectivos. Interpeló, asimismo, a la sociedad que presionó - con el hartazgo propio y la arenga de ajenos - generando un murmullo que ensordecía en la sala de audiencias, cuando el juez debía resolver liberar o dejar detenido a Rolón.
Como ministro de Seguridad, Marcelo Saín, disintió con esa lógica, "incomode a quien incomode". En diálogo con El Litoral, lamentó "profundamente" los sucedido con Franco y toda la circunstancia que lo rodeó. Pero dejó en claro que "desde el Estado, no se puede convalidar el asesinato, aunque hay un clima cultural y social favorable a eso". "Franco ha sido víctima de un sistema; de una situación de deterioro institucional fenomenal y de una profunda precarización laboral", planteó.
Tenés que leerPolicía remisero mató a dos jóvenes en un supuesto intento de asaltoRespecto de la situación salarial, Saín reiteró que los ingresos de la policía son "magros" y adelantó que plantearán una reformulación de toda la escala, en simultáneo con la nueva ley para la institución.
"El salario del policía -explicó- está determinado esencialmente por la jerarquía del agente, y todo lo que sea suplemento salarial tiene que ver con dos grandes rubros que hoy no existen: responsabilidad de conducción en distintos niveles y responsabilidades operacionales. Son ítems que contemplarán el desempeño por un lado, y la responsabilidad del cargo, por el otro".
A su criterio, "tiene que haber un plus acorde a la responsabilidad de cada uno. Para eso vamos hacia un proceso de clasificación de las unidades que vamos a crear, y de las existentes. Y en pos de ese objetivo, necesitamos quitarle a la policía todo tipo de tarea administrativa e intentar llevar paulatinamente esas labores a la escala ministerial, de manera tal que los servicios policiales queden como servicios estrictamente operacionales. Ésta es la base del modelo que estamos planteando".
El ministro sostuvo que "dentro de ese nuevo régimen salarial, las escalas van a ser diferentes. Queremos revertir lo que sucede hoy, donde un policía que pasó más de una década en una oficina, a veces gana más que un policía que está en la calle, que suelen ser los más jóvenes; los que tiene menos jerarquía y por ende, los que tienen menos poder. En la medida en la que van creciendo en la institución, muchos se van acovachando en roles administrativos. Tenemos una policía altamente administrativizada", describió.
A partir del caso Rolón, Saín consideró que es necesario rediscutir, también, la tenencia del arma reglamentaria fuera de las horas de servicio. Hoy, esa tenencia es voluntaria. "Si no hubiera habido uso del arma fuera de las horas de servicio, esto no hubiera ocurrido. En el fondo, ésa es un arma estatal y la condición administrativa de usarla es también una facultad impartida por el estado. En términos personales, creo que no es eso lo más conveniente. Cuando creamos la Policía Aeroportuaria, establecimos que los efectivos que no necesitaban armas por la tarea que desarrollaban, ni siquiera debían portarla estando de servicio. Y es resto, dejaba el arma cuando terminaba su jornada laboral y la retiraba cuando se reintegraba. Es un tema que debe ser discutido y analizado. La idea del policía las 24 horas es una desgracia", admitió.
"Con la policía, la política no se puede encamar"
Saín ratificó la existencia de "pactos de gobernabilidad" entre sectores de la política y el mundo criminal en la provincia. La expresión la había empleado también Omar Perotti en su primer discurso como gobernador, y ello enfureció a la oposición. Saín no retrocedió.
"Cuando el gobernador habló de pactos de gobernabilidad, habló de lo que es 'vista gorda', de lo que es tolerar a determinados sectores policiales que terminaron siendo conniventes, protectores o asociados al narcotráfico. Jefes policiales que duraron en sus cargos mucho tiempo en esas vinculaciones… No tengo más que señalar algunos títulos sobre el staff de policías que tenían relaciones con grupos criminales, y se van a dar cuenta de que no eran funcionarios menores. Pensar que el despliegue que ha tenido el narcotráfico o los negocios con alta rentabilidad económica en la provincia fue independientemente de la connivencia estatal, es una torpeza desde el punto de vista político e institucional", aseveró.
El ministro dijo que la pretensión, ahora, es "barajar y dar de nuevo. Con la policía, la política no se puede encamar. A la policía se la conduce y no se le otorga el poder de decisión en materia de seguridad pública. En la mesa de concertación tiene que estar oficialismo y oposición, pero el mundo de la política, no el comisariato porque quedó demostrado en la Argentina que los comisarios al frente de la seguridad han estrolado la calesita", concluyó.