Por Emiliano Nunia
El ex DT tatengue habló de su relación con Nereo Fernández, de cómo se fue de Unión, de que le gustaría tomar un café con Deschamps, de Bragarnik y sentenció: "Dejé la vara muy alta en Unión, será difícil volver ahí y superarla...".
Por Emiliano Nunia
Fue una charla distendida. Leo Madelón se refirió a su salida del "Tatengue". Contó cómo terminó la relación con Nereo Fernández y su actual relación con Christian Bragarnik. "Todo lo mío está hecho con recibo de sueldo", contó. En otro tramo de la entrevista confesó cuáles fueron las demostraciones más grandes de afecto que recibió por parte del hincha de Unión (una de ellas en el Vaticano) y por qué le gustaría tomar un café con Didier Deschamps. Además, la charla pendiente con su padre y la enseñanza de su madre. A corazón abierto...
-¿Cómo la llevaste este tiempo: te fuiste de tu gran amor y te agarró la pandemia?
- Se extraña Unión y más cuando te ha ido bien, como me fue a mí. Se extraña el fútbol y más cuando no se ve nuestro fútbol, salvo las copas, pero la llevo bien. Yo estoy en Buenos Aires, pero hay que saber estar encerrado, no era fácil con la familia, buscar los espacios para cada uno. Lo que sí, hay que vivir con mucha inteligencia, porque el encierro muchas veces genera mucho fastidio y enojo y hay que saber ceder. El fútbol internacional o los partidos extranjeros en algún momento nos han salvado.
-¿Qué ganaste en este tiempo lejos de Unión?
- Las dos partes ganamos... Fueron muchas cosas y lindas y muchos sufrimientos. No fue fácil armar equipos y que se desarmen y volver a armar y que se desarmen. Me fui de un lugar en el que siempre estuve bien. También sale ganancioso Unión, porque yo ya estaba un poco cansado, cuando te hablan de reinventarse y te preguntan: ¿Cómo armaste el equipo de nuevo?... Llega un momento que ya no va más y te cansas. Creo que no es fácil dejar un buen trabajo, donde estabas muy bien, pero yo tomo las decisiones y cuando veo que voy a lastimar a alguien y no le voy a dar el 100 % mío prefiero salir. No hay ningún misterio, yo con la dirigencia nunca tuve problemas y cuando tuvimos que decirnos las cosas las dijimos de frente. Ojalá ande bien Unión. Agarró el "Vasco", que es buena gente, lo van a tener que aguantar todo el año, porque se desarmó el equipo, hay muchos pibes, son buena gente. Mis afectos con Unión están intactos y cada vez que me nombran a Unión, siento que me nombran a mi casa.
-¿Qué extrañas de Santa Fe como lugar de vida?
- Extraño la tranquilidad y la paz con la cual uno anda por calle. Extraño ese saludo cordial de los hinchas de Colón y de Unión, por la calle, cuando vas a un bar o restorán. El hincha de Colón me respeta muchísimo, yo lo respeté siempre. Nunca puse una declaración de más, inclusive cuando nos fue bien en el '89. Yo siempre aclaro que ahí hubo un plantel muy inteligente. Nunca nos excedimos en cargar al rival. En la parte final, cuando nos fue bien a nosotros y el otro club no estaba tan bien, nunca lo critiqué y siempre respetando, porque creo que es la mejor manera de crecer en la vida y no con la desgracia ajena, sino con el mérito propio. No es lindo fijarse en la casa del vecino y ver que se está cayendo y fijarte en la tuya y decir que está mejor. Esa es la idea en la vida y no solamente en el fútbol.
-¿Cómo hicieron para reinventarse en los últimos años?
- Fue mucho, porque en la última parte, creo que vinimos en el 2017 y logramos dos objetivos de las copas. El club se acomodó desde lo económico, nunca dejó de tener una gran cantidad de socios, estuvo posicionado. Se iban los jugadores, pero habíamos logrado una mística. Una mística es como una religión, el que venía a Unión o los pibes que venían ya se daban cuenta y te decían ´loco, qué bárbaro que está esto". Hubo casos de jugadores que vinieron y no pudieron jugar porque no entendieron la dinámica y el compromiso que tenía el grupo y eso pasa generalmente en los grandes equipos.
-Trazando una metáfora o analogía: ¿Ganar un clásico en Santa Fe, es...?
- Es el partido que, si lo ganás, te deja vivir tranquilo en el año. Es el partido del hincha, porque el hincha es capaz de perdonarte cualquier cosa, menos eso. Inclusive, si te tocó perderlo, pero dejando todo y te desangraste adentro y el rival te superó por un gol y no pudiste y lo intentaste... Pero no te perdona si fuiste un equipo híbrido. Vas a andar por la calle y nadie te va a agredir y no te pueden llegar a decir 'horrible, ¡perdiste!'... El clásico marca a una dirigencia y el destino de un club. Nosotros salimos airosos, por suerte.
-En tus momentos de soledad y un poco de nostalgia, ¿qué partido de Unión necesitas volver a ver para emocionarte?
- Me emociona mucho el partido con Boca, el 4-3 en el 2015 cuando pasó lo de Diego Barisone. Ese día fue muy conmovedor. Después los clásicos ganados. El partido con Independiente que nos permitió clasificar a la Copa Sudamericana, por primera vez en 112 años, me emocionó mucho. Es hermoso y tuvimos la suerte que nos tocó estar a nosotros ahí. Hay muchos partidos que emocionan, como el día que le ganamos muy bien a Vélez porque ese día nace el "Modo Unión"... Y después le ganamos a Independiente del Valle... A mi me emocionaba, porque el hincha iba a la cancha a ver ganar al equipo. Lo iba a ver jugar y ganar. Viste que a veces vas a la cancha y no sabés como está tu equipo, nosotros habíamos logrado que el hincha vaya a la cancha en esos años sabiendo que lo iba a ver ganar.
-¿Cuál fue la demostración más grande de afecto que tuvo el hincha de Unión de Santa Fe con vos?
-Tengo dos hermosas historias con el hincha de Unión. Me acuerdo que estaba haciendo cola con mi señora para entrar al Vaticano en Roma y había una cola de dos horas y teníamos que sacar la entrada para el paseo. Estaba ahí, mezclado con todo el turismo mundial y escucho que salta uno a los gritos '¡Carol!, ¡Carol!, ¡Soy tatengue y no lo puedo creer!, ¡Vení para acá!, ¿Dónde vas, al Vaticano?', Me agarró y me llevó con mi señora, yo pensé que me iban a secuestrar o matar, me llevó por un par de cuevas y a los 10 minutos, prácticamente, estaba en el Vaticano y hablando con el Papa. Ese hincha era Esteban que después lo conocí en la cancha cuando vino al partido con Independiente que clasificamos a la Sudamericana. Después, un día, en la Copa América 2011, en pleno Boulevard Gálvez, de la nada, aparece uno que nos cruza el auto y se bajó un muchacho que me dice: '¡No lo puedo creer, lo acabo de encontrar a Dios!' Y yo pensé: ¿que tomó este muchacho? Yo estaba con un grupo de amigos y que te pasen esas cosas son hermosas. Me decía Dios y no paraba de abrazarme, me recalcaba la fecha del '89. No te imaginas la gente que me escribió para mandar saludos o videos y te contestan que se emocionan. Es todo muy lindo. Yo en realidad no trabajo para que me quieran. Eso nace de uno. Muchas veces la gente me destaca el bajo perfil o te sorprenden alguna de mis acciones. Nosotros no somos seres extraterrestres. En estos tiempos ayudé a mucha gente en silencio y me hace tan bien ayudar.
-¿Con quién le gustaría tomar un café?
- Lo fui pensando varias veces. Yo con Bianchi, Bilardo y Menotti ya hablé, me junté y los escuché. El otro día pensaba que me gustaría juntarme con Didier Deschamps, porque fue campeón del mundo como jugador y como entrenador en Francia.Hoy van todos con la moda: Guardiola, Mourinho, Klopp... A mi me gustaría saber de Deschamps y preguntarle porque siempre con un perfil bajo y cuando parece que por Francia nadie da nada, el aparece y termina ganando un mundial. También hizo lo mismo como jugador. Lo propio me pasa con Manuel Pellegrini, que es un crack, pero ya lo conozco a él y lo conocí bien. Es una persona admirable.
-Tu papá falleció hace algunos años. ¿Qué charla te gustaría tener con él?
-Mi papá era un francés muy culto, muy preparado, un fenómeno. Un chacarero muy historiador. Falleció en el año '97 cuando justo yo empezaba a dirigir. Solo le preguntaría: ¿Te gustó?... Porque cuando él se nos va, había tenido un infarto cerebral y cuando fui a visitarlo para comenzar a despedirme, recuerdo que lo toqué y le dije: "Papá voy hacer un gran entrenador, quedáte tranquilo"... Seguramente no me escuchó o a lo mejor si, uno nunca sabe eso, pero si lo volviera a ver le preguntaría: ¿Te gustó lo que te dije?, je... Porque van 23 años y seguramente algo vio de mi carrera como entrenador. Entre las cosas lindas y feas seguramente habrá sufrido mucho desde arriba. Mi vieja era maestra de matemática y fue mi maestra en la primaria en Cafferata (Santa Fe) y sabés cómo me daba con el puntero, cuando había un lío el primero que cobraba era yo jeje, porque era el hijo de la maestra.
-¿Qué te enseñó tu vieja de grande? ¿Cuándo vimos la mejor versión de Madelón entrenador?
- Mas que de grande, lo que hizo por mí de chico. Yo hablo seguido con ella y tengo lindas charlas con ella. Nosotros en el interior, vivimos con que el desarraigo es muy pronto. Nos vamos a Rosario, Santa Fe o Córdoba desde muy jóvenes y entonces te acostumbrás a hablar con tus viejos por cartas o teléfono, como es el caso de ahora. Yo le voy a agradecer toda mi vida a mi vieja que siempre priorizó que yo estudie. Recuerdo que le dijo a mi viejo, cuando me trajo a San Lorenzo a probar: de la única manera que juegue al fútbol, es que pueda estudiar. Cuánta verdad tuvo mi vieja en hacerme estudiar y terminar 5to año. Hoy cuando se lo recuerdo y la puedo ver, se lo agradezco y ella se larga a llorar adelante de todos. Ese es el precio máximo que debe tener. Es una caricia de esas le hace muy bien.
-¿Cómo fue la relación con Nereo Fernández en la última parte en Unión? ¿Les faltó decirse algo? ¿Quedó una charla pendiente?
- Con Nereo terminó todo bien... Calculá que él vino conmigo en el 2014 y yo lo cargaba, lo trajimos, le pasamos un "plumero" y estuvo 5 años en Unión y se ganó la idolatría del hincha. A la gente de Unión le nombrás arqueros y te dicen Pumpido, Passet y Nereo. ¿Qué es lo que pudo haber pasado?, que yo no le dije a él que iba a seguir. ¿Por qué actué así?, en los clubes cobró importancia la figura de los secretarios técnicos. Entonces, cuando voy a un club y quiero hablar con un jugador, me dicen quédate tranquilo que de eso se encarga el secretario técnico. Yo con Nereo tengo la mejor, siempre. Después puede que no le haya gustado cómo se cerró el ciclo o le hubiera gustado estar un año mas. Yo entendí que había que traer a otra gente y ya está, pero muy bien, nunca tuve problemas con él.
-¿Qué me decís del "Bambino" Veira?, ¿lo tuviste?
-Tres veces... Es un loco lindo, ocurrente, extravagante, excéntrico. Cada frase de él, te hace poner de pie y hace dar vuelta a la gente. Se le ocurren cosas ingeniosas enseguida. El "Bambi" era un gran entrenador, muy bueno era, tenía muy buenas lecturas. Muy pocas veces vi una persona que se adelantaba a las cosas, después pasaba eso y ganábamos. El no era de videos, era mucha motivación.
-¿Alguna anécdota con él?
-Eramos pibes con Giunta, Perazzo y Fabián García y estábamos en plena pretemporada en Mar del Plata con San Lorenzo. Me acuerdo que terminó un día un partido y estábamos con Perazzo y Giunta y nos preguntábamos qué íbamos a hacer después del partido y si nos dejarán salir. De pronto aparece el "Bambino" y me dice: '¿Nenee... qué van hacer? ¡Vayan al boliche de "Nana" que está buenísimo!'... Nosotros no sabíamos cómo hacer para pedir permiso y el tipo nos decía que vayamos al boliche. Un genio, para mí vio la jugada y se adelantó al pedido nuestro. Fue en el año 84- 85.
-¿Te gustaría terminar tu carrera como entrenador en Unión como lo hiciste como jugador?
-Eso no tiene respuesta. No lo sé. Capaz que mi etapa como entrenador ya termine en algunos años. Hemos logrado muchas cosas, capaz que nunca más volveré a Unión, la vara quedó muy pero muy alta. No es fácil volver ahí, eh.
-¿Nunca soñaste volver y levantar una copa con Unión?
-¡Eso siempre lo pensé y lo pienso! Eso está a la vuelta de la esquina, pero nunca lo sabés o es nunca más.
-Hoy por hoy, ¿estar al lado de Cristian Bragarnik es bueno o malo?
-Lo acosan mucho, lo culpan mucho. Yo soy una persona con luz propia, siempre es bueno tener un representante, pero representan tu imagen y nunca tu forma de ser. Yo no puedo llamar al América de Cali o al Barcelona de Ecuador ofreciéndome. Yo me llevo muy bien con él y esto te lo digo porque escuché muchas cosas de él, que lo acusaban y eso a mi no me incumbe porque no tengo nada que ver. El tiene buena relación conmigo y yo con él y nos ayudó muchísimo en Unión. Yo fui a Unión porque ya me conocen y no porque necesitaba de Bragarnik para que me represente, pero para armar el equipo nos ayudó, inclusive con jugadores que no eran de él. Te digo más: ningún jugador de inferiores era representado por él, yo no quería que los maneje Cristian, porque iban a pensar que Madelón estaba en la joda con él y no es así. Muchachos esto para cerrar la nota y agradecerte mucho: todo lo mío está hecho con recibo de sueldo. ¿Está bien?.